El mundo ya hace balance de los daños que conllevan los cataclismos ambientales
ocasionados por el calor anormal, inundaciones, sequías, huracanes y tornados.
Según datos facilitados por el Ministerio para Situaciones de Emergencia de la
Federación de Rusia, en el último decenio los cataclismos en el mundo se han
duplicado: testimonio evidente de los trastornos climáticos.
A veces se adelantan argumentos a favor de que se trata de un fenómeno normal,
que todo se debe a la variabilidad del clima que ha existido y existirá siempre.
Hay quien alega al carácter abstracto de nuestros conocimientos y otras cosas
por el estilo. Pero debemos mantenernos alerta frente al riesgo climático
equiparable al de una guerra nuclear precisamente en el contexto de esa
ambigüedad.
El caldeamiento global es un hecho que no puede ser ignorado, pero tampoco se
debe olvidar que todo el sistema climático está desequilibrado. La temperatura
global promedio de la atmósfera en contacto con la superficie se halla en
constante ascenso, lo mismo que los cataclismos. En Rusia, como en muchos otros
países, son siempre más frecuentes crecidas e inundaciones de consecuencias
catastróficas que ocasionan más de la mitad de las pérdidas económicas, secuela
de todos los peligrosos fenómenos hidrometeorológicos.
En el territorio del Distrito Federal Sur de Rusia las inundaciones y las
sequías se alternan: las altas crecidas en la primavera y abundantes lluvias a
comienzos del verano provocan inundaciones, pero luego durante los tres meses
sucesivos no cae una sola gota de agua. Tal situación amenaza al Kubañ y al
Territorio de Stávropol, dos importantísimos graneros rusos, y se traducirá en
la pérdida de cosechas muy sensible para la economía del país. Tales guiones,
secuela de los anormales desastres climáticos cada vez más frecuentes, conducen
a desequilibrios económicos. Según evaluaciones del Banco Mundial de
Reconstrucción y Desarrollo, en Rusia los daños anuales causados por diversos
fenómenos hidrometeorológicos, incluidas las alteraciones climáticas, se
calculan en 30-60 mil millones de rublos.
También el Extremo Oriente de Rusia, comprendidos los Territorios de Jabárovsk y
Primorie, Kamchatka, Sajalín y las Kuriles, están expuestos a inundaciones, que,
por lo regular, son consecuencia de tifones. Las inundaciones costeras
invernales son muy características para los ríos de la cuenca del Océano Glacial
Ártico. En 2001, como resultado del desbordamiento del Lena, el mayor río
euroasiático, fue derrumbada la ciudad portuaria de Lensk. Se tuvo que evacuar a
sus habitantes, construir una ciudad nueva con todas sus infraestructuras. Las
pérdidas fueron enormes.
Por término medio, en Rusia el ascenso de la temperatura se registra a nivel de
un grado, pero en Siberia es considerablemente más alto (4-6 grados). Como
resultado, la frontera del permafrost migra hacia el Norte. Ya se registran
procesos negativos relacionados con ese fenómeno, por ejemplo, se modifica la
frontera entre la taigá y los bosques-tundra, por un lado, y la que pasa entre
los bosques-tundra y la tundra. De comparar las fotografias hechas desde cosmos
hace 30 años con las actuales, es evidente que las fronteras de esas zonas están
replegándose hacia el Norte. Esta tendencia pone el peligro no sólo los
oleoductos de línea, sino en general toda la infraestructura de Siberia
Occidental y Noroccidental. Actualmente, la magnitud de esos trastornos no ha
alcanzado aún el nivel desastroso para la infraestructura como consecuencia del
derretimiento de los estratos gélidos, pero hay que prepararse para un desenlace
peor.
El ascenso de la temperatura amenaza con engendrar colosales alteraciones en la
biota (término que designa al conjunto de especies de plantas, animales y otros
organismos) que comenzará a sufrir cambios de extraordinaria repercusión. Si el
ascenso de la temperatura se mantiene a tan altas magnitudes, algunos
ecosistemas se verán sustituidos. Por ejemplo, en lugar de bosques coníferos
aparecerán foliáceos. Y debido a que el calentamiento viene acompañado de la
inestabilidad climática, las temperaturas estivales podrán ser más altas y las
invernales más bajas aún. Tales condiciones son dañinas para los bosques de
ambos tipos: el calor es nocivo para los coníferos, mientras los inviernos
fríos, para los foliáceos. Por esta razón, el proceso de cambio de la naturaleza
hasta la estabilización del sistema climático promete ser dramático e inestable
en extremo.
El ascenso de la temperatura es un factor muy peligroso para los pantanos y el
permafrost acelerando el proceso de emisiones de dióxido de carbono y metano
originarios de los mismos. Como consecuencias del caldeamiento los gasohidratos
en el zócalo de los mares septentrionales degenerarán en gases, lo que aumentará
el efecto invernadero en la atmósfera y, por consiguiente, reforzará ese
proceso.
Como resultado de los abruptos cambios se está deteriorando el equilibrio
ecológico, las condiciones de vida de muchos animales y plantas, por ejemplo, se
reducirá el área habitada por osos blancos. Dentro de 20-40 años millones de
gansos, eíderes y otras aves podrán perder la mitad de lugares de anidamiento.
Como resultado del ascenso de la temperatura en 3-4 grados, la cadena nutriente
del ecosistema de la tundra podrá experimentar cambios irreparables afectando a
muchas especies.
Uno de los efectos más fastidiosos del calentamiento global es la invasión,
rasgo característico del cambio de la biota que consiste en que en los
ecosistemas comienzan a penetrar especies ajenas, por ejemplo, está avanzando
hacia el Norte un insecto tan dañino como la langosta y su invasión ya amenaza a
la Provincia de Samara (Región del Volga) y otras zonas del país. También se ha
ampliado mucho la zona de invasión de garrapatas. Cabe señalar que los insectos
dañinos están migrando con más rapidez al Norte que se repliega la frontera de
la taigá y los bosques-tundra. Al penetrar en los ecosistemas ajenos, actúan
como especies-gángster (término científico) eliminando todo mediante su activa
reproducción. Es indudable que los cambios climáticos crean condiciones
favorables para todos estos fenómenos negativos y estimulan la propagación de
enfermedades. Por ejemplo, el mosquito anofel, habitante de las zonas
subtropicales, ya alcanzó la Provincia de Moscú.
Algunos científicos afirman que el repliegue de la frontera agrícola al Norte
sirve a los intereses económicos de Rusia. En realidad, se prolonga el período
de vegetación, pero el efecto es insignificante, porque este momento positivo
podrá llevar implícito el creciente riesgo de fuertes heladas primaveras que se
traducirá en fracasos de cultivos.
¿Tal vez, el calentamiento permita a Rusia ahorrar energía eléctrica en la
calefacción? A este respecto es útil rememorar el ejemplo de EEUU que en el
acondicionamiento de aire gasta más energía que Rusia en la calefacción.
La humanidad ya no podrá darse el lujo de pasar por alto la grave amenaza del
cambio climático. Es imposible tratar de enfrentarse a la naturaleza. Pero sí,
se puede disminuir al máximo el daño que la gente ocasiona a la naturaleza,
problema que fue incluido en la agenda política del siglo pasado. En 1988 la
Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA) constituyeron el Grupo intergubernamental sobre cambio
climático: foro que agrupa a miles de científicos, incluyendo rusos. En 1994
entró en vigor la Convención Marco de la ONU sobre el cambio climático
respaldada a la fecha por 190 países que determinó lineamientos de la
cooperación internacional, cuyo primer fruto fue el Protocolo de Kyoto aprobado
en 1997. Es indudable que la intensa actividad económica ejerce influencia
negativa en el clima. El Protocolo de Kyoto planteó la tarea de reducir la carga
antropógena sobre la atmósfera deteniendo las emisiones de gases nocivos (CO2,
metano y otros). Tras haber ratificado el Protocolo de Kyoto, Rusia con otros
166 países contribuye a cumplir la tarea planteada. ¿De qué forma? Mediante la
introducción de nuevas tecnologías "limpias", elevando la cultura de trabajo y
vida. Indudablemente, el saneamiento de la atmósfera por la humanidad ayudará a
restablecer el equilibrio climático.