Por Manuel Freytas
manuelfreytas@iarnoticias.com
Durante un mes, el Mundial de fútbol
de Alemania convocó la atención en vivo de más de tres mil millones de personas
en todo el planeta gracias a que las cadenas internacionales difundían en
directo ese evento durante las 24 horas.
Países enteros movilizados por las
grandes cadenas televisivas se paralizaron frente a las pantallas de TV,
y multitudes salieron a las calles a celebrar el triunfo de sus equipos con
muestras de risas o festejos, o de llantos colectivos, cuando la formación que
los representaba quedaba eliminada del mundial.
Durante un mes, y gracias a la
televisión, el Mundial de fútbol, 22 tipos que corren detrás de un balón, un negocio de las
trasnacionales y de los medios de comunicación que mueve 8.000 millones de
dólares, se convirtió en una cuestión central y determinante en la vida de
miles de millones de personas que permanecieron clavadas frente a los
televisores mientras duró la competencia.
La "fiesta colectiva" (difundida por
TV) del Mundial de Alemania se convirtió en una cuestión "estratégica"
de Estado para los gobiernos de las naciones, tanto dependientes como
centrales, que decretaban asueto laboral para que sus ciudadanos no se perdieran
los partidos y pudieran celebrar en las calles.
Hace quince días, el Estado de Israel
comenzó un genocidio militar, primero en la Franja de Gaza, y ahora en el
Líbano, cuyo desenlace operativo ya ha costado la vida (hasta ahora)
de más de 150 personas (entre palestinos y libaneses) entre ellos
mujeres, niños y hasta bebés, además de la tremenda destrucción de
infraestructura y medio ambiente dejada por los bombardeos contra poblaciones
civiles indefensas.
Se trata de una masacre militar de
características inéditas, de una superpotencia, el Estado judío de Israel,
que utiliza contra poblaciones desarmadas
cazas F-16, artillería pesada,
tanques y blindados, aviones
espías sin piloto que vigilan todos los espacios y lanzan sus
misiles orientados a blancos (asesinatos) selectivos, helicópteros Apache que atacan las 24 hs.,
e
infantería cubierta por los blindados, que avanza y rodea las ciudades.
Ante
esta carnicería militar, a la que se agrega el genocidio causado por la
emergencia sanitaria y alimentaria de las poblaciones bloqueadas por las
tropas judías, ningún gobierno del mundo decretó asueto nacional, ninguna de las
poblaciones que se movilizaron para celebrar el Mundial de fútbol de Alemania
mueven un dedo ni se dan por "enteradas" de la tragedia.
Los
miles de millones que se emocionaron, rieron o lloraron, con el Mundial
permanecen indiferentes ante el asesinato en masa de seres humanos
bombardeados por una superpotencia invasora, en el colmo de la impunidad y del
silencio cómplice de las potencias y de sus organizaciones internacionales.
¿Qué
le pasa a esta humanidad que se conmueve y llora con 22 tipos rentados corriendo
detrás de una pelota, y no derrama una sola lágrima ni se conmueve con el
asesinato masivo de sus semejantes?
¿Cómo se llegó a esta aberración, a este individualismo atroz, a esta
deshumanización, a esta indiferencia ante la muerte y la vida, donde los únicos
factores de movilización colectiva son los ídolos deportivos y los
personajes de la farándula?
La
pregunta tiene respuesta: SE LLEGO CON LA TELEVISION.
Se
llegó a esto con la sociedad de consumo, con la manipulación informativa para
vender productos, espectáculos, farándula, ídolos deportivos, modas fashion,
celulares, y, en general, todo lo que sea rentable para los consorcios
capitalistas mediáticos, trasnacionales y locales, que controlan y
direccionan conducta colectiva mediante la "información" o el "entretenimiento".
Pero
así como las técnicas de manipulación sirven para alienar conciencias con la "TV
espectáculo", también sirven para esconder la realidad, crear cortinas de humo,
y fabricar "atención social", o "indiferencia", ante los distintos
acontecimientos locales o internacionales que se van sucediendo.
El
"mostrar" o "esconder" tal o cual acontecimiento, depende de los intereses que
eventualmente tengan los gobiernos y consorcios mediáticos sobre el mismo.
Así
como las cadenas internacionales "vendieron" y mostraron masivamente el Mundial
de Alemania (que distrajo por un mes la atención de los problemas reales), de la
misma manera ocultan la masacre producida por Israel en Gaza y Libano, de
la misma manera que lo hacen en Irak o en otras partes del planeta sometidas a
la conquista y al genocidio militar por el control de mercados y de recursos
estratégicos.
La
manipulación informativa
La
primera técnica que utilizan las grandes cadenas (tanto televisivas como
radiales y escritas) es la descontextualización del lenguaje, la
deformación significante de los hechos, que permite dar una interpretación
diferente a lo que en realidad está sucediendo.
Así,
por ejemplo, en relación a Líbano y Gaza, la prensa internacional sustituye la
palabra invasión (lo que en realidad está sucediendo) por "conflicto"
, "enfrentamiento"
o "crisis", quitándole a Israel su carácter de potencia agresora y
poniendo a Gaza y Líbano, países invadidos, en la misma igualdad de condiciones
que las fuerzas invasoras.
De
igual manera sustituyen la palabra "asesinato" (lo que realmente está
ejecutando Israel en Gaza y el Líbano) por "muerte de personas", lo que le quita el
significante real al genocidio militar israelí realizado sobre poblaciones
civiles desarmadas.
Otro
punto de la deformación del lenguaje para esconder la realidad, consiste en
presentar las acciones de los grupos combatientes que resisten la invasión (con
recursos logísticos y armamento precario frente a una superpotencia) en el mismo
nivel que la potencia israelí invasora.
De
esta manera, llaman "guerra" tanto a las masacres militares de Israel
sobre poblaciones civiles como a las acciones defensivas de los grupos
combatientes que defienden su territorio, nivelando el significante entre el
"invasor" y el "invadido".
La
segunda técnica que utilizan las grandes cadenas para deformar la comprensión de la
masacre israelí en Gaza y el Líbano es la "jerarquización de la noticia",
mediante la cual minimizan y restan gravitación social movilizante frente al
genocidio.
Veamos como lo hacen:
Las grandes cadenas, cuando quieren imponer un "eje de información" o de "noticia"
lo imponen. Y lo imponen mediante una metodología: con repetición encadenada y con
coberturas en vivo.
Si las grandes cadenas televisivas trasnacionales
trasmiten una cobertura en vivo, imponen planetariamente la información a las cadenas y medios
locales que la retrasmiten y potencian a las sociedades ubicadas en su área
de influencia.
Así como el medio es el mensaje
(según la teoría de Mac Luhan) la TV es la masividad del mensaje globalizado a nivel
planetario, y lo que no está en las pantallas simplemente no existe.
Pero en este caso, el genocidio
producido por Israel en Gaza y Líbano, las cadenas no lo ocultan sino que lo
deforman y le quitan su significante de hecho trascendente y de tragedia
humana universal.
¿Y cómo lo hacen?
Como ya se dijo, a través de la
manipulación, la TV internacional puede imponer desde un mundial de fútbol hasta
los temas más estúpidoss de la tierra como si fueran de "interés general",
o puede quitar relevancia a hechos trascendentes de importancia clave para el
destino de la humanidad.
O sea, que de la misma
manera que tiene el poder de imponer lo que al sistema le interesa, cuenta con el poder de
ocultar lo que perjudica al sistema.
¿Y cómo lo hacen? Simplemente "valorizando" y
"jerarquizando" la
información.
Lo que se destaca como
información principal, a lo que se da carácter de cobertura en vivo, es
lo que lee y registra el televidente como acontecimiento central.
Y aquí está la trampa: el
genocidio de Gaza y el Líbano no figuran como "información principal"
relevante de las grandes cadenas, sino como un "agregado informativo" en el gran paquete de la información
diaria.
Si bien está en todos los segmentos
de noticias, no cuenta con la relevancia y la dinámica de una cobertura con
corresponsales en vivo en los diferentes teatros de los hechos, con opiniones de
testigos, protagonistas de la masacre, relatando la tragedia en vivo y en
directo.
En el caso de Gaza y Líbano, la CNN, y las grandes
cadenas no ocultan la información, la achican, la deforman,
la reducen en significación, para evitar la reacción emocional del
televidente que la consume casi con indiferencia.
Se pone la
información (en este caso Gaza y Líbano) detrás, se la despoja de relevancia
y de titulares impactantes, se le quita a las imágenes la música de fondo,
se la "desdramatiza", y se la convierte en una "noticia más".
Por otra parte, las cadenas con la
CNN a la cabeza, seleccionan las imágenes, evitando puntillosamente
mostrar los rastros asesinos de los bombardeos israelíes sobre las poblaciones
civiles y sus víctimas, personas comunes asesinadas, entre las que se incluyen
mujeres y niños.
La manipulación mediática del
genocidio producido por Israel en Medio Oriente apunta a lo masivo: y lo masivo es la TV.
La jerarquización y difusión de información en Internet no
tiene incidencia masiva: las agencias que titulan en primer plano sobre el
genocidio en Gaza y Líbano, son proveedoras de radios, TV y diarios que luego
deciden sobre la valorización y presentación de las mismas ante la opinión masiva.
O sea que no se la oculta (a la
información) , se la manipula con la "jerarquización " y la
"valorización".
La
noticia del genocidio israelí en Gaza y Líbano está en todas las cadenas y TV locales, pero
no
se le llama genocidio sino conflicto, no hay un ejército poderoso y superior que
ataca sino "combates" entre pares, el ejército israelí y la
guerrilla (del país invadido) que "ataca a Israel"
La técnica con la que habitualmente
los consorcios mediáticos televisivos, y sus repetidoras locales, arman
las coberturas para movilizar a miles de millones de televidentes, en el caso de Gaza y Líbano es utilizada para convertir al genocidio
producido por Israel en una especie de "información burocrática" y
aburrida.
Esa es la razón principal por la
cual la masacre de Gaza y el Líbano producida por Israel casi "no existe" para los miles de millones
de televidentes que consumieron el Mundial de Alemania (22 tipos corriendo
detrás de una pelota) como la razón principal y determinante de sus vidas.
El mundo está compuesto por miles de millones de individuos que se rigen por un
axioma elemental: miro la televisión y luego existo.
Y las grandes cadenas televisivas se encargan de que el genocidio militar de
Israel en Gaza y Líbano, simplemente, no exista.