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(IAR-Noticias) 04-Septiembre-06
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Judío ortodoxo junto a las tropas israelíes en la frontera con Líbano.
(Foto AFP) |
Israel no invadió ni ejecutó un
genocidio militar en Líbano con la religión judía, sino con aviones F-16,
misiles, bombas de racimo, helicópteros Apache, tanques Merkava, artillería
pesada, barcos, sistemas informatizados, y una estrategia y un plan de ataque
militar. El lobby judío que controla Casa Blanca y la Reserva Federal no reza en las
sinagogas sino en la Catedral de Wall Street. Un detalle a tener en cuenta, para no confundir la realidad con el mito
y el negocio.
 Por
Rodrigo Guevara y Manuel Freytas
A) El mito
El genocidio militar perpetrado por
Israel en Líbano puso nuevamente de moda la vieja discusión sobre el
"antisemitismo" o el "odio racial" contra los judíos donde ni los considerados
"antisemitas" se ponen de acuerdo sobre qué es Israel y qué es "el
pueblo judío".
Como siempre, los puntos
referenciales del "debate" giran alrededor de la "raza" y de la "religión"
en términos "históricos", sin tocar para nada la implicación económica,
social, política y cultural de los judíos como colectividad en la realidad
del mundo del presente.
En este corte alienado y atomizado de
la discusión, los propios críticos de Israel terminan dividiendo a los judíos
entre "sionistas" y "no sionistas", como si la cuestión del
sionismo fuera una cuestión "racial" o religiosa, y no un sistema de
dominio imperial que abarca interactivamente el plano económico, político,
social y cultural, superando la cuestión de la raza o de las creencias
religiosas.
Y por otro lado, y en forma práctica,
en esta sociedad capitalista de valores individualistas ¿quién se basa en la
religión o en la raza para tomar decisiones o convivir en sociedad?
Hezbolá, por ejemplo, no le propinó
una derrota militar a Israel con la religión islámica, sino con una
guerra asimétrica, planteada con armas, logística, estructuras operativas,
tácticas y estrategias de combate ejecutadas en el teatro de operaciones de
Líbano.
Israel no invadió ni ejecutó un
genocidio militar en Líbano con la religión judía, sino con aviones F-16,
misiles, bombas de racimo, helicópteros Apache, tanques Merkava, artillería
pesada, barcos, sistemas informatizados, y una estrategia y un plan de ataque
militar.
Entonces ¿Que tienen que ver Israel y
Hezbolá con una discusión racial y religiosa?
Lo curioso, es que son las propias
organizaciones religiosas islámicas ("pacifistas" por naturaleza) que andan
"explicando" desde el prejuicio religioso que no son "antisemitas" ni
"antijudías, como si las sinagogas judías (y no un sistema mundial de poder que
se expresa en lo económico, en lo político, en lo cultural y en lo militar)
fueran el ombligo del mundo.
Con solo mirar con lógica y sentido
común los acontecimientos económicos, políticos y sociales a nivel planetario,
se puede comprobar fácilmente que el mundo no se maneja con religión sino con
pragmatismo realista de causa y efecto.
En la era informática, en la era de
las comunicaciones, en la era de la ciencia aeroespacial, de la robótica y de la
bio-genética, a la religión ya no la practican ni los judíos, cuya mayoría solo
la tiene como referencia vaga de su pertenencia religiosa como la tienen los
católicos, cuya mayoría abrumante ya ni frecuenta las iglesias.
Entonces ¿De que hablan cuando hablan
de "antisemitismo" o de "anti-judaismo religioso? ¿En que parámetros
referenciales se basa la condición de "antisemita"? ¿Quién es antisemita? ¿Quién
critica a los judíos por su religión o por su raza en las sociedades del mundo?
A lo sumo, a los judíos, como está
probado en la realidad social de cualquier país, no se los critica por su
religión o condición racial sino por su apego excesivo al status del dinero
(también cultivado por otras colectividades) y a integrar estructuras o
jerarquías de poder dentro de un sistema injusto de opresión y de
explotación del hombre por el hombre, como es el sistema capitalista.
Históricamente, más que por su
religión, en todos los países y sociedades de la tierra el judío siempre estuvo
identificado en la figura del "usurero" y no del rabino, cuestión que se
refleja masivamente en los chistes de judíos contados hasta por los propios
judíos.
Es decir, a los judíos habitualmente
no se los critica por su religión o su raza, sino por sus valores excesivamente
"materialistas" que los lleva rápidamente a escalar pirámides de poder dentro
del sistema capitalista, lo que les construyó el mito (alentado por los propios
judíos) de "inteligencia superior".
Salvo los grupos minoritarios de
fanáticos y racistas que solo se representan a sí mismos, en las
sociedades (salvo el nazismo alemán y algunas excepciones) casi nunca hubo
"persecución religiosa" del judío, si no que hubo una asociación del judío
con la "peor cara del capitalismo", representada en el sistema
económico-financiero especulativo.
¿Cuantos son los grupos de nazis y
fanáticos que persiguen "racialmente" a los judíos por el mundo, en relación al
conjunto de la humanidad? Alcanzan los dedos de una mano para contarlos.
Es más, los "nazis" que quedan, ni
siquiera son nazis con "pureza doctrinaria", son lúmpenes, marginales
alienados del sistema capitalista, una especie de "tribu" urbana insignificante
e idiota, que no representan un peligro para nadie, y que habitualmente son
utilizados para mantener vivo el mito de la "persecución" y el "antisemitismo.
En definitiva el mito de la
"persecución religiosa", solo sirvió para generar el mito del
"antisemitismo" como falsa corriente masiva, con la finalidad de tapar lo que
grupos minoritarios de origen judío hacen en realidad: controlar y
manejar los resortes estratégicos del sistema capitalista que gobierna el mundo
por medio del poder económico.
B) El negocio
Cuando alguien ejercita una
investigación y un análisis estructural del lobby judío (y su red interactiva de
lobbys locales en todos los países), no investiga ni analiza las sinagogas, sino
los centros de planificación y de decisión mundial del sistema capitalista que
controla las estructuras económico-productivas en todos los países de la tierra.
El lobby judío no controla el
mundo con la religión: lo maneja con bancos, trasnacionales, mercados,
control de precios y demanda, monopolio y hegemonía sobre los sistemas
económicos-productivos, control sobre los recursos naturales, control de la red
informativa y de manipulación social, manejo de los valores sociales a través de
la publicidad, la cultura y el consumo estandarizado y globalizado por los
medios de comunicación, y control financiero mediante el dólar (la moneda patrón
de todas las transacciones comerciales y financieras) etc.
El corazón del lobby judío
estadounidense es el poderoso sector financiero de Wall Street que tiene
directa implicancia y participación en el nombramiento de funcionarios claves
del gobierno de EEUU y de los órganos de control de política monetaria e
instituciones crediticias (nacional e internacional) con sede en Washington y
Nueva York.
Las principales instituciones financieras del lobby (Goldman Sachs, Morgan
Stanley , Lehman Brothers,entre las primeras cinco) y los principales bancos (Citigroup, JP
Morgan and Merrill Lynch, entre los primeros cinco), influyen decisivamente para el nombramiento
de los titulares de la Reserva Federal, el Tesoro, y la secretaría de Comercio,
además de los directores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
Un ejemplo de esta ligazón es el nombramiento, en el 2005, de Paul Wolfowitz, ex
subsecretario de Defensa, considerado el "cerebro" del lobby judío de
Washington, como titular del Banco Mundial. Otro ejemplo destacado,
fue el reciente nombramiento de Henry Paulson, presidente ejecutivo de Goldman
Sachs como titular del Tesoro estadounidense.
El ex presidente de la Reserva
Federal, Alan Greenspan, como su actual presidente, Ben Bernanke, fueron
impuestos por el lobby neoyorquino de los grandes bancos, financieras y
corporaciones trasnacionales que se aglutinan en el llamado Consenso de
Washington, un foro de existencia casi invisible desde el cual se acuerdan
normas económicas-financieras y políticas de regulación de mercados que
trascienden las fronteras de EEUU.
Por medio de la utilización política
de su poder financiero, de su estratégica posición en los centros de decisión,
los grupos financieros del lobby judío ejercen influencia decisiva en la
política interna y externa de EEUU, además de su papel dominante en la
financiación de los partidos políticos, de los candidatos presidenciales y de
los congresistas.
A la reunión anual del AIPAC, la más
poderosa institución sionista del lobby (y no obstante que los judíos solo
representan menos del 5% de los votos en EEUU) asisten la mayoría de los líderes
del Congreso, los principales miembros del Gobierno y más de la mitad de todos
los integrantes del Congreso, que identifican los intereses de Israel con los
de EEUU.
En definitiva, el lobby judío no
representa a ninguna sinagoga ni expresión racial, sino que es la estructura que
maneja el poder mundial a través del control sobre los centros
económicos-financieros y de decisión estratégica del sistema capitalista
expandido como civilización "única".
Antes que por la religión y la raza,
el lobby y sus redes se mueven por una ideología política funcional: el
sionismo capitalista-imperial que antepone el mercado, la concentración de
riqueza, la "política de negocios", a cualquier filosofía que roce las nociones
del "bien" o del "mal" entendidos dentro de parámetros sociales.
El lobby judío que controla Casa
Blanca y la Reserva Federal no reza en las
sinagogas sino en la Catedral de Wal Street, donde la suprema religión son el
dólar y los negocios entrelazados por todo el planeta.
En Wall Street, el templo supremo del dinero sin fronteras,
no se reza sino que se cotizan
anualmente títulos, bonos y acciones por más de 12 billones de dólares . Casi el
equivalente a 2 veces el PBI anual de 180 países en vías de desarrollo.
Es dinero volátil.
Reproduciéndose y concentrándose a escala planetaria. Pero con un punto de
regreso y refugio preciso: la Reserva Federal norteamericana controlada por
grupos minoritarios judíos. El capitalismo no
tiene fronteras. Pero el dólar, su moneda patrón, solo atiende en EEUU,
más precisamente en Nueva York, donde reside el patriciado financiero judío que
sale en los ranking de Forbes o de Fortune.
Los tres principales bancos y las
tres primeras instituciones financieras del lobby recibirán una tasa de
beneficios superior a los 50.000 millones de dólares en 2006, equivalente
a más de 35 presupuestos anuales de un país como Bolivia.
Las tres principales cadenas
televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBC y Fox) , los tres
principales diarios (The Wall Street Journal, The New York Times y
The Washington Post) están controlados y gerenciados (a través de
paquetes accionarios o de familias) por grupos del lobby judío, principalmente
neoyorquino.
Asimismo como las tres más
influyentes revistas (Newsweek, Time y The New Yorker), y
consorcios hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado con
América on Line) o Yahoo, están controlados
por gerenciamiento y capital judío que opera a nivel de redes y
conglomerados entrelazados con otras empresas.
Colosos
del cine de Hollywood y del
espectáculo como The Walt Disney Company, Warner Brothers,
Columbia Pictures, Paramount, 20th Century Fox,
entre otros, forman parte de esta red interactiva del capital sionista
imperialista.
Consecuentemente, el sector
mayoritario hegemónico de la información, la cultura y el
espectáculo difundidos a
escala masiva (que marcan
tendencias y valores sociales, y son claves para el control ideológico y el
direccionamiento de conducta colectiva) están en manos del lobby judío que, a su
vez, controla los resortes básicos del poder económico y político del
Imperio estadounidense.
La combinación del
superpoder militar de Estados Unidos con el superpoder económico-financiero de
Wall Street en manos del lobby judío, dio como resultante el Imperio único , cuyo radio de influencia y
dominio directo abarca a 121 países en los cuales Estados Unidos tiene presencia
directa o influencia militar, o en el resto de los países controlados a partir
del apoderamiento de sus sistemas económico-productivos.
Tanto las "cuatro grandes" contratistas del complejo militar-industrial (Lockheed
Martin, Boeing, Raytheon, General Dynamics ), como las "cuatro hermanas" ( Exxon-Mobil,
Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell y BP) que monopolizan la extracción y
comercialización del petróleo a escala mundial, no hablan de religión ni de
sinagogas, sino de negocios y de acciones que se
capitalizan en la bolsa de Wall Street.
Citigroup, Goldman Sachs,
IBM, Microsoft,
Coca-Cola, por ejemplo,
no hablan de religión ni de sinagogas: hablan de mercados, valores, negocios
y utilidades.
Desde Homero Simpson a
Spielberg, desde Bill Gates a la CNN, desde la mega-industria de la música y el
espectáculo de Hollyvood, al templo mundial de las finanzas de Wall Street, desde
Exxon a Locked Martin, todo lo que se respira en el mundo está regulado y
controlado por la exclusiva familia del lobby judío ramificada por el planeta.
No se trata de una afirmación
meramente analítica, sino de una realidad estadística, verificable, y
comprobable.
Cuando se investiga a fondo cualquier
sistema económico productivo de cualquier país de la tierra, en su sistema
económico-financiero, en las cámaras industriales, comerciales y de servicios,
en los grandes consorcios de la comunicación y de la cultura, en el negocio del
entretenimiento, casi siempre dominan paquetes accionarios controlados por
judíos, quienes además ocupan los puestos claves de decisión y gerenciamiento.
Cuando hablamos de
lobby judío, no hablamos de religión o de sinagoga sino de un
poder mundial controlado en sus resortes decisivos por grupos minoritarios
de origen judío, y conformado por una
estructura de estrategas y tecnócratas que operan las redes industriales, tecnológicas,
militares, financieras y mediáticas del capitalismo trasnacional extendido por los cuatro
puntos cardinales del planeta.
Cuando hablamos de lobby judío,
hablamos de un diseño estratégico de poder mundial,
interactivo y totalizado, que se concreta mediante una red infinita de
asociaciones y vasos comunicantes entre el capital financiero,
industrial y de servicios que convierte a los países y gobiernos en gerencias de
enclave.
Cuando hablamos de lobby judío
hablamos de un poder mundial sionista imperialista que es el dueño del Estado de
Israel tanto como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus
recursos naturales y sistemas económico-productivos, sencillamente porque
controla el capital y los medios de producción que mueven a esos países.
El complejo entramado
de "vasos comunicantes" entre el capitalismo financiero, tecnológico,
industrial, de servicios, informático y comunicacional (controlado
mayoritariamente por grupos del lobby judío) revela un grado increíble
de concentración, diversificación, e intereses comunes de las megacorporaciones
transnacionales que se dividen el planeta como un gran mercado.
La redes
del sistema capitalista globalizado, cuyas filiales y casas matrices pueden estar
en Europa, Asia, o en cualquier continente,
tienen su terminal en Wall Street o en el Complejo militar-industrial de EEUU,
controlado por el lobby judío desde Washington y Nueva York.
El que quiera comprobarlo, no tiene
nada más que investigar la composición accionaria, los niveles gerenciales, y
los vasos comunicantes empresariales de los bancos, financieras, empresas,
medios de comunicación (los famosos "monopolios"), que hegemonizan la actividad
económico-productiva de la mayoría de los países del mundo.
Y como sucedió siempre en el sistema
capitalista, el que controla el sistema económico de un país (la
infraestructura), también controla al gobierno y a sus herramientas
administrativas (la superestructura).
El lobby no solamente está en la
Casa Blanca sino que abarca todos los niveles de las operaciones del
capitalismo trasnacional, cuyo diseño estratégico está en la cabeza de los
grandes charmans y ejecutivos de bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de Washington
y se reparten el planeta como si fuera un pastel.
Cuando hablamos del lobby judío,
no hablamos de religión sino del sistema capitalista, cuya existencia y
modus operandi de explotación del hombre por el hombre esconden los medios de
información, comunicación y cultura, en manos del lobby judío, cuya existencia
se puede verificar en cada país solo con investigar los paquetes accionarios y
los niveles gerenciales de las empresas que monopolizan el sistema
económico-productivo.
En resumen ¿ Que quieren decir con
eso de la persecución racial y religiosa de los judíos?
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