stá bien que en su crepúsculo gubernamental Clinton y su secretario
del Tesoro, Robert Rubin (anterior jerarca durante un cuarto de siglo de Goldman
Sachs, el banco estadunidense de inversiones más importante del mundo), se hayan
atrevido muy a destiempo a solicitar una "nueva arquitectura financiera global",
que cayó en los oídos sordos de la banca unilateralista de Nueva York.
Pero la osadía rebasa lo permisible cuando un ruso de raza eslava en
forma desparpajada exige un "nuevo orden financiero global" y penetra las
entrañas del feudo inexpugnable de la banca israelí-anglosajona.
Curiosamente fue Daddy Bush quien había adelantado la necesidad
imperativa de un "nuevo orden financiero mundial", anclado en materias primas
estratégicas como petróleo, uranio, oro y hasta el trigo.
La llegada de Clinton -impuesto por la banca de Nueva York para
implementar el experimento bestial de la globalización financiera (como
expusimos en su momento y como el gran analista William Pfaff acaba de exhumar
en su página, 02.06.07)- pospuso una reforma imperativa que hubiera evitado
tanta demencia ulterior y que llevó a su paroxismo el unilateralismo
insolente e insolvente de los neoconservadores straussianos, quienes
secuestraron, al unísono del grupo bélico de los Vulcanos, a Baby Bush,
quien ni sabe qué acontece en su rededor.
Pareciera que existió una perfecta sincronización antes, durante y
después de la cumbre caótica del G-8 en Heiligendamm, entre los movimientos
estratégicos de Rusia, la superpotencia nuclear y energética resucitada entre
los muertos, y China, superpotencia geoeconómica y primer lugar de reservas de
divisas en el mundo.
En vísperas de la cumbre de Heiligendamm, Rusia prueba exitosamente
sus dos nuevos tipos de misiles cinco días después del fracaso estrepitoso de un
interceptor de EU (que forma parte del diseño fantasioso de la guerra de las
galaxias). Inmediatamente después al cierre de la cumbre del G-8 (más
cosmética que sustanciosa en sus resultados), China anuncia la apertura del
mercado de oro (además de la plata y el platino) en la plaza de Shanghai, en
paralelo al lanzamiento de bonos renminbi en la plaza de Hong Kong (Xinhua,
08.06.07), lo que, a nuestro juicio, prefigura el epitafio de la unipolaridad
del dólar estadunidense y obliga a replantear la viabilidad de un nuevo Bretton
Woods y/o la reforma profunda del putrefacto sistema financiero mundial que
sucumbió al unilateralismo estadunidense y desequilibró al planeta con
la experimentación fallida de la desregulada globalización financiera
neofeudal al borde del estallido bursátil generalizado.
Dos días después al anuncio de la apertura del mercado de oro en
Shanghai, Vlady, uncido como el zar geoenergético global por
Bajo la Lupa, reclamó una "radical evaluación" de las instituciones financieras
y comerciales del mundo, ya que el presente modelo se había vuelto "arcaico,
antidemocrático y grotesco". Totalmente de acuerdo.
A juicio de NB y CB, "el desafío al dominio occidental del orden
económico mundial" viene después de la "reciente campaña agresiva" de Putin
"contra el unilateralismo de EU en su política exterior", y fue proferido en un
foro económico en San Petersburgo ante 6 mil delegados, entre quienes se
encontraban los jerarcas de trasnacionales de la talla de Deutsche Bank, BP,
Royal Dutch Shell, Nestlé, Chevron, Siemens y Coca Cola.
En forma notable, el zar Vlady recalcó que "hace 50 años,
60 por ciento del PIB mundial provenía del G-7. Hoy, 60 por ciento del PIB
mundial proviene fuera del G-7", en particular, de los países emergentes: "Los
intereses de un estable desarrollo económico serían mejor servidos con una nueva
arquitectura (sic) de relaciones económicas internacionales basadas en la
confianza y la integración mutuamente benéfica". Se pronunció también por la
pluralidad de "varias divisas" en conjunción con "varios centros financieros" (Houston
Chronicle, 11.06.07), además de "instituciones regionales euroasiáticas
de libre comercio" (Le Monde, 10.6.07). ¡Esto va en serio!
A los estrategas rusos les disgusta el acrónimo BRIC que incorpora
al gigante brasileño (quizá porque lo desconozcan o lo consideren perdido en las
tramas anglosajonas), pero el zar geoenergético global se refería al
vigoroso ascenso irresistible de la economía de su país (gracias al petróleo),
junto con China e India.
Llama poderosamente la atención que, pese al deterioro reciente
entre Rusia y la dupla anglosajona, se hayan firmado contratos por más de 13 mil
500 millones de dólares durante la conferencia que incluyó la compra de aviones
Boeing (de EU) por Aeroflot (de Rusia).
Los ejecutivos de las trasnacionales anglosajones fueron muy severos
con el saliente primer ministro Tony Blair. El mandamás de Barclay Capital, Hans
Jôrg Rudloff (HJR), fustigó que el abordaje de Blair "parece desequilibrado y
exagerado", ya que la "transición de Rusia a una economía de mercado ha sido
exitosa". A HJR tampoco le asustan las recientes nacionalizaciones de los
sectores estratégicos de Rusia que son similares a como opera la OCDE.
Otros prominentes empresarios británicos expusieron una postura
diferente a Blair, a quien, por cierto, nada menos que lord Rees-Mogg,
considerado portavoz oficioso de la reina de Inglaterra, vaticinó su probable
"extradición" por sus fechorías en la Cámara de los Lores (The
Times, 11.6.07), sin contar sus tribulaciones pestilentes en los sobornos
de la venta de armas de BAE a Arabia Saudita: el "escándalo Yamamah" ("paloma"),
que apenas empieza a tomar vuelo.
El zar Vlady arremetió contra los organismos internacionales que "no
están realizando un buen trabajo y no regulan (¡supersic!) las relaciones
económicas globales". Luego lanzó la palabra prohibida: "regulación", anatema
para los poseídos globalizadores, promotores de la desregulación que
desquició la armonía planetaria.
Superdotado con sus nuevos misiles, el zar ruso fustigó que
el viejo orden financiero global "se encontraba muy lejos de reconocer el
equilibrio de poder existente". Y es cierto. ¿Cómo puede ser que un país
ultradiminuto como Georgia (con todo el debido respeto que nos merecen
proporcionalmente sus excelentes vinos y su singular posición geopolítica),
azuzado por los unilateralistas neoconservadores straussianos,
sea capaz de impedir con su veto el acceso de Rusia, una superpotencia
multidimensional, a la disfuncional OMC de 150 miembros?
Lo real es que Rusia y China pasaron a la contraofensiva
geofinanciera como reflejo del despliegue de la incipiente multipolaridad y
del proceso de desglobalización.