Una de las
principales prioridades de la Casa Blanca -según el diario
financiero imperial- es encontrar a un candidato que cuente
con la venia de la comunidad internacional.
Entre los nombres que
han salido al ruedo figuran también el del secretario de
Comercio y ex presidente ejecutivo de Kellogg Co., Carlos
Gutiérrez, y el de John Danforth, ex senador de
Missouri y embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas.
De acuerdo con el
Journal, el nombre del ex líder de la bancada
republicana en el Congreso, Bill Frist, un cirujano que
ha viajado extensamente por África, figura en los primeros
planos y suscita "especial interés".
Frist es uno de los
predilectos de Stephen Hadley, el asesor de Seguridad
Nacional de Bush, según una fuente cercana.
Durantes sus más de
10 años en el Senado, Frist luchó para elevar el gasto de
Estados Unidos en programas orientados a combatir el contagio de
enfermedades infecciosas en el mundo, incluyendo fondos para
luchar contra el sida. Frist ha viajado a lo largo de África y
en febrero estuvo en el continente como parte de una misión de
médicos, señala el Journal.
Según el diario, un vocero de Frist no pudo ser contactado para
que comentara al respecto.
Otros nombres que se están evaluando son, según fuentes
cercanas, los del subsecretario del Tesoro citadas por el
Journal, Robert Kimmitt, y Robert Zoellick, el ex
representante de Comercio de EEUU que actualmentese desempeña
en el megagrupo financiero Goldman Sach (el
más influyente grupo financiero del lobby sionista)
al cual perteneció como director el actual secretario
del Tesoro estadounidense, Henry Paulson.
En ese sentido, el
Journal apunta que el proceso de "búsqueda" es liderado
por el secretario del Tesoro Henry Paulson, quien al parecer
está abocado esta semana a armar una sólida lista de
candidatos.
Se espera que la
semana entrante se afinen los detalles de una lista
definitiva de candidatos, de cara a una reunión de los
líderes del Grupo de los Ocho, fijada para inicios de junio.
Zoellick se desempeñó
como representante comercial estadounidense durante el primer
período del gobierno de George W. Bush. En esa condición,
Zoellick promovió activamente acuerdos de "libre comercio"
con países de América Latina, puntualiza The Wall Street
Journal.
Su nombre fue
considerado para encabezar el Banco Mundial, antes de que se
desempeñara como subsecretario de Estado al comienzo del segundo
período de Bush. Zoellick no quiso comentar respecto a su
posible candidatura.
Kimmitt, fue
embajador estadounidense en Alemania, y es ampliamente conocido en
Europa. Kimmitt no quiso referirse al tema, señala el Journal.
Sin embargo, durante una reunión de ministros de Finanzas del
G-8 que tuvo lugar el pasado fin de semana, Kimmitt señaló que
era "muy halagador encontrar que mi nombre se vea asociado con
una institución tan prestigiosa como el Banco Mundial".
Kimmit resaltó ante el Journal, sin embargo, que "discutir de
nombres, ya sea el mío o el de cualquier otro", es algo
prematuro.
Tony Fratto, el
portavoz de la Casa Blanca, declinó referirse a nombres en
particular, pero indicó que el presidente George W. Bush espera
contar pronto con una lista de nombres para su consideración.
"El presidente tiene la intención de nombrar a un estadounidense
para ese cargo y esperamos movernos bastante rápido", señaló.
Según el Journal, a pesar de los llamados de los críticos para
que Estados Unidos presente una lista más amplia de candidatos
para reemplazar a Wolfowitz, Bush parece decidido a preservar
la tradición de que un estadounidense presida el Banco Mundial
(como parte de esa misma tradición, un europeo siempre encabeza
el Fondo Monetario Internacional).
Paul Wolfowitz
renunció la semana pasada a la presidencia del Banco Mundial
tras dos años en el cargo, que incluyeron acusaciones de
que había favorecido a su amante, una funcionaria del banco, con un
generoso ascenso y aumento de sueldo.
Wolfowitz no abandonará el puesto hasta el 30 de junio,
por lo que la Casa Blanca dispone de seis semanas para evaluar
candidatos y consultar con los principales accionistas del Banco
Mundial, en especial los aliados europeos que criticaron
duramente a Wolfowitz.
Institución
clave del poder imperial
|
Wofowitz , Rumsfeld y W. Bush,
cuando la vida les sonreía... |
Las grandes cadenas mediáticas
internacionales (controladas por el poder sionista) pusieron el énfasis sobre la
renuncia de Wofowitz por corrupción, evitando de esa manera referirse a la
importancia que reviste el Banco Mundial como institución clave del poder
imperial capitalista mundial.
Por medio de la utilización política
de su poder financiero, de su estratégica posición en la Casa Blanca y en los centros de decisión,
los grupos financieros del lobby judío ejercen influencia decisiva en la
política interna y externa de EEUU, además de desempeñar un papel dominante en la
financiación de los partidos políticos, de los candidatos presidenciales y de
los congresistas.
Las principales instituciones financieras del lobby (Goldman Sachs, Morgan
Stanley , Lehman Brothers, etc) y los principales bancos (Citigroup, JP
Morgan y Merrill Lynch, etc), influyen decisivamente para el nombramiento
de los titulares de la Reserva Federal, el Tesoro, y la secretaría de Comercio,
además de los directores del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional.
Un ejemplo de esta ligazón es el nombramiento, en el 2005, de
Paul Wolfowitz, ex
subsecretario de Defensa, considerado el "cerebro" del lobby judío de
Washington, como titular del Banco Mundial. Otro ejemplo destacado,
fue el nombramiento de Henry Paulson, presidente ejecutivo de Goldan
Sachs como secretario del Tesoro de Estados Unidos.
A través de los créditos y políticas de "ayuda" el Banco Mundial es un
instrumento clave de la política imperialista para controlar y someter a los
gobiernos periféricos a todo tipo de chantaje y exigencia de cumplimiento de
programas de ajuste económicos a cambio de darles auxilio financiero n el
"combate contra la pobreza".
En 1944 las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial crearon en Bretton
Woods nuevas instituciones económicas para reordenar un sistema capitalista en
profunda crisis desde la Gran Depresión de los años 30 y agravado entonces por
el conflicto bélico.
De esos acuerdos para reordenar y reciclar el sistema capitalista nacieron el
Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
El Banco Mundial se constituyó formalmente como una organización para financiar
la reconstrucción económica posterior a la guerra y se convirtió rápidamente en
un importante prestamista para los países en desarrollo.
Hasta 1990 el Banco Mundial no declaró que la "reducción de la pobreza"
es uno de sus objetivos prioritarios.
Tanto el FMI como el Banco Mundial comparten el mismo objetivo: un modelo
basado en el "libre comercio", búsqueda de la mayor rentabilidad sin
restricciones, y la preferencia del negocio de la empresa privada sobre el
sector público.
Curiosamente, estas dos entidades, el FMI y el Banco Mundial, representantes de las finanzas globales y de las
transnacionales capitalistas del lobby sionista, son presentadas como una solución global a la
pobreza en el mundo.
Tanto el Banco Mundial como el FMI (su hermano complementario) están
controlados en sus resortes decisivos por EEUU (su principal aportante y
quien decide su conducción) y las potencias del Norte, impulsores y
beneficiarios del sistema de explotación capitalista impuesto como norma
aceptada y universal.
De esta manera, las potencias centrales y EEUU controlan más de las dos terceras
partes de los votos del Banco Mundial.
El Banco Mundial tiene como objetivo principal la concesión de créditos a los
gobiernos y se convierte de esta manera en fuente de financiación para el
desarrollo de los países empobrecidos.
Pero para conseguir acceso a los créditos del Banco Mundial, un país debe
comprometerse a seguir políticas económicas diseñadas por el FMI: programas de
estabilización y de ajuste estructural socialmente muy traumáticos, que colocan
al "libre mercado" y a la rentabilidad empresarial por encima de las
personas, y sólo benefician prioritariamente a las grandes empresas y
bancos transnacionales.
Los créditos del Banco Mundial son casi la única fuente de ingresos para los
programas sociales de ayuda de los países más pobres.
Pero el hecho de que estos países se vean obligados a seguir las reglas de libre
mercado y de rentabilidad capitalista impuesta por el FMI y el BM, les
obliga luego a recortar sus programas sociales para pagar la enorme deuda que
contraen con el BM y la instituciones crediticias internacionales.
El informe Meltzer, en febrero de 2000, realizado por una comisión internacional
de asesoramiento para las instituciones financieras internacionales, detectó y reveló que el 80% de los recursos del Banco Mundial no se
destinaban a los países más pobres, sino a los países en desarrollo con mayor
potencial de inversiones y rentabilidad garantizada.
En este escenario, no sorprende que el Banco Mundial haya sido el autor de un
informe para reciclar, con nuevos métodos gerenciales, el negocio con la
pobreza en el mundo, y que dicho proyecto se haya gestado durante la
presidencia de Wolfowitz, uno de los personajes claves del lobby.
Ante la vergonzosa situación de corrupción barata por la que atravesó Wolfowitz el el Banco Mundial (un vulgar "ladrón de gallinas" al frente de la
institución financiera más poderosa del mundo imperial-capitalista) no
sorprende que el lobby sionista de Washington haya utilizado todo su poder de presión
para mantenerlo en el sillón.
De Wolfowitz, el lobby financiero que controla Wall Street, el complejo
militar industrial y la Reserva Federal, puede decir con propiedad: "Es feo,
pero es nuestro".