Según coinciden varios
informes técnicos, las grandes potencias mundiales (conformadas por las grandes economías y las grandes corporaciones multinacionales
que controlan gobiernos y recursos estratégicos a escala global)
tienen un déficit cercano a los 40 millones de barriles diarios de
hidrocarburos.
En el transcurso de esta generación para el 2020 éste
déficit sobrepasará los 100 millones de barriles diarios, porque
sencillamente ninguno de esos países tienen reservas petrolíferas en sus
territorios que le alcancen más allá del 2015.
Según expertos y productores
mundiales consultados por el diario The Wall Street Journal,
cada vez más personas clave en la
industria del petróleo están apoyando una idea que durante mucho tiempo fue
marginal: que el consumo del mundo se acerca a un límite práctico para la cantidad de
barriles diarios que se pueden bombear.
Algunos pronostican que los productores del crudo podrían alcanzar ese techo
tan pronto como en 2012.
Este límite aproximado –que dos altos
ejecutivos de la industria citados por el Journal sitúan en torno a
los 100 millones de barriles diarios– está muy por debajo de la demanda
que se proyecta para las próximas décadas.
La producción actual está en unos 85
millones de barriles al día, según el Journal.
Hace unas semanas, el presidente
ejecutivo de la petrolera estadounidense ConocoPhillips se hizo eco de estas
conclusiones en un discurso durante una conferencia en Wall Street. "No creo que
el suministro supere los 100 millones de barriles al día", dijo. "¿De dónde se
supone que saldrá todo ello?", añadió.
Incluso algunos funcionarios de los países
miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo pronostican
límites, pese a que la OPEP siempre ha insistido en que es capaz de abastecer al
mundo.
El presidente de Libya National Oil Corp. también afirmó en la
conferencia de Londres que será difícil para el mundo producir más de 100
millones de barriles diarios.
Por su parte, el ex jefe de exploración y
producción de la petrolera nacional de Arabia Saudita, Sadad Ibrahim Al Husseini,
afirmó que la falta de ingenieros y equipos limitará la capacidad de aumentar la
producción y mantener el ritmo de demanda de la economía global. Además, dijo,
los campos recién descubiertos tienden a ser más pequeños y más difíciles de
desarrollar.
Según
un informe publicado en el periódico
Soberanía,
en el año 2021
Venezuela, Irak, Irán, Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria,
Rusia y ciertos países de la región del Asia Central, serán los
únicos sobrevivientes de la era del petróleo.
Todos los demás países, hoy productores, dentro
y fuera de la OPEP, sencillamente
no tendrán petróleo.
La conclusión no deja dudas: quien
controle el petróleo controlará a su oponente. Quien controle el petróleo
controlará los misiles, aviones, submarinos, portaaviones, tanques y armamento
nuclear táctico que pueda ser empleado en futuras guerras de control militar, y
para la cual la dinámica energética del petróleo es clave para su
desarrollo.
La invención de la doctrina
del "eje del mal" y de la guerra contra el "terrorismo
islámico" con que la Casa Blanca justificó las invasiones
de Irak y Afganistán, se explica en el hecho de que el 90% de las
reservas mundiales de petróleo y gas están en manos de países musulmanes de
la OPEP, de Rusia, y de regiones musulmanas de la antigua Unión Soviética.
Europa, EEUU y China (las tres
economías mundiales claves) están
aquejados por el mismo síndrome: el déficit de hidrocarburos, un elemento
esencial para su supervivencia y sin el cual sus infraestructuras
industriales, económicas y militares se desmoronarían en pocas décadas.
Esto emparenta y junta a los
viejos imperios europeos con el nuevo imperio unipolar
norteamericano en una cruzada permanente: invadir países para apoderarse
de recursos naturales estratégicos y de petróleo, el elemento vital para su existencia futura.
Y explica la "sociedad"
natural existente -más allá de los discursos "opositores" europeos en la ONU-
entre el capitalismo norteamericano y el europeo en las invasiones militares ejecutadas por el Pentágono, pero aprovechadas económicamente, en primer
lugar por los consorcios norteamericanos, y secundariamente por las
corporaciones europeas que participan del botín de guerra con el
petróleo y de todo el negocio de la ocupación.
Según informes del Departamento de Energía de EEUU, la demanda mundial de petróleo
pasó de 15 a 82 millones de barriles al día entre 1955 y 2005, un aumento
del 450%, mientras que la producción mundial crecía hasta ahora en una cantidad capaz de satisfacer esa
demanda.
Las proyecciones indican que la demanda mundial
seguirá creciendo en la misma proporción, o
más rápido, en los próximos años impulsada en gran medida por el creciente
consumo energético de China, India y otros países en pujante desarrollo
capitalista.
Pero, como contrapartida de esta demanda creciente de petróleo, una gran mayoría
de expertos cree que la producción mundial de crudo "convencional" (liquido)
pronto alcanzará un techo, en 2010 o 2015, y luego comenzará una
disminución irreversible de las reservas.
El Departamento de Energía de
EEUU reconoció en mayo
pasado que el mundo está saliendo de la Era del Petróleo y entrando en la Era de la
Insuficiencia.
El nuevo escenario, según el historiador estadounidense Michael T. Klare (The Nation, noviembre 2007), significa el comienzo de una
nueva era de
competición energética y creciente uso de la fuerza militar para proteger
las fuentes extranjeras de petróleo, cuyas reservas están mermando
drásticamente.
Un informe del Consejo de Relaciones
Exteriores titulado Nacional Security Consequences of U.S. Oil Dependency,
apoyado por líderes demócratas y republicanos, alerta contra los
peligros a la "seguridad del flujo" de petróleo extranjero,
concluyendo que "una fuerte presencia militar estadounidense es clave en las áreas que producen y en las
rutas marítimas" que transportan ese crudo hacia EEUU.
El presidente George W. Bush ya expuso claramente esta política orientada al
control de las grandes reservas energéticas cuando, el 13 de septiembre pasado,
afirmó que la
salida de tropas de Irak permitirá que Irán pueda "controlar una parte clave del abastecimiento global de
energía".
Según el experto Michael T. Klare, en este escenario es previsible que los demócratas
no se opondrán a un ataque a
Irán si se lo presenta como una acción para prevenir que Teherán amenace los
abastecimientos de petróleo del Golfo Pérsico controlados por EEUU.
De acuerdo con Klare, esta situación
llevará a que la próxima Administración (sea demócrata o republicana)
aumente el uso de la fuerza
militar para proteger esos flujos y las inversiones en
regiones conflictivas como Asia y el Golfo Pérsico.
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EEUU:
Impresionante movimiento aeronaval frente a Irán |
La clave petrolera del ataque a Irán
Irán es la
potencia que tiene la
llave estratégica para el dominio y control militar de la región del Golfo
Pérsico y del llamado "triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo
Pérsico), por donde pasa más del 40% de la producción petrolera y gasífera
mundial, y resulta un elemento clave para la supervivencia futura de las potencias
capitalistas sionistas con EEUU a la cabeza.
Si hay guerra en Medio Oriente, se
paraliza el estrecho de Ormuz, y si se paraliza el estrecho de Ormuz, se
paraliza el transporte del 40% de la producción mundial del crudo, elevando
su precio a escalas astronómicas (US$150 el barril, según cálculos en
boga).
Y si estallan los precios del crudo,
estallan los mercados capitalistas (y el modelo económico vigente)
a escala global, y si estallan los mercados capitalistas estalla el planeta
con la recesión y los conflictos sociales y gremiales como protagonistas
centrales.
Tres razones claves y fundamentales
explican un potencial ataque a Irán por parte de EEUU:
En
primer lugar, el desenlace militar se hace inevitable porque Irán (la mayor
potencia del mundo islámico) es una pieza clave en el gran tablero de la
"guerra fría" por el control geopolítico-militar y energético mundial entre EEUU
y Rusia, que tiene como escenarios centrales de disputa a Medio Oriente y Asia.
En segundo
lugar, y como ya se dijo más arriba, Irán es la llave estratégica
para el dominio y control militar de la región del Golfo Pérsico y del
"triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), ya que por
dicha región pasa más
del 40% de la producción petrolera y gasífera mundial, siendo esta situación
vital para el desarrollo y supervivencia de las potencias capitalistas
sionistas.
Y en tercer lugar, el surgimiento de
Irán como potencia nuclear-petrolera-islámica, aliada estratégica de
Rusia y de China (potencias desequilibrantes en el orden del dominio imperial
capitalista mundial) pone en peligro la supervivencia del Estado de Israel
y la hegemonía del control económico, geopolítico y militar estratégico del
poder imperial sionista en la decisiva región del Medio Oriente y del Golfo
Pérsico, utilizada por EEUU como llave de proyección militar hacia el Asia.
En este escenario, el ataque militar
a las usinas nucleares iraníes se torna inevitable, no por el "capricho" de Bush
y de Ahamadineyad, o de Olmert, sino como resultante lógico de una ecuación
de intereses estratégicos que tiene al petróleo como objetivo central.
Si bien
(como coinciden todos los expertos)
la operación militar contra Irán (y quizás Siria) está programada para antes de
la finalización del segundo mandato de Bush, una postergación, por la causa que
sea, llevará a que la misma sea ejecutada por el próximo que asuma en la Casa
Blanca.
Resumiendo: el
escenario (por ahora en suspenso) de un ataque de EEUU a Irán, se motoriza a
partir de una resolución estratégica de frentes de conflicto con el
petróleo como detonante principal, que supera a cualquier aventura
personal de sus ejecutores de turno, tanto en la Casa Blanca como en Teherán.
Y en esta dialéctica
interactiva petróleo-economía mundial (como detonante de conflictos armados por
la supervivencia), el oro negro ya se ha convertido en el eje estratégico de
una potencial crisis global del sistema capitalista.
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(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista
en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los
autores más referenciados de la red.
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