|
(IAR
Noticias)
18-Noviembre-2012
Como ya sucedió
en sus anteriores operaciones en Gaza, Israel comienza a padecer una lógica inexorable de la acción
militar: Si una guerra se extiende, el tiempo termina favoreciendo al más
débil. De nuevo, como en Líbano en 2006, y como en Gaza en 2009, la extensión de los bombardeos
puede desgastar al mando israelí y generar oleadas de críticas, tanto en el
plano internacional como en los sectores del poder político de Israel
Por
Manuel Freytas (*)
manuelfreytas@iarnoticias.com
La continua tragedia humana
(silenciada y deformada por las potencias y las grandes cadenas mediáticas)
desatada por los periódicos exterminios militares de Israel en Gaza no se
define en un escenario, sino en tres escenarios simultáneos: A) La masacre
militar de civiles, B) La tragedia humanitaria con el bloqueo, C) La
continua guerra asimétrica entre Israel y Hamás (la guerra del león
contra el ratón).
Estos tres escenarios, fueron
utilizados históricamente por Israel como herramienta de presión bélica
para someter a Hamás y obligarlo a cumplimentar los dos objetivos estratégicos
centrales del Estado israelí en Gaza:
1) La destrucción o el máximo
debilitamiento del aparato politico-militar de Hamás.
2) La firma de una tregua y de un
acuerdo duradero que asegure el final de los ataques con cohetes a las
ciudades israelíes.
Como
siempre, Israel y Hamás combaten en una "guerra asimétrica" contra reloj: Israel
quiere destruir la mayor cantidad de plataformas lanzaderas de misiles
palestinos antes de un "cese el fuego" (siempre operado por EEUU para
posibilitar un repliegue "honroso" de Israel), y Hamás busca resistir y seguir
disparando la mayor cantidad de misiles precarios contra ciudades israelíes para
precipitarle al estado judío una "derrota moral" ante el mundo
Para
Israel, la Franja (un campo de concentración a cielo abierto) no es un teatro de
batalla convencional, sino un ejercicio cruzado de "tiro al pichón" contra un
millón y medio de seres humanos, para quienes la única luz existente es
la producida por las llamaradas multicolores de los misiles y las bombas
israelíes.
Contrariamente a lo que se cree, las
operaciones militares represivas de Israel en la Franja nunca tuvieron
como objetivo central la destrucción total de Hamás y el derrocamiento de su
gobierno.
Como se sabe, Gaza forma parte de un
tablero geopolítico estratégico cuyo desenlace se va definir por medio de una
confrontación inevitable del eje islámico Irán-Siria-Líbano-Gaza con el polo
EEUU-Israel-Unión Europea, en el escenario de la "guerra fría"
intercapitalista por los recursos estratégicos y las grandes fuentes de energía
con el petróleo como telón de fondo.
El teatro militar y las
tragedias humanitarias de Gaza forman parte indivisible de las cuestiones estratégicas (y de desenlace conflictivo) que definen y priorizan las
líneas matrices del orden capitalista internacional en crisis que tiene
claramente tres protagonistas centrales:
A) EEUU,
Unión Europea y el "eje occidental" (bloque dominante del capitalismo
que extiende sus tentáculos para apoderarse de los recursos energéticos, rutas y
mercados de Eurasia, Africa y Medio Oriente).
B) Rusia,
China y el "eje asiático" (Bloque del capitalismo emergente que
disputa una (por ahora) guerra comercial por áreas de influencia con el eje
USA-UE que genera roces y conflictos militares localizados y a escala global,
como el de Georgia, en el Cáucaso).
C) Irán y el
"eje islámico" (Bloque de países asentados sobre más del 80% de las
reservas mundiales del petróleo y de los recursos estratégicos en disputa).
Estos tres bloques centrales van a
definir (a modo de desenlace, y cuando la crisis económica global se
retroalimente con la crisis energética global ) un escenario estratégico
de tercera guerra mundial.
En ese marco, la destrucción de Hamás
en Gaza
y de Hezbolá en Líbano, y de sus respectivos aparatos políticos militares, es un objetivo
de máxima que se plantea el eje USA-Israel-OTAN como complemento táctico
ineludible de sus potenciales operaciones militares contra Irán y Siria en
Medio Oriente.
La guerra contra el "terrorismo
islámico" de Irán, Hezbolá y Hamas, es antes que nada una guerra por la
redefinición del poder USA-imperial (regente del sistema capitalista a
escala mundial) en Medio Oriente, y que tiene a la supervivencia del
Estado de Israel como uno de sus objetivos centrales.
Pero la estrategia en Gaza va por
pasos, y la destrucción total de Hamás en esta etapa implicaría tres pasos
que Israel no está dispuesto a dar: A) Ocupar territorialmente Gaza, B)
hacerse cargo de su administración y C) contener el estallido social con caos y
luchas intestinas que generaría la desaparición de Hamás de la escena.
Israel es una superpotencia militar
que basa su accionar en el despliegue operativo y la capacidad de fuego de su
fuerza aérea, pero carece de estructura para una ocupación territorial, la cual le
insumiría un despliegue permanente de efectivos y de logística militar.
"Sería como crearnos un Irak en casa", dicen los halcones israelíes.
En consecuencia, y como planteo
estratégico de fondo, las operaciones militares de Israel nunca se propusieron
la destrucción total de Hamás, sino el debilitamiento de sus estructura
militar y el desgaste de su plana mayor en un escenario más funcional a
los objetivos del control político y militar de Israel en la región.
Históricamente en Gaza se combinaron y retroalimentaron
dos factores: El fracaso histórico de Israel para destruir la
infraestructura operacional de Hamás fue siempre directamente proporcional a la
fortificación del mando político militar de la organización islámica operando en la clandestinidad
durante los bombardeos.
Estratégicamente, y antes
de la actual operación "Pilar Defensivo",
Israel ya fracasó en 2009 con la operación "Plomo Sólido".
Presionado cada vez más por los
costos políticos de la masacre, por la resistencia de Hamás a firmar una
tregua del "vencido", y por un cada vez más definido frente de boicot
internacional en su contra, el alto mando israelí resolvió decretar una
tregua unilateral con permanencia de sus tropas en Gaza.
Después de una operación militar de
exterminio que durante 21 días consecutivos asesinó a 1100 palestinos, hirió a
otros 5000, terminó con la vida de casi 400 niños, hirió a más de 1200, asesinó
cerca de 200 mujeres, destrozó en más de un 70% la infraestructura de Gaza,
profundizó a niveles inéditos la catástrofe humanitaria de ese pueblo, a Israel
se le hizo muy difícil explicarle al mundo que todo esa masacre y destrucción
fue cometida sólo para "defenderse del terrorismo".
Finalmente, y sobre el filo de una
tregua que estaba siendo negociada (sin éxito) con la mediación de Egipto,
varios gobiernos, en diferentes latitudes del planeta, pantearon desde la
condena o la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel, hasta diferentes
tácticas de
aislamiento y boicot internacional contra el Estado judío.
En consecuencia, Israel decidió
emprender la retirada (disfrazada de "tregua unilateral) antes de que sus
embajadores comenzaran a ser expulsados en masa , y sus embajadas, empresas y
bancos comenzaran a ser rodeados por multitudes exigiendo el fin de la
masacre en Gaza.
Tácticamente, el "encierro" de Israel
terminó de concretarse cuando Hamás condicionó la tregua a un retiro inmediato
de Israel con levantamiento del bloqueo en todos los pasos fronterizos.
Según los manuales básicos de la
guerra, cuando una operación militar no consigue la concreción de sus
objetivos estratégicos, la fuerza atacante ingresa en el terreno táctico de la
derrota. Eso le sucedió a Israel en 2009.
Encerrado en la ratonera de Gaza, con sus tanques y soldados rodeados por los
cadáveres que sembraron a su paso, y con la única opción de seguir matando y
generando más presión internacional en contra, Israel suspendió
unilateralmente la operación "Plomo Sólido" a la espera de que sus espónsores,
EEUU y la Unión Europea, viniesen en su auxilio con un Plan B diplomático
que le permitiese una huida rápida de la escena del crimen.
Más allá de ese desenlace histórico
en 2009: Hamás siguió en pie hasta el presente y los cohetes palestinos
seguían cayendo este sábado en territorio israelí.
Hoy la situación se repite en otra
escala. Israel todavía no invadió por vía a terrestre a Gaza, y solo se dedicó a
bombardearla por aire, por tierra y por mar, en lo que los estrategas
israelíes denominan "bombardeos quirúrgicos". Centenares de ataques sobre
poblaciones civiles que ya mataron a mas de 50 palestinos, hirieron a más
500 y destruyeron infraestructura vital para la supervivencia de la Franja.
Y como ya sucedió en sus anteriores
operaciones en Gaza, Israel comienza a padecer una lógica inexorable de la acción
militar : Si una guerra se extiende, el tiempo termina favoreciendo al más
débil. De nuevo, como en Líbano, la extensión de los bombardeos puede
desgastar y a dividir al mando judío y generar oleadas de críticas
internas, tanto en la sociedad como en los sectores del poder político israelí.
El
incremento del "terror militar" con matanza indiscriminada de civiles en
las últimas 100 horas se orienta a presionar un plan en la ONU que le posibilite
conseguir por vía diplomática lo que su aparato de destrucción militar no pudo
conseguir hasta ahora por vía del asesinato masivo en Gaza.
Para los halcones israelíes, obligados a matar más cada día para conseguir sus
objetivos en Gaza, comenzó a correr otro tiempo de desgaste y vientos en
contra. Después de 5 días de exterminio "quirúrgico" exitoso
posibilitado por la complicidad y el silencio internacional
no buscan el objetivo de máxima, sino una victoria mediática-política que les
garantice un repliegue honroso y una victoria "disuasoria" sobre Hamás.
Como siempre EEUU y las potencias
imperiales van al rescate de su socio regional y
buscan contra-reloj la brújula que parece haber perdido Israel: El "cese" el
fuego que justifique un repliegue "triunfalista" antes de que un nuevo pantano de
Gaza comience a tragarse lo que queda de la supremacía militar del ejército israelí.
Y como ya sucedió en 2009, Hamás se
niega a darle la tregua del "repliegue victorioso" a Netanyahu y a la
cúpula militar de los halcones que han lanzado la operación como parte de la
actual campaña electoral en Israel.
Y como ya sucedió
en Líbano y en Gaza en 2009, el eje imperial USA-UE utilizará la situación
para generar nuevas "fórmulas diplomáticas" para
aislar y "desarmar" a Hamás en el Consejo de Seguridad.
No obstante, la estrategia y los objetivos
militares que guiaron la operación "Pilar Defensivo" puede dar manotazos
de ahogado, si no se la sustituye inmediatamente por un Plan B diplomático
que libere a Israel de otra hoguera internacional.
Con un agregado: Si Israel vuelve a ingresar en una
nueva invasión terrestre, el reloj y
los muertos de Gaza van a ser los protagonistas fundamentales de su destino.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
Ver sus trabajos en
Google y en
IAR Noticias |