(IAR-Noticias) 21-Marzo-07
En una
conferencia organizada por el Parlamento Europeo, que comenzó el
domingo 18, autoridades y expertos mundiales de
cuatro continentes, entre los que se encuentran varios países de
América Latina, plantearán soluciones para reducir la cifra de
personas que, según datos de la ONU, carecen de acceso al agua
potable (1.300 millones).
Informe especial
IAR Noticias
Al mismo tiempo debatirán sobre
cómo evitar que se comercialice con este líquido elemento, cuya
escasez y demanda lo convierten en una lucrativa mercancía para
las trasnacionales capitalistas que intentan controlar y
privatizar sus fuentes y accesos en todo el planeta.
En la asamblea, la
primera de este tipo, intervendrán 93 autoridades y expertos de unos 40
países
-la mitad corresponden a América, África y Asia-, y entre ellos figuran el comisario europeo de
Desarrollo y Ayuda Humanitaria, Louis Michel, el ministro del
Agua de Bolivia, Abel Mamani, y la ministra de Medioambiente de
Brasil, Marina Da Silva.
La reunión, organizada en el Parlamento Europeo por la Asamblea
Mundial del Agua para representantes Electos y Ciudadanos (AMECE),
pretende subrayar la importancia de poner en marcha soluciones
para minimizar los efectos que se prevén para 2032, cuando el
60% de la población mundial vivirá en regiones "con una
profunda escasez de agua".
Se calcula que 34.000 personas -de las que 4.500 son
niños-, mueren cada día por carecer de acceso al agua potable,
de la que diariamente en Europa cada ciudadano consume una media
de 110 litros.
De acuerdo con estimaciones recientes de la Organización de
Naciones Unidas, en el planeta hay 1.300 millones de personas
que carecen de un acceso adecuado al agua potable, y 2.500
millones no disfrutan de un sistema de saneamiento apropiado.
En América Latina, una región dotada de los más importantes
recurso acuáticos naturales, más de 130 millones de personas
carecen de suministro de agua potable en sus hogares, y se
calcula que sólo una persona de cada seis cuenta con redes de
saneamiento adecuadas.
La progresiva escasez de agua se asocia a una demanda cada vez
mayor de este recurso, y su valor de mercado se ha duplicado
o incluso triplicado, por lo que las grandes
corporaciones capitalistas intentan adquirir los derechos de
aguas en zonas agrícolas, con el fin de venderlos a las ciudades
sedientas.
La necesidad de que "no se comercie ni se privatice el uso
del agua" es un elemento sobre el que la asamblea iniciada
en el Parlamento Europeo quiere incidir.
Según ha denunciado la asamblea, en Estados Unidos, donde los
recursos hidrológicos "han sido sobreexplotados y el suministro
de agua será uno de los grandes problemas en las próximas
décadas", los banqueros y los industriales "están impulsando la
liberalización y comercialización del agua, pensando en los
grandes beneficios que obtendrán" importándola desde Canadá.
En menos de un cuarto de siglo, se calcula que dos tercios de la
población mundial no tendrán acceso adecuado a los suministros
de agua dulce. En este escenario, el mundo se divide cada vez
más entre las regiones ''ricas'' y ''pobres'' en lo que se
refiere a recursos de agua.
La demanda mundial de agua dulce se duplica cada 20 años,
a un ritmo más de dos veces superior a la tasa de crecimiento de
la población, según el Banco Mundial.
En consecuencia, el agua, su acceso y fuentes de explotación, se
ha convertido en una mercancía de alta rentabilidad para
el sistema capitalista que domina el planeta.
En este escenario ha surgido un mercado y una industria
mundial del agua cuyo valor rondaba, según las estimaciones
del Banco Mundial, el billón de dólares estadounidenses anuales
en 2001.
Entre los principales explotadores de este lucrativo negocio
se encuentran las grandes corporaciones trasnacionales
capitalistas con negocios diversificados por todo el planeta que
comercializan el agua como un "servicio" o venden
agua embotellada, apoderándose de sus fuentes en los países
pobres y periféricos.
Así, por ejemplo, y según indican expertos de la asamblea
iniciada el domingo, en Angola -un país que cuenta con grandes
reservas de agua- su población se ve en la obligación de
comprarla importada de Italia.
Tres corporaciones multinacionales, las francesas Suez y Vivendi
y la alemana RWE-Thames, venden "servicios" de agua
corriente y saneamiento a 300 millones de clientes en más de
130 países.
Hace una década, el grupo de las tres grandes empresas prestaba
servicio a sólo 51 millones de personas en sólo 12 países.
Suez y Vivendi controlan más del 70% del mercado de
suministro de agua en todo el mundo.
Vivendi obtuvo más de 12.000 millones de dólares de beneficios
en 2002, frente a los 5.000 millones de hace una década.
Las tres se sitúan entre las 100 empresas mundiales con unos
ingresos anuales conjuntos de casi 160.000 millones de dólares
en 2002, y una tasa de crecimiento anual del 10%, lo cual
supera muchas economías nacionales en las que intervienen.
"Hay que dejar ya de hablar de los problemas y desafíos del
agua, y saber qué queremos hacer para solventarlos y cuáles son
los compromisos", señaló a la agencia EFE, Riccardo Petrella,
uno de los expertos de la asamblea que comenzó el domingo.
Según Petrella, "hay que creer que los políticos podrán
convencernos para ir ya directos" a la puesta en marcha de
soluciones, "que digan qué se está haciendo, a qué se
comprometen para garantizar el derecho de acceso al agua de todo
el mundo, a promocionar su salvaguarda como bien común, a su
gestión pública".
Y lo más preocupante, según los expertos, es la solución más
"habitual" que proponen los políticos de los países poseedores
de fuentes naturales de agua potable, quienes entregan
estos recursos -mediante licitaciones- a las corporaciones
trasnacionales que los comercializan como "servicios privados".
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