Tras la "negación" del Holocausto por un conjunto de académicos en Teherán, el
lobby sionista de EEUU y Europa reaccionó con energía condenando y
descalificando el evento como "antisemita", movida a la que se sumaron el
Vaticano y la prensa europea en su conjunto.
Rompiendo toda la historia de silencio israelí sobre el
tema, y sorprendiendo al mundo, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, incluyó
por primera vez el lunes a Israel entre los países que poseen la bomba
nuclear en una entrevista a una televisión alemana difundida por agencias
internacionales.
Las insólitas declaraciones de Olmert violando el "secreto nuclear"
mantenido por décadas por el Estado judío y desencadenaron una crisis nacional
en Israel y una dura reacción de la prensa y de todo el arco opositor,
además de la ultraderecha gobernante en Israel, que pidió su renuncia al cargo.
A la luz de las declaraciones de Olmert sobre la posesión de la bomba nuclear
por parte de Israel, el gobierno iraní pidió que la intervención del Consejo
de Seguridad de la ONU, paradojalmente controlado por las potencias del
lobby (EEUU, Gran Bretaña, Francia y Alemania).
Entre lunes y martes se celebró en Teherán la conferencia sobre el Holocausto,
un
evento destinado a desmontar "una
de las herramientas de propaganda, utilizada con fines políticos para apoyar al
pueblo judío en el siglo XX", según el anuncio de presentación del
encuentro. En una actitud que provocó el inmediato rechazo del eje
Washington Tel Aviv y la "comunidad occidental" el gobierno de Ahmadineyad
convocó en Teherán a decenas de críticos a la versión oficial sobre el
Holocausto judío contada hasta ahora por los historiadores y la prensa del
sistema.
Entre los temas tratados en la segunda jornada del martes figuraban: "El
desafío a la historia oficial del Holocausto" o "El Holocausto, el talón de
Aquiles de un caballo de Troya judío".
Durante su participación, Ali Akbar Mohtashemipur, secretario general de la
Conferencia Internacional para el Apoyo de la Intifada (CIAI), señaló que
"los sionistas tienen que presentar pruebas sólidas y fehacientes de que ha
sucedido el Holocausto".
Entre los participantes estuvieron los revisionistas Robert Faurisson, un
catedrático francés condenado en varias ocasiones por la Justicia de su país por
"negar la realidad del Holocausto", y el australiano Fredrick Toeben, que pasó
varios meses en una prisión alemana por "incitación al odio racial" con sus
criticas al suceso histórico.
El francés Faurisson, líder del movimiento de revisionistas, fue condenado
recientemente a tres meses de prisión por afirmar que las cámaras de gas fueron
simplemente "hornos crematorios donde se llevaban los cadáveres. Era
necesario, porque entonces había muchas infecciones".
La celebración del encuentro académico en Teherán formó parte de una acción
iniciada por el presidente Ahmadineyad para "desmitificar" el Holocausto,
proyecto que emprendió luego de su célebre discurso donde pidió que Israel
"fuese borrado del mapa".
La prensa norteamericana y europea destacó la conferencia como una nueva
"provocación" del gobierno de Ahmadineyad al Estado de Israel, en momentos en
que la comisión liderada por el ex secretario de Estado Baker busca una
apertura de negociaciones con Irán, Siria y Palestina.
Por
su parte, el primer ministro de Israel Ehud Olmert, durante una visita oficial a
Berlín el martes, trazó un paralelo entre la matanza de seis
millones de judíos durante el genocidio nazi y las amenazas del presidente de
Irán de "borrar del mapa" a su país.
Antes de su visita, la
primera como primer ministro, Olmert pidió a Alemania que corte sus vastos
lazos económicos con Irán, señalando que las obligaciones que tiene Berlín
hacia Israel son mayores debido a su pasado nazi.
Olmert dijo que Alemania no debe usar los negocios como un pretexto para
mantener relaciones con el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, quien ha
considerado un "mito" el genocidio nazi y ha propuesto barrer a Israel
del mapa.
La realización de la conferencia sobre el Holocausto en Teherán provocó la
condena unánime de la llamada "comunidad internacional" (EEUU-Israel y la Unión
Europea) contra Irán, que fue acusado de promover la negación de la
Shoah (término hebreo utilizado para designar al Holocausto).
Durante su visita a Alemania, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, señaló
que la conferencia "es nauseabunda y demuestra la amplitud del odio" de
Irán hacia los judíos y el Estado judío.
La Casa Blanca, por su parte, afirmó que el foro es "una afrenta al
mundo civilizado".
"La reunión de negacionistas en Teherán es una afrenta a todo el mundo
civilizado, así como a los valores iraníes tradicionales de tolerancia y respeto
mutuo", dijo la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino.
El comisario europeo de Justicia, Franco Frattini, dijo estar conmocionado e
indignado por el encuentro.
"Quiero dar a conocer públicamente mi reacción conmocionado y mi indignación
concerniente a la conferencia sobre el Holocausto", declaró el comisario en
un comunicado.
"Quiero mostrar mi firme condena de todo intento de negar, banalizar o minimizar
la Shoah, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad", añadió.
La canciller alemana, Angela Merkel, censuró "en los términos más enérgicos"
la conferencia. "Alemania no aceptará jamás" ese tipo de acontecimiento,
aseguró.
El ministro de Relaciones Exteriores francés, Philippe Douste-Blazy, criticó por
su parte "el resurgimiento de las tesis negacionistas o revisionistas"
sobre el Holocausto.
El miércoles el Vaticano rechazó la Conferencia sobre el Holocausto
organizada por Irán, luego de un pedido del premier israelí, Ehud Olmert al
Papa Benedicto XVI en el encuentro que ambos mantuvieron en Roma.
"
El
siglo pasado ha sido testigo del intento de exterminar al pueblo judío, con el
consiguiente asesinato de millones de judíos, de todas las edades y categorías
sociales, por el único hecho de pertenecer a este pueblo", señaló la Santa Sede
en un comunicado.
La prensa europea se sumó al coro sionista contra Irán:
"Ahmadineyad mueve sus peones en el tablero político, con la bomba atómica y la
hegemonía regional como meta. Es un juego peligroso que recuerda los capítulos
más oscuros de la historia", señaló el diario Liberatión de París.
"Rabinos antisionistas; notorios negadores del Holocausto, condenados ya a penas
de prisión, miembros del Ku-Klux-Klan y 'profesores' neofascistas llenan los
paneles de discusión de esta tan internacional conferencia. Pero lo que le
interesan al presidente Ahmadineyad y a la cúpula de Teherán no es la
investigación ni la aclaración, sino sólo y exclusivamente provocar nuevamente a
la comunidad internacional en general y a Israel en particular",
resaltó Die Welt, de Berlín, Alemania.
"El
cónclave iraní, condenado internacionalmente, con Europa y el Vaticano al
frente, no pasaría de ser un chiste extravagante y enfermizo si no fuera por su
inevitable utilización como una nueva plataforma de odio en un escenario tan
absolutamente degradado como Oriente Próximo", señaló el diario El País,
vocero del lobby sionista "por izquierda" de España.
Como parte de la escalada del conflicto, Irán lanzó una serie de advertencias
a "occidente" ante la proximidad de posibles sanciones por su programa nuclear
impulsadas por EEUU y las potencias en el Consejo de Seguridad de la ONU, que
hasta ahora se vieron impedidas en su concreción por el rechazo de Rusia y
China, aliadas comerciales de Teherán.
“Si los occidentales quieren utilizar la palanca de la presión contra Irán,
nuestra actitud hacia ellos cambiará”, advirtió el secretario del
Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán (CSSNI), citado por la agencia
oficial IRNA.
Ali Lariyani formuló esta advertencia durante una conferencia de prensa en
Teherán, señalando que “el envío del expediente de Irán al Consejo de Seguridad
(CS) de la ONU carece de base legal por cuanto su fundamento es político".
El alto funcionario iraní subrayó que “no deberían adoptar estos métodos en una
cuestión que puede resolverse mediante la negociación; no deberían pinchar a
Irán y obligarnos a reaccionar”.