(IAR-Noticias)
24-Feb-06
 |
En la imagen, unos iraquíes
intentan identificar los cuerpos de algunos de los 47 cadáveres, la mayoría sunies, muertos en Baquba (Foto: Reuters) |
Las
coincidencias, al menos en Irak, no existen. Como se verá en el informe que
sigue.
 |
Ayatolá
Alí Jusseini al-Sistani,
llamó a los chiíes a protestar tras el atentado a la
mezquita. |
Informe especial
Más de
cien cadáveres yacían el jueves en la morgue de Bagdad,
todos ciudadanos iraquíes de
confesión suní, todos muertos a balazos , y la mayoría con signos de haber sido
torturados antes de ser ejecutados.
Un procedimiento (el padecimiento
antes de la ejecución), que indica no la furia religiosa sino una operación
estudiada de exterminio y represalia por parte de fuerzas especiales
(comandos encapuchados) que se desplazaron con total libertad, tipo zona
franca, por los barrios suníes tras el atentado a la mezquita chií de Bagdad,
según relataron testigos a varias agencias.
El procedimiento de los secuestros y
ejecuciones también fue sintomático:
La cacería y los secuestros de suníes
fue casi simultánea al estallido de los explosivos que destruyó parcialmente
la mezquita símbolo de los chiíes, y luego los grupos operativos (los
cazadores) se camuflaron en las manifestaciones furiosas de chiíes movilizados
por los clérigos aliados de EEUU que integran la mayoría del gobierno iraquí de
turno.
Mientras la prensa internacional,
"sagaz" como siempre, se concentraba en la destrucción de mezquitas por parte de
las turbas furiosas acicateadas por los clérigos chiíes, en una inédita
operación de exterminio, más de un centenar de suníes, vinculados o
sospechados de ayudar a la resistencia iraquí, fueron cayendo como moscas bajo
las balas de los escuadrones de la muerte chiíes entrenados por Israel y EEUU.
Y hay un dato clave a tener en cuenta:
Si bien la mezquita atacada reviste
un valor simbólico para los chiíes, en el pasado inmediato se contabilizaron
decenas de atentados contra mezquitas chiíes, con miles de muertos y heridos, y
no se produjo ninguna reacción o represalia en masa de suníes.
El miércoles -y así está documentado
por la propia información de agencias-, la reacción y las manifestaciones fueron
inducidas por las distintas facciones y clérigos chiíes que responden al
liderazgo del gran ayatolá Sistani, el aliado religioso de mayor peso
de Washington, y cuyo papel fue decisivo para contener la rebelión chiíta contra
la ocupación estadounidense.
Demasiadas coincidencias, señalan los
expertos en Bagdad.
El ataque a la mezquita chií, produjo
una inmediata reacción en dos frentes:
A) las turbas furiosas
destruyendo mezquitas suníes, y declarando una guerra religiosa.
B) los escuadrones de la muerte
exterminando y secuestrando suníes a la luz del día, y con las fuerzas
norteamericanas y la policía iraquí mirando para otro lado.
El escenario mostraba un cuadro
combinado de "guerra religiosa", y de "violencia generalizada", pero en
realidad los únicos que ejercieron la violencia en el Irak del miércoles, fueron
los escuadrones de la muerte y las turbas de chiíes que se retroalimentaron en
un mismo hecho: el estallido de la mezquita emblemática.
La lectura atenta de la crónica de
las agencias internacionales, con los sucesos del miércoles y el jueves,
fue desnudando un escenario donde se superponían dos teatros de operaciones: la
destrucción de mezquitas suníes, por un lado, y un metódico plan de
asesinatos y torturas de suníes que emergía del relato de los propios testigos
citados por las agencias.
Mientras las turbas destruían sus
mezquitas, ciudadanos suníes eran arrancados de los templos por grupos armados y
luego aparecían muertos a balazos en perímetros seleccionados de la
capital iraquí.
La ejecución "paralela" a la "guerra
religiosa" en las calles, fue realizada con alevosía e impunidad, y sin embargo
los titulares destacados de la prensa internacional sólo resaltaron lo que
llaman "violencia sectaria" entre grupos religiosos.
En ese sentido, la operación de
exterminio selectivo (tipo "asesinatos selectivos" de Sharon) mimetizada en las
protestas populares, gozó de total impunidad y pasó casi desapercibida en
el contexto informativo.
Los escuadrones de la muerte
Esta semana hubo un encadenamiento de
atentados contra barrios e instituciones chiíes que obraron como un
clima de preparación para la "gran provocación" activada con el ataque del
miércoles a la mezquita emblemática de esa comunidad.
Medios e inteligencia árabes vienen
atribuyendo estos ataques a escuadrones de la muerte infiltrados (o
mimetizados) dentro de los cuerpos de seguridad manejados por el ministerio
del Interior iraquí, cuya operatividad esta controlada por las formaciones
confesionales chiíes de al-Dawa y del Consejo Supremo de la Revolución
Islámica en Irak.
Esas organizaciones se encuentran
bajo el liderazgo de los clérigos y dirigentes chiíes, caso del gran ayatolá
Sistani, que colaboraron con la invasión norteamericana, y hoy conforman la
mayoría del gobierno iraquí colaboracionista elegido en las urnas.
Con vinculaciones directas con Irán
estos escuadrones, reclutados entre las milicias armadas chiíes y entrenados por
oficiales norteamericanos e israelíes, mantienen un conflicto armado de
vieja data con la resistencia de origen suní conformada por ex integrantes del
partido Baas y los cuerpos de seguridad del ex régimen de Saddam Hussein.
Esos cuerpos irregulares, comandos
especiales "torpedos", fueron creados con la misión precisa de buscar y
exterminar "selectivamente" a los jefes, líderes y cuadros militantes de la
resistencia suní y el partido Baas, mediante operaciones clandestinas que
recrean tácticas operativas empleadas por el ejército israelí en Palestina y
Medio Oriente.
La imbricación con la CIA, el Mossad
y la inteligencia británica, de estos grupos es directa, y sus vínculos
provienen de la época de la resistencia iraquí en el exilio, cuando el
Consejo Supremo de la Revolución Islámica y otras organizaciones
confesionales chiíes operaban conjuntamente con la inteligencia judeo-norteamericana
para derrocar o asesinar a Saddam Hussein.
Sus bases operativas y logísticas
operaban simultáneamente en EEUU y en Londres, y sus jefes más sobresalientes
eran el ex ministro Allawi, el ex "preferido" del Pentágono, Chalabi, y el
propio gran ayatolá Sistani.
Hoy la función y misión de esos
grupos, reciclados en escuadrones de la muerte, se orienta a la cacería y
exterminio de combatientes suníes y a la preparación del clima de "guerra
civil" mediante atentados a instituciones y centros religiosos chiíes que
luego son atribuidos a la resistencia suní.
Con ese objetivo, dotados de
impunidad y de zona franca por las fuerzas norteamericanas y el aparato de
seguridad iraquí, esos escuadrones de la muerte actuaron por primera a la luz
del día, el miércoles, tras la destrucción de la mezquita chií, realizando una
inédita operación relámpago de exterminio de sunies que incluyó el
secuestro y la tortura.
Estos comandos especiales,
financiados y entrenados por la inteligencia judeo-norteamericana, cumplen para
el Mossad y la CIA la misma función que cumple Al Qaeda con el "terrorismo
explosivo". En Irak, son los activadores operativos de la "guerra civil".
El resultante de la "cacería" del
miércoles son los más de cien cadáveres de suníes que se apilan en las
morgues de Bagdad y de otras ciudades.
La CIA y
el beneficiario
 |
Chiíes enfurecidos protestan
contra atentado en la mezquita (Foto: EFE) |
Para un conjunto de especialistas,
está claro que los ataques explosivos
contra la comunidad civil y las sinagogas chiítas buscan detonar un conflicto
armado entre esa comunidad y la de los suníes, de donde provienen la mayoría
de los combatientes de la resistencia iraquí.
Lo que no está claro en la versión de
esos especialistas, es el beneficiario político de esos ataques que ya han
causado miles de muertos, y cuya efectividad destructiva se favorece por
la masividad de sus blancos, principalmente en concentraciones religiosas y
templos chiíes.
Hay quienes, como el profesor
Chossudovsky, ubican a la CIA como principal
ejecutora y organizadora, pero no especifican claramente cual es el objetivo
que tendría Washington al promover un enfrentamiento armado entre chiíes y
suníes.
En
otras palabras, cuál sería el beneficio para Bush y la Casa Blanca, en
caso de desatarse una guerra civil en Irak.
En diversos informes el año pasado,
IAR Noticias puntualizó que, en un contexto de derrota militar estratégica de
EEUU en Irak, con el país en anarquía y con sus tres comunidades principales
enfrentadas entre sí por razones políticas, religiosas y económicas, la
CIA estaba infiltrando a grupos de la resistencia con la finalidad de
profundizar el enfrentamiento entre chiíes y suníes.
El año pasado, el líder espiritual de
Irán, el ayatolá Jameini, acusó a la CIA (quien cuenta con una estación local
compuesta por 600 agentes) de estar detrás de los atentados a mezquitas
y secuestros a extranjeros junto con los británicos y los servicios israelíes en
Irak.
Medios árabes y organizaciones
internacionales han denunciado el reclutamiento sistemático de marginales y
desocupados chiíes por parte de los servicios de inteligencia con la finalidad
de alistarlos en "escuadrones de la muerte" contra suníes o en
operaciones de secuestros de extranjeros.
Para
algunos expertos -en Irak o fuera del mismo- la CIA, los servicios británicos, y
el Mossad israelí, infiltran y arman simultáneamente tanto a los
"escuadrones de la muerte" que actúan contra los suníes, como a los grupos
operativos que realizan los atentados con bombas contra los civiles chiíes.
Es
decir, que la inteligencia militar ocupante controla los dos procesos esenciales
para el detonante de una guerra civil entre chiíes y suníes con
implicación de los kurdos, que también integran los "escuadrones de la muerte".
Este
miércoles, las dos operaciones simultáneas (asesinatos y destrucción de templos
sunies) trazadas después del atentado contra mezquita chií, aporta consistencia
a la versión de que la operación "guerra civil" ya está en marcha en Irak.
Pero
¿cuál es el beneficiario principal de una guerra civil en Irak? ¿Acaso los
chiíes y los kurdos?
Ni a
los chiíes ni a los kurdos, que ya tienen el control político mayoritario en
Irak les conviene una guerra civil que tire abajo la fachada de la "democracia
electiva" que los catapultó al poder por encima de la minoría suní.
¿Acaso
los sunies son los beneficiarios?
Una
guerra civil significa para la resistencia iraquí de origen suní
dividir sus fuerzas en dos frentes: contra las fuerzas ocupantes
norteamericanas y el aparato de seguridad iraquí, por un lado, y contra las
facciones chiítas y sus escuadrones de la muerte, por el otro.
Está
claro que a los sunies, una guerra civil con los chiíes, no les beneficia,
y, por el contrario, los debilita y distrae sus fuerzas a favor de las fuerzas
ocupantes norteamericanas con las cuales hoy combaten en un solo frente.
Entonces, ¿Washington el gran beneficiario?
Para EEUU la "opción militar", intento de control por medio de ataques
militares en gran escala, tuvo su entierro en Faluya, donde los tanques,
aviones y marines de EEUU, pese a convertir en ruinas la ciudad, no pudieron
terminar con la resistencia que emergió más fortalecida de los ataques.
Por otra parte, la "opción democrática iraquí",
intento de control por medio de un gobierno títere electo en la urnas y con el
aparato de seguridad cipayo iraquí reemplazando a las fuerzas norteamericanas,
también fracasó estrepitosamente con la falta de unidad para formar
gobierno,
la exclusión de los suníes, y la impotencia de la policía y el ejercito
iraquí para controlar a la resistencia.
En este contexto, y como ya anticipó IAR Noticias,
una "guerra civil" (promovida por los "terroristas de la CIA" infiltrados
en la resistencia) conformaría una tercera estrategia de control por medio de la
cual Washington intentaría salir del pantano en que se encuentra en Irak.
El primer
punto de "aprovechamiento" de
una guerra civil prolongada en Irak para Washington se encuentra en el impacto
que la misma produciría en el plano internacional.
Con Irak sumido en
un conflicto armado entre suníes, kurdos y chiíes, a la administración Bush le
sería relativamente fácil operar en el Consejo de Seguridad de la ONU la
intervención de una "fuerza multinacional de paz" que tenga a la OTAN
como sustento militar.
Algo de eso ya adelantó
Talabani cuando durante la Cumbre de la ONU, hace dos semanas, pidió a la Unión
Europea que se involucre más para "salvar del terrorismo a Irak".
El
plan de Bush
 |
En la imagen la mezquita
destruida que desató la masacre (Foto: AP) |
Frente a un Irak
desangrado y en caos por una "guerra civil" (y como ya sucedió en Haití)
ni Francia, ni España, ni Alemania, hoy países "críticos" a la política militar
de ocupación de Irak, podrían negarse a integrar una "coalición de paz", aún
sabiendo que detrás de ella se encuentra la mano de Washington y del Pentágono.
En ese escenario,
con la guerra civil como telón de fondo, Bush y los halcones seguirían
controlando la administración, el petróleo, y los negocios de Irak, mediante un
gobierno títere y la supremacía de su fuerza militar sobre la OTAN y las
potencias "aliadas".
Una "guerra civil" le serviría a
Washington para concretar una intervención extranjera tipo Haití en Irak,
y de esa manera sacar a sus tropas del primer plano mediático y fusionarlas en
un "ejercito de paz" aparentemente conducido por la ONU y la OTAN, como se sabe,
títeres de los objetivos de EEUU.
Medios y analistas árabes, así como
autoridades comunitarias y líderes religiosos, vienen sosteniendo desde hace
meses que EEUU quiere enfrentar a los chiíes con los suníes para quebrar el
frente de la resistencia armada que diezma a diario su ejército de ocupación.
El principio de esta tesis es muy
sencillo: si hay un conflicto armado entre la resistencia iraquí de origen suní
con los chiíes, se van a reducir al mínimo los ataques diarios y mortales
contra las tropas norteamericanas y el aparato de seguridad colaboracionista
iraquí.
Un enfrentamiento armado entre sunies
y chiíes reduciría considerablemente el poder de fuego que hoy exhibe la
resistencia iraquí dado que los sunies deberían dividirse en dos frentes, uno
contra EEUU y el aparato de seguridad cipayo y el otro contra los chiíes.
Demás está decir que en un conflicto
armado generalizado entre suníes y chiíes se reducirían al mínimo la
efectividad y el número de los ataques diarios de la resistencia que los
jefes militares estadounidenses estiman entre 50 y 60 diarios.
Una guerra civil para EEUU en Irak
significa la salida maquiavélica de "dividir para reinar", en un país
que, de cualquier manera, ya se encuentra en la anarquía y en un enfrentamiento
de "todos contra todos" y donde ya se registra la presencia activa de combates
armados entre chiíes y suníes.
Por otra parte, ante el fracaso de la
"opción democrática iraquí", ante la imposibilidad de formar un gobierno
sin la legitimación por parte de los suníes, ante la imposibilidad de derrotar
militarmente a la resistencia suní, no hay ninguna duda que los jefes y clérigos
chiíes van a echar mano de sus milicias (financiadas por Irán) para combatir y
derrotar a sus enemigos suníes en "su propio terreno".
Con suníes y chiíes matándose de
puerta en puerta, con la muerte indiscriminada de civiles por parte de ambos
bandos, Irak ingresaría (de hecho ya ingresó con la masacre de este miércoles y
jueves) técnicamente en la calificación de "país en caos".
En este escenario, tendrían que
actuar las "fuerzas internacionales de Paz" con la ONU, la OTAN, las
potencias europeas, que, como está demostrado hasta el hartazgo, siempre
terminan asimilándose a EEUU y a sus políticas de rapiña.
De esta manera, y con una guerra
civil desangrando Irak, las fuerzas norteamericanas (y el gobierno de Bush)
podrían salir del centro de los ataques y convertirse en "mediadores", antes
que en represores.
Y por supuesto, sin retirar los
150.000 soldados estadounidenses y controlando el petróleo y la
administración iraquí desde la super-embajada con tres mil empleados
instalada en la zona verde de Bagdad.
Una paradoja, matemáticamente
posible, del invasor convertido en "fuerza mediadora" con la OTAN y la ONU, que
se abre para Washington con chiíes y suníes desangrándose en una guerra civil.
Este es el plan, y los hechos ya
están a la vista.
En momentos de terminar este informe,
Irak se encuentra en estado de máxima alerta y los muertos, ahora chiíes
y suníes, se siguen acumulando en las morgues y los hospitales.
La guerra civil dejó de ser un
pronóstico, ya es una realidad palpable en Irak, y fuimos los primeros que la adelantamos en diversos informes publicados entre 2004 y 2005.
Los días que se avecinan lo irán
confirmando, y nuestros lectores tendrán la oportunidad -una vez más- de
verificar que todo lo que adelanta y/o anticipa IAR Noticias se cumple
inexorablemente.
Somos magos.
El informe que anticipó la guerra
civil en Irak, un año antes:
Las claves del futuro iraquí /
La guerra civil y la "madre de todas las guerras
|