Según el Journal, La Fed ya ha
anunciado planes para comprar valores respaldados por hipotecas y ha participado
en los rescates de la aseguradora American International Group Inc. y los bancos
Citigroup y Bear Stearns (ahora en manos de J.P. Morgan Chase & Co.).
Estas medidas han inflado el tamaño de su balance a más de US$2 billones.
En la fase preliminar de la crisis financiera, la entidad financiaba los
programas recurriendo a sus tenencias de bonos del Tesoro. Ahora, no quieren que
esas reservas, que ya se encuentran en US$476.000 millones, caigan demasiado.
La Fed ha expandido su endeudamiento
en los últimos meses, y el efectivo que está inyectando en el sistema financiero
ha hecho más difícil que las tasas de interés se mantengan en un nivel similar a
su tasa de referencia. También podría provocar un brote inflacionario más
adelante.
Hay que recordar que el
Sistema de Reserva Federal es un consorcio público/privado (presentado
como estatal) compuesto por una Junta de Gobernadores, el Comité Federal
de Mercado Abierto, doce Bancos de Reserva Federal regionales, y una red
de bancos privados miembros.
Los
integrantes de la Junta y su presidente (el llamado titular de la Reserva
Federal) son designados por el Presidente de EEUU y confirmados por el Senado,
pero su función en la práctica está orientada -antes que nada- a servir a los
intereses privados que controlan la Reserva Federal.
El
actual presidente de la Junta de Gobernadores (Reserva Federal) es Ben Bernanke,
que antes de ser designado por el Presidente de EEUU (en este caso, Bush)
contó con el consenso de la red bancaria privada sionista, la que se vale del
Sistema de Reserva Federal como de una herramienta para regular y controlar
la actividad monetaria y financiera imperial.
Paulson,
el actual secretario del Tesoro, miembro del lobby comandado por
Goldman Sach, deja su cargo con Bush, pero Bernanke continuará presidiendo
la Reserva Federal durante la gestión de Obama.
Los
primeros chisporroteos entre la Reserva y el Tesoro surgen porque la "
trilogía" del lobby financiero que controlará la política financiera de
Obama, compuesta por Timothy Geithner, Lawrence Summers y
Robert Rubin, tiene sus propios "programas" con el departamento del Tesoro
que tendrán bajo su control desde el 20 de enero.
Summers, quien fue secretario del Tesoro con Clinton, diseñó para Obama su
estrategia de "respuesta a la crisis financiera" durante la campaña, y jugará un
destacado papel al elaborar la política económica y coordinar a los asesores de
su Gobierno.
El
Tesoro, que (junto a la Reserva Federal) controla y maneja los "rescates",
será ocupado por Timothy Geithner, actual presidente de la estratégica
Reserva Federal de Nueva York donde se encuentran las casas centrales de los 100
principales bancos y entidades financieras de EEUU.
La decisión anunciada de la Fed de ampliar su incidencia en los planes de rescate a
través de la emisión de deuda, recorta la participación del Tesoro que
hoy está a cargo de esa función, uno de los puntos claves del macro-negocio de
los bancos privados con la deuda pública.
Según
The Wall Street Journal, congresistas del partido Demócrata estadounidense
estudian dar su respaldo a un billonario plan de "estímulo económico"
diseñado por
Geithner y Summer con el que el gobierno de Obama intentará "salir de la
recesión" por la que atraviesa ese país.
Como ya
viene sucediendo con el plan de Bush-Paulson, el "plan de estímulo" de Obama
centra su eje funcional en la normalización del sector financiero como
meta para restaurar a la economía real en crisis .
La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi,
indicó que los economistas del equipo de Obama sugirieron la necesidad de
adoptar un plan valorado en "cientos de miles de millones" de dólares,
superador de los "rescates" de la era Bush-Paulson.
Lo que
indica que, y valiéndose del Tesoro como instrumento, Obama y el
lobby representado por la "trilogía" Geithner -Summer-Rubin (entre los que está
Citigroup) intentarán hegemonizar el control de la billonaria masa de
fondos en una competencia subterránea con los intereses sionistas que rigen la
Reserva Federal.
Se trata
de una "guerra por áreas de influencia" hacia adentro del lobby sionista
que controla el sistema financiero imperial USA.