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El Imperio sigue su ruta

Obama tira todas sus promesas para atrás: La realidad pulveriza el marketing

 
 

 (IAR Noticias) 15-Mayo-09

La realidad, marcada por las verdaderas necesidades del Imperio USA, pulveriza aceleradamente el marketing discursivo de Obama y muestra con crudeza que su administración -a la hora de ejecutar- es una continuidad en todos los campos de las políticas desarrolladas por la presidencia de Bush. La decisión de continuar la guerra contra el "terrorismo", la escalada militar y las masacres de civiles en Pakistán y Afganistán, la vuelta atrás en la investigación de las torturas de la CIA, la aplicación de las mismas políticas de Bush con Irán, en el Cáucaso y en Medio Oriente, y la restauración de los juicios militares a "terroristas", señalan con claridad el verdadero rumbo de la nueva administración en la Casa Blanca.

Informe especial
IAR Noticias
/

Mientras la derecha "civilizada", la izquierda "democrática" y los sectores sionistas de ideología "socialdemócrata" que controlan la prensa internacional alentaban falsas expectativas sobre el "fenómeno Obama" (poniéndolo como una "alternativa democrática" a Bush), IAR Noticias -en plena campaña presidencial USA- sostenía que se trataba de una continuidad de lo mismo, vestido con ropaje y discurso diferente.

Con análisis fundamentados, señalamos oportunamente -y contra la opinión de la mayoría- que Obama era sólo la construcción de un marketing electoral para demostrar que el Imperio norteamericano, después de la política militarista invasora de Bush, podía reciclarse en un león herbívoro y convertirse democráticamente en un país "igual a todos" (Ver: Obama, del "sueño americano" a los cheques (sin fondo) del Imperio).

La ridícula teoría de un EEUU "democrático y multilateral" sedujo a los ignorantes del poder imperial que compraron el "fenómeno Obama" en la creencia de que EEUU se maneja con el discurso de los presidentes, y no por lo que determina los intereses económicos que controlan la Casa Blanca (Ver ¿Alguien se preguntó porqué EEUU domina el mundo?) .

Obviando la realidad estratégica del dominio hegemónico geopolítico-militar-nuclear de EEUU (cuya dinámica se nutre y retroalimenta con la conquista militar permanente de países y la depredación de recursos estratégicos a escala global)  la prensa mundial y sus analistas edificaron en la figura y en los discursos de Obama una "nueva alternativa mundial" con EEUU renunciando a su status de potencia imperial dominante.

Con el acceso de Barack Obama a la presidencia de EEUU, se desarrolló una campaña mediática destinada a hacer creer a las mayorías mundiales que la primera potencia capitalista imperial, empantanada en Irak y Afganistán, con su sistema financiero pulverizado por la crisis y por una recesión económica de efectos imprevisibles, se puede recrear a sí misma generando nuevas expectativas y cambios "democráticos" de política a nivel mundial.

Como sostiene Henry Kissinger, Barack Obama proclamó desde su discurso "una especie de orden mundial sin una potencia dominante en el que la potencia que puede dominar dirige a través de la automoderación".

Con la sola excepción de James Petras, esta farsa -montada sobre el doble discurso de Obama- fue recreada por los analistas de la izquierda "democrática" y gubernamental (con Chávez a la cabeza) que, sin ningún análisis estructural del poder imperial, presentaron al presidente "negro" como la contracara de las políticas de Bush.

Durante la farsesca Cumbre de las Américas, en abril pasado, Hugo Chávez se abrazó con Obama y manifestó su confianza en que Obama "sea el Presidente de un nuevo EEUU" y destacó que ésta es la esperanza de quienes aspiran se ponga fin a la era del imperio de ese país (Ver: Obama, Chávez, y el "doble discurso" en América Latina).

Las cámaras de la televisión internacional registraban insistentemente los gestos de servidumbre y de sumisión que expresaban los presidentes latinoamericanos (gerentes de enclave de las trasnacionales capitalistas) ante la presencia del jefe imperial sentado y participando como "uno más" del grupo.

El tiempo, como siempre, nos dio la razón: Obama, a más de tres meses de instalado en la Casa Blanca, ya ha demostrado ser  una continuidad de Bush en los temas que revisten mayor importancia  interna y externa para los intereses estratégicos de EEUU.

Desde el punto de vista de la realidad estratégica imperial, el nuevo orden mundial "multilateral" proclamado por Obama  sólo se trata de ilusionismo fabricado para incautos.

La construcción conceptual y discursiva de un EEUU "automoderado" que rompe con la "unilateralidad militarista" de la era Bush, ya choca con la realidad de la gestión de Obama en la Casa Blanca.

"Asombrados", sus apologistas y creyentes de la izquierda, ven ahora como  Obama ordena -sin miramientos- masacres militares en Afganistán y Pakistán, retoma las políticas de masacre israelí en Gaza, reanuda las amenazas y las sanciones contra Irán, reafirma la "guerra contraterrorista" como base fundante de la política exterior de EEUU, reanuda (por medio de las provocaciones de la OTAN) la guerra energética con Rusia en Eurasia, y vuelve para atrás sus promesas de terminar con los juicios militares a "terroristas" en Guantánamo, o de juzgar a los "torturadores" de la CIA, su mayor bandera de seducción para captar a los sectores "progresistas".

Durante sus primeros 90 días de gobierno, y mientras reafirmaba en sus discursos la "renuncia de EEUU a su rol de potencia imperial dominante", Barack Obama  decidió profundizar la ocupación militar enviando más tropas a Afganistán, elevar el presupuesto militar estadounidense a niveles récord, e imponer (a través del G-20 y el FMI) un nuevo plan de endeudamiento para hacer pagar la crisis financiera imperial a los pueblos de Asia, África y América Latina.

Después de un bombardeo norteamericano que asesinó a 147 civiles en Afganistán, Barack Obama se reunió el miércoles de la semana pasada con los presidentes títeres de Pakistán, Asif Ali Zardari, y de Afganistán, Hamid Karzai, para coordinar de forma tripartita lo que definieron como "la lucha contra Al Qaeda y sus aliados extremistas".

De acuerdo con lo que muchos ya llaman la "nueva doctrina Obama" (que en realidad es la vieja doctrina Bush)  Washington impulsa como principal objetivo que Afganistán y Pakistán se unan en la guerra contra Al Qaeda y los talibanes y que lo mejor es ayudarlos a que "cooperen entre ellos".

"La confianza que se necesita para que esta relación (entre Pakistán y Afganistán) se transforme en una cooperación tangible ha comenzado a progresar", dijo el jueves de la semana pasada la secretaria de Estado Hillary Clinton. "Y creo que las reuniones de hoy serán un nuevo paso en ese camino.

Al asumir, Obama anunció la prohibición total de la tortura, prometiendo perseguir judicialmente a los responsables de autorizarla y practicarla desde el 11-S, la clausura de las prisiones utilizadas por la CIA en el extranjero, el cierre de la prisión de Guantánamo y la suspensión por tres meses de los juicios militares.

La realidad fue otra.

En la tercera semana de abril, Obama señaló que aquellos que utilizaron la tortura como "método de interrogatorio" durante los años de gobierno de George W. Bush no serán juzgados ni perseguidos por la justicia, al cerrar lo que consideró  "un oscuro y doloroso capítulo" de la historia norteamericana.

"Es hora de reflexionar y no de castigar", señaló el presidente en un comunicado y en una carta enviada a los agentes de la CIA, en la que aseguraba que la nación debía proteger sus identidades "tanto como ellos protegen nuestra seguridad".

El Departamento de Defensa de Obama, pelearía poco después en los tribunales para impedir que la Asociación Americana por las Libertades Civiles (ACLU) lograra la desclasificación de decenas de fotografías sobre abusos y torturas a prisioneros en Afganistán e Irak por parte de militares y agentes estadounidenses.

En abril pasado el propio Pentágono anunciaba que aceptaba el fallo y que el 28 de mayo haría públicas las fotografías. El malestar creció --no sólo en las filas republicanas sino ttambién en el seno de las Fuerzas Armadas--, y las diferencias se reflejaron en el propio gabinete.

Eric Holder (izq.) en un acto junto a Barack obama en Washington. | Reuters

Finalmente, el flamante presidente dio marcha atrás y este miércoles se anunciaba que había dado instrucciones para recurrir la decisión judicial e intentar evitar la revelación de esas imágenes, por temor a que afectara a la seguridad de sus soldados en los países ocupados.

A esta realidad se agrega otro dato: El reciente nombramiento del teniente general Stanley McChrystal como comandante en jefe de las tropas de EEUU y de la OTAN. Durante su jefatura del Comando Conjunto de las Fuerzas Especiales (JSOC), se protagonizaron los mayores escándalos de torturas en Irak y Afganistán, mereciendo los elogios de Rumsfeld, Bush y Cheney.

De la misma manera, la realidad del Imperio (más allá de sus eventuales administradores) desmontó las promesas de Obama de terminar con Guantánamo y el juicio militar a sospechados de "terrorismo".

Este el viernes el sucesor de Bush anunció  la vuelta de los juicios en tribunales militares especiales para  sospechosos de "terrorismo" a cambio de mejorar sus garantías legales.

Barack Obama anunció el restablecimiento de los tribunales militares creados por su predecesor George W. Bush para juzgar a presos sospechosos de "terrorismo" retenidos en Guantánamo.

En un comunicado, Obama afirmó que "éste es el mejor camino para proteger nuestro país al tiempo que respetamos nuestros valores más queridos".

Estos tribunales, llamados también 'comisiones militares', se establecieron durante la administración Bush para juzgar a los sospechosos detenidos en la base de Guantánamo.

Según lo reveló el senador republicano Lindsey Graham, Barack Obama está estudiando  la posibilidad de mantener en prisión de forma indefinida y sin juicio previo a sospechosos de "terrorismo" en suelo americano como parte de un plan para revisar y actualizar los comisiones militares creadas por la Administración Bush para los prisioneros de la base naval de Guantánamo (Cuba).

En cuanto al cierre de la prisión en un año, el tema se complica ante la resistencia tenaz del Partido Republicano --el senador Kit Bond, de Misuri, dijo quee "los estadounidenses no quieren a esos terroristas en nuestros barrios"-- y el rechazo de la mayoría de los estados a que sean trasladados a prisiones de EEUU.

Lindsey Graham, quien tras reunirse esta semana con uno de los asesores legales del presidente Obama, el consejero de la Casa Blanca Greg Craig, explicó que entre las propuestas que están encima de la mesa se baraja la posibilidad de autorizar detenciones con carácter indefinido con el consentimiento de un nuevo tribunal de seguridad nacional.

Las decisiones de Obama en sus primeros tres meses de gobierno (contradiciendo sus promesas)  es la mejor prueba de que las políticas estratégicas de supervivencia imperial  del Estado USA están por encima de la voluntad personal (o del discurso electoral) del eventual gerente que ocupe la Casa Blanca.

Como ya está probado en forma histórica y estadística: En EEUU, la potencia locomotora del capitalismo sionista a escala global, no gobiernan los presidentes o los partidos, sino la élite económica-financiera (el poder real) que controla la Reserva Federal, el Tesoro, Wall Street, el Complejo Militar Industrial y Silicon Valley.

Terminada las luces artificiales de la campaña electoral, demócratas y republicanos dejan de agredirse y se complementan en un diseño de política estratégica de Estado en defensa de los intereses de las grandes corporaciones económicas que marcan el accionar de las políticas internas y de la conquista de mercados encubierta en las "guerras preventivas" contra el "terrorismo".

Y en la práctica, esas políticas imperiales (y su continuidad en el tiempo) no tienen nada que ver con el discurso y los nuevos preceptos "doctrinarios" expresados por el gerente de turno en la Casa Blanca.

Una realidad estadística y verificable que se cumple acabadamente con Obama.

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