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Mahmoud Ahmadineyad.y Wladimir Putin |
A esos frentes de conflicto se suma la actual gira de Putin que abarca visitas a
Arabia Saudita, Qatar y Jordania, países
petroleros a los que Washington considera como "aliados".
Según fuentes de la cancillería citadas por agencias rusas, el gobierno de Putin
intenta elaborar una visión común con los países árabes-islámicos respecto a las
crisis regionales: el conflicto palestino-israelí y las situaciones en Irak,
Afganistán, el Líbano e Irán.
Es decir, a la Guerra
Fría que mantienen Washington y Moscú en torno al armamentismo, el petróleo,
Asia y América Latina con Chávez, ahora se agrega el "frente islámico"
donde Rusia parece querer jugar un papel de "equilibrio"
frente a
la influencia de EEUU en Medio Oriente.
La visita a los tres países del Golfo por parte de Putin, se suma a una política
estratégica sin precedentes de aproximación al mundo islámico que el gobierno
ruso viene diseñando como parte de su movida de ajedrez para neutralizar a
EEUU en la guerra por áreas de influencia que va cobrando cada vez más
protagonismo entre ambos estados.
"Rusia lleva el propósito de valerse de su influencia en Oriente Próximo para
conseguir que el arreglo prospere", declaró el presidente ruso, Vladimir Putin,
en las conversaciones que sostuvo este martes con el rey Abdala II de Jordania.
"Mantenemos contactos permanentes con las partes e intercambiamos opiniones
sobre el desarrollo de los acontecimientos en la región, incluido el arreglo
palestino-israelí, problema que se revela con mayor gravedad", añadió el
presidente ruso.
"Rusia es miembro del cuarteto de mediadores internacionales y utilizará la
influencia de que goza en la región y las relaciones especiales con los amigos
árabes e Israel con el fin de contribuir al arreglo", destacó Putin.
Por su parte, el rey Abdala II destacó el importante papel estabilizador que
siempre ha desempeñado Rusia en la región de Oriente Próximo.
Según los analistas rusos, Moscú intenta elaborar una visión común respecto a
las crisis regionales: el conflicto palestino-israelí y las situaciones en
Irak, Afganistán, el Líbano e Irán.
Pero, y al igual que ya lo viene haciendo con Irán, Venezuela y Siria, Putin
busca la coordinación de intereses con el mundo árabe-islámico en el Cáucaso y
el Asia Central.
Y es también una cuestión de supervivencia para Rusia: Moscú, mediante la
ayuda que a los musulmanes rusos prestan los países islámicos intenta que éstos
no utilicen el factor nacional y religioso en contra de Rusia.
Y es también una cuestión de mucho mutuo aprovechamiento: Los países islámicos
también precisan el apoyo de Moscú en la lucha contra la islamofobia y la
influencia cada vez más creciente del imperialismo militar de EE UU en la
región.
En la visión de Moscú, las relaciones de Rusia con los países del Medio Oriente,
incluidos aquellos que tradicionalmente se encuentran en la esfera de influencia
de Occidente (Qatar, Arabia Saudita y Jordania) se estructurarán sobre una base
"recíproca" en lo geopolítico-militar y económico.
Putin, a quien el jefe del Pentágono acaba de llamar "viejo espía", es
antes que nada, un excelente jugador de ajedrez.
Un juego muy practicado en Rusia.