De manera tal, que ante cada declaración
del jefe de la Casa Blanca sobre Irak (diciendo lo que todo el mundo ya sabe que
va a decir), las cadenas y diarios que jugaron contra Bush en las últimas
elecciones, y en el 2004 apostaron por Kerry, siguen con su "política editorial"
compulsiva: criticar la ocupación militar de Irak, no como ocupación
imperialista, sino porque Bush y su administración lo "hicieron mal".
Y como consecuencia -señalan- se
tronchan vidas estadounidenses (no iraquíes, sino estadounidenses) y se
desperdician dólares aportados por los "contribuyentes".
La prensa "anti-Bush", con The New
York Times, The Washington Post, y las principales cadenas a la cabeza,
siguen las mismas "oscilaciones discursivas" de los demócratas en el Congreso,
que pasaron del pedido de retiro de las tropas en Irak (eslogan que les sirvió
para ganar las elecciones en noviembre pasado) a la oposición del envío de más
tropas y a la "crítica" de la gestión de Bush en el país ocupado.
Incluso, en su afán por ayudar a los
demócratas a sentarse en el sillón de la Casa Blanca en el 2008, la prensa
imperial estadounidense "anti-Bush" se suma al discurso de los ayatolas de
Teherán que, de aliados de Bush en la ocupación, van girando hacia un
enfrentamiento abierto por aéreas de influencia en Irak.
El vocero del sionismo
financiero de Wall Street, The New York Times (que apoyó la invasión a Irak y
mandó sus corresponsales empotrados con las tropas invasoras) , en un artículo
publicado en su último número, señaló que son infundadas las acusaciones de las
autoridades estadonidenses contra Irán, y se preguntó ¿Por qué los nombres de
las autoridades estadounidenses que lanzan tales acusaciones no deben ser
revelados a los votantes, que pagan el costo de la guerra de Irak con sus
impuestos y la sangre de sus hijos?.
Por supuesto, que el Times nada
dijo sobre la destrucción de Irak y la sangre de los iraquíes.
Otro miembro de la prensa demócrata "anti-Bush",
el Seattle Post, en su
columna principal "criticó", el viernes 16 de febrero, las declaraciones de Bush contra
Irán y escribió que en vez de falsificar documentos contra Irán o
presentar sospechosas pruebas, se podría presentar un poco de buena voluntad.
Bush, el 14 de febrero, en una
conferencia de prensa, aseguró que las Fuerzas de Quds, adscrita a los
Guardianes de la Revolución de Irán, provee armas y municiones a los
paramilitares iraquíes.
La columna del Seattle Post
añade que la población estadounidense debe tener cuidado con las informaciones
infundadas publicadas por su gobierno.
El diario señala que estas
denuncias de Bush no son más que una treta más para "ocultarle a su pueblo" un
costosísimo ejército mantenido gracias al dinero de los contribuyentes de EEUU.
Pero lo más curioso, es que la prensa
iraní, "enemiga del Imperio", toma las acusaciones del "ala demócrata"
del Imperio y las hace suyas.
Se podría entender que, por razones
tácticas, la prensa oficial iraní tomara las acusaciones de los demócratas y de
su prensa adicta contra Bush como de "quien viene", es decir del "ala
demócrata del Imperio", que cuando asume en la Casa Blanca ejecuta las mismas
políticas imperialistas que los republicanos con Bush.
Pero así como el gobierno de
Ahmadineyad "felicitó" a los demócratas por su triunfo en noviembre y
apostó a una "futura relación" con ellos en la Casa Blanca, la prensa oficial
iraní apuesta al "progresismo" de los demócratas como si éstos no formaran
parte del Imperio.
Desde que el
derrocado presidente de Irak, Saddam Hussein, fuera sentado en
el banquillo de los acusados y luego ahorcado por
"crímenes de lesa humanidad", el régimen teocrático iraní, con
diversos matices y discursos, se "congratuló" de que al
"dictador" finalmente le alcanzara la "justicia".
Sin aclarar, que la
justicia que le alcanzó a Saddam es la justicia del invasor
imperial, que, en más de tres años asesinó a más de 150.000
iraquíes en las cifras oficiales, y 650.000 en cifras
extraoficiales, según una organización británica.
Y lo más curioso: El
socio privilegiado del invasor (EEUU) fue (y es) el Irán
de los ayatolás, que colaboró con la invasión y hoy "cogobierna"
la ocupación por medio de la administración títere de los
clérigos y políticos chiíes pro-iraníes.
Luego
de conocerse la pena de muerte a Saddam, la agencia oficial
iraní IRNA, publicaba un artículo titulado "Para los
dictadores, cada vez es más difícil escapar de la justicia",
donde se afirma que la ejecución de Saddam "no sólo prueba que
los sátrapas cada vez reciben mayores castigos, sino que
la forma como se le aplicó la pena de muerte desató incluso una
enorme controversia sobre sus propios derechos".
Se le olvidaba decir
que el derrocado "sátrapa" Saddam, estaba siendo
juzgado por la misma
potencia imperialista invasora que se apoderó a sangre y fuego
de Irak con los ayatolas de Teherán como socios privilegiados.
Los ayatolas iraníes
fueron los socios estratégicos de los halcones, en el
primer intento fallido (la primera "Guerra del Golfo" con papá
Bush) y en la invasión de marzo del 2003 a Irak, y también
fueron socios del demócrata Clinton cuando éste lanzara los
primeros bombardeos "preventivos" sobre el país petrolero a
fines del 90.
En este escenario de
alienación, y de pérdida de toda lógica en el discurso, no
resulta extraño que los demócratas y la prensa imperial "anti-Bush"
se asocien con los ayatolas iraníes y su prensa oficial en la
guerra contra el "malo de turno" en Washington. O sea, George W.
Bush.
Es una demencia
carente de toda lógica, pero así sucede en la realidad.