(IAR-Noticias)
22-Enero-07
 |
El nuevo gobierno prefectural fue desconocido y
desautorizado de inmediato por Evo Morales y su
administración |
A diferencia de los procesos precedentes, hoy en Bolivia no se desarrolla un
conflicto entre los sectores indígenas y los gremios y organizaciones combativas
contra un gobierno oligárquico, sino que se desarrolla y avanza un proceso de
división en tres frentes simultáneos de enfrentamiento político y social.
E n Bolivia, un país divido y
fragmentado por el conflicto social, conviven tres frentes de enfrentamiento
simultáneos.
Esos frentes involucran como actores centrales al gobierno de Morales, a
la oligarquía secesionista con epicentro en Santa Cruz, y a los sectores
indígenas, gremios y organizaciones de izquierda radicalizada, que se enfrentan
tanto al gobierno de Morales como a la derecha secesionista organizada en bandas
parapoliciales.
Según la agencia alternativa
Econoticias Bolivia, "el gobierno prefectural revolucionario en Cochabamba
no pasó de la declaración a la acción, y no ejerce poder", así como
tampoco lo ejerce el prefecto (gobernador) Reyes Villa destituido formalmente
por los combativos.
Reyes Villa dijo el jueves que "ejercía" su cargo, denunciando que "no tenía
garantías", por lo cual anunció que se mantendría alejado hasta que se
realizara un referéndum revocatorio de su mandato.
El gobierno de Evo Morales, por su parte, presiona a los sindicatos campesinos y
cocaleros para que abandonen la lucha y busquen una "vía legal" de resolución
del conflicto.
El miércoles, el propio presidente Morales se reunió en Cochabamba con los
dirigentes de campesinos, cocaleros y miembros de la Central Obrera
Departamental, que militan en el "ala combativa" del MAS, el partido en el
gobierno, a quienes convenció de retirarse de la lucha contra Reyes Villa y de
buscar una salida legal por vía de un referéndum revocatorio.
Morales explícitamente ratificó a Reyes Villa como la única autoridad
legal de Cochabamba, dividiendo el movimiento popular que destituyó al
gobernador secesionista.
Entrevistado por la prensa, el dirigente Tiburcio Herrada Lamas, nombrado
por el Cabildo como miembro del "Gobierno Prefectural Revolucionario", cuestionó
la actitud de los sindicalistas y partidarios del MAS. "Todos los dirigentes
escaparon como ratas, un telefonazo desde allí (Palacio de Gobierno) y ya no
están, desaparecieron porque realmente no hubo capacidad de debatir
históricamente", dijo al explicar su repentina soledad, a pocas horas de ser
llevado en hombros por la multitud.
En el departamento de Cochabamba, el tercero más importante de Bolivia,
los sectores sociales y sindicales más radicalizados intentaron tomar el poder
regional, derrocando al prefecto (gobernador) electo, el ex militar derechista
Manfred Reyes Villa.
Obreros, cultivadores de coca y sindicalistas de Cochabamba confirmaron en
asamblea la destitución formal del gobernador Manfred Reyes Villa por
promover la autonomía de la mitad de Bolivia, una situación explosiva que se
expande a otras zonas del país.
Luego de 10 días de conflictos callejeros en el departamento de
Cochabamba, el enfrentamiento impacta en los vecinos departamentos de La Paz,
donde también se exige la renuncia de su prefecto (gobernador) José Luis
Paredes, y de Santa Cruz, en el que surgió un frente social para enfrentar al
empresariado oligárquico y sectores de clase media impulsores de la autonomía.
El conflicto estalló a fines de diciembre, cuando Reyes Villa propuso la
"independencia" del oriental departamento de Santa Cruz y demandó un nuevo
referéndum en la región para conocer la opinión de la ciudadanía respecto de una
autonomía de toda la región oriental de Bolivia.
La adhesión de Paredes a las posiciones separatistas de Reyes Villa y de los
cuatro departamentos orientales, tradicionalmente autonomistas, potenció el
conflicto y desencadenó la demanda de su renuncia inmediata de parte de
sindicatos y organizaciones sociales combativos de la localidad de El Alto,
contigua a La Paz, sede del gobierno nacional.
Los sindicatos de El Alto, por su parte, dieron un plazo de 48 horas, que
vencía el miércoles al mediodía, para que Paredes presente su renuncia
bajo la amenaza de desatar una gran movilización para echarlo del cargo.
Estas organizaciones y gremios combativos fueron protagonistas de la revuelta
popular que en octubre de 2003 llevó a la renuncia y fuga del país del entonces
presidente, el derechista Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y
2002-2003), en lo que se conoció como la "guerra del gas".
También fueron las vanguardias de los cortes de rutas, huelgas y movilizaciones
de mayo-junio del 2005, que paralizó Bolivia y llevó a que la oligarquía
gobernante y la embajada de EEUU convocasen a elecciones contando con la complicidad de
Evo Morales que dividió y desactivó el conflicto para luego presentarse
como candidato y ganar las elecciones.
 |
Presidente Evo Morales |
El dilema de Evo Morales
A diferencia de los procesos precedentes, hoy en Bolivia no se desarrolla un
conflicto entre los sectores indígenas y los gremios y organizaciones combativas
contra un gobierno oligárquico, sino que se desarrolla y avanza un proceso de
división en tres frentes simultáneos de enfrentamiento político y social.
Según la agencia Econoticias, en Bolivia hay un vacío de poder con tres
fuerzas en disputa:
1) la derecha fascista representada por Reyes Villa 2) la
izquierda indigenista controlada desde el gobierno por el MAS y 3) los
sindicatos y organizaciones radicalizadas de izquierda.
"La falta de un acuerdo inmediato entre las dos primeras, deja un espacio para
que la tercera (los sindicatos y organizaciones radicalizadas de izquierda)
puedan volver a levantarse sobre los hombros de la movilización popular", señala
la agencia alternativa boliviana.
De esta manera el gobierno "reformista" de Morales, con un discurso de
izquierda, y pactos continuos con las petroleras y la derecha oligárquica, se ve
ante el dilema de tener que reprimir tanto a la izquierda radicalizada, como
a sectores combativos a de su propio gobierno que hoy se enfrentan a la
derecha en armas que quiere la secesión de Bolivia.
Y esta situación le crea a Morales una situación paradojal:
A) Si reprime con el ejército a la oligarquía derechista en armas, corre
el riesgo de un golpe de Estado efectivo por parte del establishment y la
embajada norteamericana.
B) Si reprime a los sectores radicalizados y combativos que se enfrentan
a la oligarquía (incluidos los de su propio partido) corre el riesgo de una
revuelta popular generalizada que puede terminar con su mandato en pocos días.
En estos momentos Morales y su gobierno buscan la "vía alternativa", esto es,
juntar a la oligarquía secesionista y a los sectores combativos en una mesa de
negociaciones.
Algo así como querer juntar el agua con el aceite.
En este escenario, los expertos no ven otra cosa que incendio y explosión a
corto plazo en
Bolivia.
|