En el primer caso, las
instituciones jurídicas y políticas del capitalismo quedarían "deslegitimadas" y
el sistema hipócrita de "gobernabilidad" (y de dominio político y social) basado
en la "democracia representativa" se derrumbaría.
En consecuencia, el sistema
capitalista se vería obligado (para mantener el dominio) a recurrir al uso de
la fuerza militar para preservar el "orden" político y social que
le garantice
el funcionamiento en "paz" de sus empresas y bancos a escala global.
En el segundo caso, las bases del
"consumismo" masivo (la piedra basal del funcionamiento de la rentabilidad y
de la economía capitalista a nivel planetario) se derrumbarían y el sistema
colapsaría por "sobreproducción" a escala global.
Lo que indica claramente que, si
las mayorías no votaran y sólo consumieran lo necesario para vivir, el sistema
capitalista se quedaría sin sus dos motores esenciales: El "sobre-consumo
social" (inducido para vender productos superfluos e innecesarios) y el
"voto democrático" (inducido para imponer el dominio sin el uso de las
armas).
La "crisis de credibilidad"
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Algunos cafés
londinenses ofrecen sus "especiales de recesión", menús económicos para estos
tiempos de crisis. |
La dinámica de este proceso en el
mundo parece estar en marcha sobre la base de dos fenómenos interactivos que ya se
verifican tanto en los países centrales como en las áreas subdesarrolladas del
mundo periférico: La "crisis recesiva" y los conatos de
"ingobernabilidad" que producen las reacciones (conflictos y
estallidos) sociales y sindicales como respuesta a los despidos laborales
detonados por la paralización económica.
Pero a este escenario, se suma un
"tercer factor" de índole psicosocial producido por la falta de expectativas
personales y laborales que genera la crisis: El "escepticismo social".
Según la encuesta del
Eurobarómetro (sondeos de opinión pública), encargada por el Parlamento Europeo, divulgada el miércoles,
la confianza en las instituciones de la UE se desploma con la crisis financiera
recesiva que se expande como un virus tanto por las potencias centrales
como por la periferia subdesarrollada de la Europa continental.
De acuerdo con el estudio,
sólo el 34% de los ciudadanos tiene intención de votar en las elecciones
europeas que se llevarán a cabo en el mes de
junio.
Las justificaciones de la
abstención, varían entre un 62% que "cree que su voto no cambiará nada",
y un 55% que opina que "el Parlamento Europeo no se ocupa de los
problemas que le conciernen".
Esta desconfianza -aclara el
informe- no es una muestra de antieuropeísmo, porque sólo un 20% dice "estar en
contra de Europa, de la Unión Europea o la construcción europea".
El malestar social -señala
la medición- se refleja en el marcado deterioro de confianza que en menos
de cuatro meses han sufrido las instituciones comunitarias, como la Comisión
Europea, el Parlamento Europeo y el Banco Central Europeo, (BCE).
El sondeo oficial señala que la
confianza en el BCE ha caído del 48% al 39% entre septiembre de 2008 y abril de
este año. En el mismo período la confianza en la Comisión ha caído del 47% al
42% y la del Parlamento del 51% al 45%.
El Reino Unido (59%), Grecia y
Austria (42%), son los países con un número de ciudadanos más elevado que
tienden a no confiar en la Eurocámara, sensación que empiezan a multiplicarse por todo el
continente europeo .
Esta situación refleja la pérdida de confianza que se
traduce en un desinterés por las próximas elecciones europeas,
según la encuesta del Eurobarómetro, encargada por el Parlamento Europeo.
La medición, realizada sobre una
muestra de 27.218 personas realizada entre enero y febrero, apunta un
"creciente desinterés de los ciudadanos" por las elecciones europeas en
comparación con el sondeo realizado hace cinco años.
En el Eurobarómetro previo a las
elecciones de 2004, un 41% de los encuestados expresaron que "probablemente
votarían", mientras que ahora esta proporción se ha reducido al 34%.
Sugestivamente, las sociedades de
países europeos menos confiadas con las instituciones de la UE, como Reino Unido
y Austria, figuran también entre los que "la probabilidad" de que sus
ciudadanos vayan a votar es más baja, el 22% y 21%, respectivamente.
En España, una de las
potencias del euro, sólo un 27% de los ciudadanos -según la encuesta- ha
manifestado que "probablemente votará"
en las próximas elecciones europeas,
marcando siete puntos por debajo de la media regional,
El país que hace tan sólo 20
años era uno de los paladines de la democracia representativa europeista, se
aproxima a marchas forzadas al colectivo de los países más "euroescéptico",
según el informe.
En 1987, un año después del ingreso de España a la Unión, votaron el 69% de
ciudadanos. En 1989 la participación cayó al 55%, y remontó después al 59% y 63%
en 1994 y 1999, respectivamente. Pero en 2004 la asistencia a las urnas se
hundió hasta el 45%.
Las respuestas y opiniones
reveladas por la medición registran en forma predominante el impacto de
la crisis económica y el cambio de prioridades en las preocupaciones de los
ciudadanos europeos.
La mayoría de ciudadanos (57%, 10
puntos más que hace un año) piden que el eje de debate de la campaña electoral
se centre prioritariamente en el desempleo y también en el crecimiento
económico.
Mientras, debates sobre el cambio
climático, la inmigración y el terrorismo sólo interesan a un 26% de los
encuestados, el interés por los poderes y las competencias de las instituciones
europeas, así como por los valores y la "identidad europea", sólo
atraen a un 10% de los ciudadanos.
El estudio concluye que la crisis
financiera recesiva ha impactado con fuerza inusitada en las sociedades
europeas, y el "euroescepticismo" se está tornado en factor social
predominante, que afecta principalmente a la credibilidad en el destino del euro
y en la debacle de la confianza en las instituciones de la Unión Europea.
El estudio oficial se conoce en un
momento en que la crisis financiera recesiva exportada originalmente de EEUU ya
se expande por toda Europa y el colapso financiero con desaceleración económica
y desempleo se contagia aceleradamente tanto por las economías centrales del
euro como por los países del Este que afrontan crecientes huelgas y protestas
sociales con "amenaza a la gobernabilidad".
En este contexto, la medición
encargada por la UE parece agregar a la "crisis económica" (producida por
la recesión), y a la "crisis social" (producida por las huelgas y conflictos
sociales) un tercer actor: El "colapso psicosocial" reflejado en las
tendencias del escepticismo generalizado sobre las instituciones del sistema.
Según
los datos de la encuesta, esa tendencia al "euroescepeticismo" se agrava
en el escenario de las potencias centrales más ricas, como Alemania, Reino
Unido, Francia y España.
¿Cómo
incidirá este "tercer factor" (el descreimiento social en el sistema) en
el desarrollo de los procesos combinados de la "crisis económica" y la "crisis
social", que se retroalimentan entre sí tanto en los países centrales
como en la aéreas periféricas del planeta capitalista?
¿Cómo
hará el eje dominante EEUU-Europa para conservar la hegemonía mundial (del
sistema capitalista imperial) si en sus propias metrópolis comienza a
colapsar, además de los bancos y las empresas, el sistema que sostiene la
credibilidad pública en las instituciones del control político y social?
¿Qué
puede pasar (si como efecto de la crisis exportada de las metrópolis imperiales)
en las áreas subdesarrolladas de Asia, África y América Latina las mayorías
(además de quebrar la "gobernabilidad" con las huelgas y conflictos sociales)
se negasen a legitimar a los gobiernos en las urnas?
¿Qué
sucedería si (como en la Argentina durante el Cacerolazo de 2001) las mayorías
de Asia, África y América se sublevaran y decretaran un "que se vayan todos"
contra los políticos y las instituciones de la "gobernabilidad" (léase dominio)
en democracia?
La
encuesta encargada y difundida este miércoles por la Unión Europea revela que el
"tercer factor" de la crisis (la pérdida de credibilidad en las
instituciones) no es una especulación "conspirativa" de los analistas
contrainformacionales sino un fenómeno de medición social verificable que ya se
extiende por las principales potencias centrales europeas.
¿Y qué
datos revelaría la misma medición realizada en EEUU donde la mayoría de los
analistas coinciden en que Obama ya se encuentra parado sobre el cráter de un
"volcán social" ?
La "crisis total" (o la crisis final)
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Pasajeros caminan por uno de los andenes de la estación de trenes de Saint
Lazare, París durante una jornada de huelga general contra el desempleo, el
jueves 26 de marzo,. |
El
sistema (económico, político y social) capitalista se basamenta sobre tres
parámetros esenciales:
A)
Consumo masivo (que alimenta los ciclos de ganancia capitalista con el
mercado).
B)
Voto "popular" (que alimenta y permite el control político y social sin
represión militar).
C)
Credibilidad social (que alimenta la supervivencia institucional del sistema
capitalista).
Estos
tres factores, que conforman la columna vertebral del sistema expoliador capitalista erigido como "civilización única" a escala global,
hoy se encuentran en riesgo inmediato a raíz de la crisis financiera
que derivó primero en crisis recesiva y luego en crisis social
como emergente de los despidos laborales y el achicamiento del consumo popular.
La
pérdida de la credibilidad social en las instituciones del sistema -como
revela la encuesta europea- cierra el círculo de un proceso interactivo (la
crisis global expandida de los países centrales a la periferia) que va a obligar
al capitalismo trasnacionalizado a cambiar sus reglas de dominio a escala
global.
Y como
sostienen algunos expertos: En un mundo incendiado por la simultaneidad de la
crisis económica y de los estallidos sociales, poco sirven los políticos y
sus instituciones (gendarmes del dominio civil) para detener a las masa
sublevadas y escépticas que buscan su propia supervivencia.
Y hay un
fenómeno que emerge de la propia dinámica revelada por la encuesta europea: Así
como las potencias centrales "exportan" (a través de sus bancos y
trasnacionales") la crisis recesiva a la periferia de Asia, Africa y América
Latina, también exportan los modelos de comportamiento social de rebelión al
sistema.
En esa
orientación, la perdida de credibilidad social en las instituciones del
sistema que hoy ya se expresa en las potencias centrales y en la periferia
de Europa, se va a transferir (por medio de la comunicación globalizada)
como un virus contaminante a la periferia de Asia, África y América
Latina.
Esta
dialéctica de acción-reacción a escala global, es lo que define, en forma
totalizada, un fenómeno que excede la denominación reduccionisa de "crisis
económica" con que los analistas del sistema califican el actual colapso
recesivo mundial.
El
capitalismo no está en "crisis económica", sino en "crisis total", y al
final del proceso, si quiere supervivir como sistema, deberá echar mano a lo
único que puede preservar su dominio: La represión militar.
La
dinámica histórica de la crisis pulveriza la columna vertebral del sistema
(consumo, voto y credibilidad social) y obliga a cambiar la estrategia de
dominación para reciclar un nuevo proceso de control político y social.
La historia demuestra que el capitalismo no se suicida: Solo cambia de forma.
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(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador y analista, especialista en inteligencia y
comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados
en la Web.
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y en
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