no se trata precisamente de
un medio alternativo, sino del propio vocero de la catedral financiera del
Imperio, The Wall Street Journal, quien afirma este lunes que
los banqueros, de ser "los amos del universo" han pasado a ser a los
"villanos de la crisis".
El lema extraoficial de la reunión
del Foro Económico Mundial que concluyó el domingo, parecía ser: "En primer
lugar, matemos a todos los banqueros", señala el Journal en un sorprendente
articulo titulado: "Los banqueros en Davos: de los amos del universo a los
villanos de la crisis".
Hasta hace poco, señala, los
ejecutivos del mundo de las finanzas eran los "reyes de la cumbre de la élite
mundial que se realiza todos los años en los Alpes suizos".
Para el diario, el desdén que quedó
en evidencia en el encuentro de este año es una señal de la reacción
internacional en contra del sector financiero". Y agrega: "La ira popular sobre
el papel de los bancos en la crisis financiera y su comportamiento posterior
se ha contagiado a los ejecutivos de algunas de las mayores empresas del mundo,
políticos y reguladores".
La ira dirigida contra los bancos
desde todos los rincones fue palpable, reconoce Donald Moore, presidente de la
junta de Morgan Stanley en Europa, citado por el Journal, mientras estudia unos
gráficos sentado solo en Global Village, el café del Foro. Consultado sobre qué
otros grupos habían sido tan impopulares en Davos en otros años, contestó
rápido: "los terroristas".
"Creo que la relación entre el
gobierno y los bancos ha cambiado de manera irreversible",sostuvo por su
parte Peter Sands, presidente ejecutivo de grupo del banco británico Standard
Chartered Bank y copresidente del foro de Davos.
"La atmósfera política se ha
vuelto tóxica para los bancos. Muchos banqueros han mantenido un perfil bajo
y prefirieron las reuniones privadas a participar en los paneles de discusión.
Bajo una creciente presión, algunos incluso le han dado la espalda a sus propios
colegas", apunta The Wall Street Journal.
Hace un año, en febrero de 2009,
representantes de los principales conglomerados bancarios se hicieron presentes
en el Capitolio para "explicar" a los congresistas qué hicieron con la danza
billonaria de dólares que recibieron en concepto de "salvataje" por parte del
Estado USA, cuya administración -ahora con Obama- continúa utilizando
dinero público para rescatar a bancos e instituciones privadas quebradas por la
crisis.
El primer tramo del macro-negocio
privado de los pulpos bancarios con la crisis financiera se inició en octubre
de 2008 con la aprobación por parte de la Cámara de Representantes de EEUU del
plan de crisis de Bush para salvar a las entidades quebradas con dinero
público. Una operación inicial de US$ 700.000 millones que el Tesoro USA
(por medio de emisiones de deuda pública) entregó a los bancos privados del
Sistema de la Reserva Federal. (Ver:
Quiénes controlan el negocio del plan de rescate
financiero: El papel de Goldman Sach).
Tras asumir en enero de 2009 , la
administración Obama lanzó otro programa de "rescate financiero" por
medio del secretario del Tesoro, Timothy Geithner (ex presidente de la Reserva
Federal de Nueva York),que triplicó la ayuda de Bush, movilizando hasta
US$ 2 billones (1,5 billones de euros), procedentes del Tesoro, de la
Reserva Federal y de inversores privados, bajo el argumento de que serviría para
evitar la catástrofe financiera.
Posteriormente, los mismos
legisladores demócratas y republicanos que votaron el plan de rescate de Bush
instaron a los banqueros a reconocer la "ira" de los contribuyentes ante
la escasa "transparencia" sobre el manejo de los fondos y la percepción de que
el dinero no se usó para cumplir con la meta de flexibilizar el crédito a los
consumidores y negocios ni tampoco sirvió para detener el colapso financiero en
EEUU.
"Reina un gran indignación en el
país, y buena parte se justifica", señaló el representante demócrata Barney
Frank, líder del Comité del Congreso, tras la reunión con los directivos de los
bancos
Pero fue el representante de Goldam
Sach quien expresó el sentir general: "Es muy claro que hemos quedado en el
medio de la furia popular. En mis 26 años en Goldman Sachs nunca vi mayor
distancia entre el ramo de servicios financieros y el público" admitió el
presidente de ese banco, Lloyd Blankfein.
En su artículo de este lunes, The
Wall Street Journal señala que "El apoyo a una ofensiva más agresiva de los
gobiernos para limitar las prácticas de los bancos es mayor de lo que parecía
posible hace apenas unas semanas. Las propuestas para la creación de nuevos
impuestos y reglas más estrictas en Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países
están reforzando la determinación de los funcionarios a ambos lados del
Atlántico de no permitir que el sector financiero salga ileso, después que sus
pérdidas provocaran una recesión económica mundial".
"El alivio generado por la mejoría de la crisis económica -continúa- está dando
paso a exigencias de cambios de largo alcance y a un cuestionamiento del valor
de muchas actividades del sector financiero".
Según el Journal, "Muchos opinan que
los bancos son los grandes responsables de su mala imagen al aparentemente
regresar a una cultura marcada por asumir grandes riesgos y otorgar jugosas
bonificaciones después de salir de la unidad de cuidados intensivos.
"Creo que los bancos evaluaron mal
los arraigados sentimientos del público en torno a los efectos devastadores de
la crisis", dijo al diario Guillermo Ortiz, el ex gobernador del Banco de
México.
La utilización del Estado para
salvar a los bancos privados con fondos públicos ya generó en la opinión
pública norteamericana un proceso de rechazo creciente, y aunque la prensa
norteamericana "oculta" sistemáticamente la verdadera naturaleza
de los rescates (el negocio de un
puñado de conglomerados del sistema bancario de la Reserva Federal), los
banqueros han pasado a ocupar la figura de mayor rechazo entre el ciudadano
común.
La indignación se acentuó y comenzó a
crecer, en febrero de 2009, cuando la prensa norteamericana, difundió
comentarios irónicos y burlescos sobre la crisis que habían formulado
algunos miembros de Kappa Beta Phi, una fraternidad exclusiva y
reservada de los pulpos bancarios de Wall Street, algunos de los cuales
habían estado en el Capitolio con los representantes de la corporación bancaria
Pero, y mientras la "fraternidad"
financiera continúa ironizando sobre la crisis,
a la sombra del Estado USA, el sistema bancario privado que controla la Reserva
Federal de EEUU concreta un negocio billonario en las bolsas con los impuestos
públicos (el dinero de los contribuyentes que abona los "mega-rescate") lo que
hace que el costo de la crisis financiera privada sea pagado por todo el
pueblo norteamericano.
Esto carga y acentúa cada vez más el
rechazo popular hacia los banqueros que finalmente, como lo subraya el Journal,
tuvieron su propio Waterloo en Davos.