La "simbiosis" funcional e
interactiva entre Bush y Al Qaeda tiñó ocho años claves de la política imperial
de EEUU. A punto tal, que a los expertos les resulta imposible imposible pensar
al uno sin el otro.
Durante ocho años de gestión, Bin
Laden y Al Qaeda se convirtieron casi en una "herramienta de Estado" para
Bush y los halcones neocons que convirtieron al "terrorismo" ( y a la "guerra
contraterrorista") en su principal estrategia de supervivencia en el poder.
Hay suficientes pruebas
históricas en la materia: El 11-S sirvió de justificación para las
invasiones de Irak y Afganistán, el 11-M en España preparó la campaña de
reelección de Bush y fue la principal excusa para que EEUU impusiera en la ONU
la tesis de "democratización" de Irak legitimando la ocupación militar, el
7-J en Londres y las sucesivas oleadas de "amenazas" y "alertas rojas" le
sirvieron a Washington para instaurar el "terrorismo" como primera hipótesis de
conflicto mundial, e imponer a Europa los "planes contraterroristas"
hoy institucionalizados a escala global.
Como se
sabe, los "planes contraterroristas" son el principal rubro de los
presupuestos armamentistas a escala global (US$ 1.2 billones), y conforman
la mayor tasa de rentabilidad de las corporaciones armamentistas que giran
alrededor de los complejos militares industriales de EEUU y de Europa.
Decenas de
informes y de especialistas -silenciados por la prensa oficial del
sistema- han construido un cuerpo de pruebas irrefutables de que Bin Laden y Al
Qaeda son instrumentos genuinos de la CIA estadounidense que los ha utilizado
para justificar las invasiones a Irak y Afganistán y para instalar la "guerra
contraterrorista" a escala global.
La
"versión oficial" del 11-S fue cuestionada y denunciada como "falsa y
manipulada" por un conjunto de ex funcionarios políticos y de inteligencia, así
como de investigadores tanto de EEUU como de Europa, que constan en documentos y
pruebas presentados a la justicia de EEUU que nunca los investigó aduciendo el
carácter "conspirativo" de los mismos (Ver:
Documentos e informes del 11-S. /
Al Qaeda y el terrorismo "tercerizado" de la CIA
/
La CIA ocultó datos y protegió a los
autores del 11-S
/
Ex ministro alemán confirma que la CIA estuvo implicada
en los atentados del 11-S
/
Informe del Inspector General del
FBI: Más
evidencias de complicidad del gobierno con el 11-S
/ Atentados
del
11-S: 100
personalidades impugnan la versión oficial
/
El aparato
de la prensa sionista internacional, a pesar de su marcada tendencia "anti-Bush",
jamás se hizo eco de estas investigaciones y denuncias que se siguen
multiplicando, mientras que sus analistas solo toman como valida la "versión
oficial" instalada en la opinión pública a escala global.
El
establishment del poder demócrata (que ejerce la alternancia presidencial con
los republicanos en la Casa Blanca) jamás mencionó la existencia de estas
investigaciones y denuncias en una complicidad tácita de ocultamiento con el
gobierno de Bush.
Simultáneamente, y durante los ocho años de gestión de Bush, los demócratas no
solamente avalaron las invasiones de Irak y de Afganistán y votaron todos los
presupuestos de la "guerra contraterrorista", sino que también adoptaron como
propia la "versión oficial" del 11-S.
Este
pacto de silencio y de encubrimiento entre la prensa y el poder imperial
norteamericano preservó las verdaderas causas del accionar terrorista de
Bin laden y Al Qaeda, cuyas "amenazas" periódicas son publicadas sin
ningún análisis y tal cual la difunden el gobierno y suss organismos
oficiales como la CIA y el FBI
Tras la derrota de los
republicanos con MacCain el 4 de noviembre, los especialistas se empezaron a
interrogar que sería de Al Qaeda y Bin Laden durante la gestión de Obama.
Si bien el ahora presidente electo
de EEUU durante la campaña asumió como propia la "guerra
antiterrorista" emprendida e institucionalizada por Bush, nada indicaba que
la estrategia de Estado montada alrededor de las apariciones y amenazas
cíclicas de Bin Laden y Al Qaeda continuaría durante su gestión.
Curiosamente, durante la campaña
presidencial ni Al Qaeda ni Bin Laden se hicieron presentes para "amenazar" a
Bush y a EEUU.
Tampoco, en ningún momento -y
también para sorpresa de los especialistas- aparecieron las clásicas
"amenazas terroristas" (en videos) de Bin Laden que se hicieron presentes
cíclicamente cada vez que la administración Bush necesitó "legitimarse"
local e internacionalmente (ya sea para una elección interna, para levantar imagen
o para justificar una invasión militar).
Esta situación -acompañada de la
decadencia de Bush en las encuestas- llevó a pensar a algunos especialistas que
Al Qaeda y Bin Laden habían ingresado el ocaso, y que con ellos terminaría un
ciclo marcado por el "terrorismo" utilizado como herramienta del estado
imperial.
Esa hipótesis se desmoronó cuando,
la semana pasada, el director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados
Unidos (CIA), Michael Hayden, indicó que la guerra contra al-Qaeda está lejos de
haber terminado, a pesar de que su líder, Osama bin-Laden, está aislado de
las operaciones diarias y probablemente se está escondiendo en la región
tribal del noroeste de Pakistán.
La CIA afirmó que el grupo sigue siendo la "amenaza más seria para Estados
Unidos" en un momento en que el país está viviendo la "primera transición
presidencial en tiempos de guerra en 40 años".
Esta semana, Al Qaeda se "recicló"
con un comunicado de su "número dos", Ayman al Zawahiri, quién arremetió contra Barack Obama por apoyar a
Israel durante la campaña electoral y dar la espalda a sus raíces musulmanas,
según una grabación difundida este miércoles.
"La nación musulmana recibió con enorme amargura tu postura hipócrita respecto a
Israel", afirmó el supuesto jefe "terrorista" egipcio en el mensaje publicado en el sitio web
del Instituto SITE de EEUU. "Naciste de un padre musulmán, pero elegiste
posicionarte junto a los enemigos de los musulmanes", añadió.
Durante la campaña para las presidenciales del 4 de noviembre, Obama visitó
Jerusalén y defendió la necesidad de mantener el respaldo estadounidense al
Estado judío.
En esta línea, Al Zawahiri acusó a Obama y a otros afroamericanos que han
ocupado cargos importantes, como Condoleezza Rice o Colin Powell, de actuar como
"esclavos negros" al servicio de los blancos. "Lo que Malcolm X decía sobre los
esclavos empleados del hogar se aplica también a ustedes", indicó en referencia
al activista asesinado a mediados de los años 60.
En la grabación, el "segundo'"de Osama bin Laden advirtió al próximo presidente
de EEUU de que fracasará si continúa con las políticas del actual ocupante del
Despacho Oval, George W. Bush, sobre todo en Afganistán. "Entérate de que los perros de Afganistán han encontrado deliciosa la carne de
tus soldados, así que mándales miles y miles", amenazó en la
grabación.
Obama,
el heredero
Las "reaparición" de Al Qaeda y el
contenido de su "mensaje" trazó una clara señal de que Obama "heredará" la
"guerra contraterrorista" de Bush y que las "cruzadas" de Bin Laden contra el
Imperio tendrán una continuidad con la administración demócrata que asume en
enero.
Y esto reafirma una tendencia ya
probada: La "guerra contraterrorista" no es una política coyuntural de Bush y
los halcones neocon, sino una estrategia global del Estado imperial
norteamericano diseñada y aplicada tras el 11-S en EEUU, que va a tener una
línea de continuidad con el gobierno demócrata de Obama.
La administración
Bush, tras el 11-S, no solamente instaló un nuevo sistema de control político y
social por medio de la manipulación mediática con el "terrorismo", sino que
además inauguró un "nuevo orden internacional" (sustitutivo de la "guerra
fría" con la ex URSS) basado en la "guerra contraterrorista"
que sirvió de justificación a las
nuevas estrategias expansionistas del Imperio norteamericano y de las
trasnacionales capitalistas.
En términos geopolíticos y
militar-estratégicos, con la utilización de la leyenda mediática de Bin Laden y el peligro del
"terrorismo internacional", a partir del 11-S el Imperio norteamericano
(potencia locomotora unipolar del planeta desde la caída de la URSS)
sustituía aspectos claves de su supervivencia como Estado imperial.
En un planeta sin guerras inter-capitalistas,
ya casi sin conflictos armados (al margen de Irak, Afganistán y Medio Oriente),
la leyenda de Bin Laden y el "terrorismo internacional" sirvió (y sirve) para
alimentar y justificar las estrategias expansionistas del Imperio
norteamericano, para crear nuevos y potenciales mercados a la trasnacionales
capitalistas de EEUU y Europa, y para mantener en funcionamiento a los complejos
militares industriales que han encontrado en la "guerra contraterrorista"
su nueva tajada ganancial en el negocio armamentista.
Para el analista y profesor
estadounidense,
Michel Chossudovsky, un estudioso del "terrorismo" como herramienta de Estado,
“Se presenta la Guerra Global contra el Terrorismo” (GWOT, en sus siglas en
inglés) como “Choque entre Civilizaciones”, una guerra entre valores y
religiones en disputa cuando en realidad no es sino una indiscutible guerra de
conquista, impulsada por objetivos económicos y estratégicos.
"La GWOT -señala- es la columna vertebral del Imperio estadounidense.
Define la
doctrina militar de Estados Unidos e incluye el uso preventivo de armas
nucleares contra los “patrocinadores estatales” del terrorismo.
La doctrina de la “guerra defensiva” preventiva y de la “guerra contra el
terrorismo” contra Al Qaeda constituyen las piedras angulares esenciales de la
doctrina militar estadounidense", afirma.
El objetivo es presentar una "acción militar
preventiva", lo que significa que la guerra es un acto de "autodefensa"
(y no un acto de conquista imperial),
contra dos categoría de enemigos: “los Estados canallas” y los “terroristas
islámicos”, de los que se afirma poseen armas de destrucción masiva, añade
Chossudovsky.
Es decir que, desde el punto
de vista del
dominio geopolítico militar, la leyenda de Bin Laden y el "terrorismo
internacional" fue utilizada por Washington para justificar la existencia de un nuevo
"enemigo estratégico" (sustitutivo de la Unión Soviética)
que fundamentó una nueva doctrina de seguridad nacional ( las "guerras preventivas") que se empezó a instrumentar con las
invasiones a Afganistán y a Irak.
Ese
"enemigo estratégico" , venía a compensar la figura que había desaparecido con
la caída de la Unión Soviética que legitimaba con su presencia (y en el marco de
la Guerra Fría) las guerras de invasión y la carrera armamentista que
engordaban las ganancias de las megacorporaciones del Complejo Militar
Industrial y de los bancos de Wall Street que lucran con las "reconstrucciones"
de los países conquistados.
Hoy el
uso "multifunción" de la leyenda
mediática de Bin Laden y el "terrorismo internacional", excede las fronteras de
EEUU y se convierte en lógica esencial de preservación política, militar y
económica no solamente del Imperio locomotora estadounidense sino de todo el sistema capitalista en su conjunto.
De esta manera, y
al imponer la "guerra contraterrorista global" nivelada como hipótesis de
conflicto central para todas las naciones, EEUU reafirmó su propia doctrina
de "seguridad nacional" y agenda de "guerras preventivas" en todo el planeta.
Con la "era Bin Laden" el
"terrorismo" suple a la lógica del dominio por medio de la guerra militar
convencional y sirve como justificación global de las políticas de sometimiento
y control social aplicadas por el sistema capitalista trasnacional con EEUU a la
cabeza.
La conformación
de acuerdos militares y de "planes contraterroristas" por parte de los
Estados (tanto centrales como dependientes) , aseguran, a su vez, que los
complejos militares y la industria de la guerra sigan funcionando a full
movilizando tecnología de punta y capital financiero con asiento en la catedral
de Wall Street.
Y si se detuviera la industria y el negocio
armamentista centralizado alrededor del combate contra el "terrorismo"
(alimentado por un presupuesto de US$ 600.000 millones) terminaría de
colapsar economía norteamericana que hoy se encuentra en una crisis
financiera-recesiva de características inéditas.
Esta es la mejor explicación de porqué Obama, cuando se siente en el sillón de
la Casa Blanca, se convertirá en el "heredero forzoso" de la "guerra
contraterrorista" de Bush a escala global.
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(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
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