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LATINOAMERICA  

 

Darfur, Panamá y Oaxaka:
La importación del caos y la balcanización de México

 
 

(IAR-Noticias) 21-Noviembre-06

La importación del caos, la división de los países por guerras civiles o por conflictos interreligiosos o étnicos, es la estrategia que habitualmente utilizan EEUU y sus corporaciones transnacionales para apoderarse de reservas energéticas y de recursos naturales estratégicos claves no solamente para la continuidad del "negocio" del sistema capitalista, sino también para la supervivencia futura de las potencias asociadas a la depredación del planeta. Países con enormes fuentes de recursos naturales y energéticos, como es el caso de México, se encuentran en la mira de esas operaciones, como surge de este informe que hoy presentamos.

Por Isidro Herrera Hernández (*) - Especial para IAR Noticias

En momentos en que la estabilidad interna debería funcionar como escudo frente a las acechanzas del crimen organizado supranacional y corporativo, un escenario de caos premeditado sacude el sureste mexicano, en especial a la ciudad colonial de Oaxaca, enclavada en la zona más rica en recursos naturales del país y ruta transfronteriza para el comercio global entre el continente americano, Europa, África y Asia.

La trascendencia geopolítica de semejante suceso desestabilizador es más que evidente, nadie podría negar el significado de que un estado (Oaxaca) situado en la región más estratégica de México sea persistentemente objeto de la más minuciosa y calculada geoestrategia para instalar un régimen acorde a los intereses corporativos que en este mismo momento saquean y destruyen cada rincón de Irak, la ex Yugoslavia, Timor

Este y tantas otras naciones que, por haber sido fundadas sobre inmensos yacimientos petrolíferos, cuantiosas reservas naturales y reservas acuáticas de incalculable valor, sufren la implosión interna y la invasión de un poder corporativo como nunca antes se había visto en la historia.

La región del Istmo de Tehuantepec, situada en pleno corazón del sureste mexicano, ha sido presa de la codicia transnacional desde el siglo XIX cuando los EUA tenían puesta la mira sobre ella y buscaban aprovechar la coyuntura propiciada por la guerra de reforma y la invasión del imperio francés al comando de Maximiliano de Habsburgo, quien finalmente fue fusilado por el gobierno de Benito Juárez poniendo, de esa forma, fin al breve imperio invasor.

En la actualidad, quién posea el libre tránsito por dicha zona tendrá a su disposición la ruta más importante para el comercio y la guerra, y el puente para transportar los gigantescos recursos energéticos de Sudamérica hacia los EUA, desde los increíbles mantos acuíferos de la Patagonia y el Amazonas, hasta los recursos biogenéticos y petrolíferos del Brasil, Venezuela y Colombia. http://www.soberania.org/Articulos/articulo_2418.htm

Es una necesidad imperiosa para el expansionismo estadounidense la conquista del Istmo de Tehuantepec, pues sin ella difícilmente podría competir económicamente contra sus poderosos contrincantes Euroasiáticos (China, Rusia y la Unión Europea).

Un primer paso en la consolidación del plan de expansión ideado por los neoconservadores se ha dado con la instalación en el gobierno panameño de un presidente que sintoniza con los intereses del complejo petrolero y armamentista de Washington.

Torrijos acaba de entregar el Canal de Panamá a las voraces, y siempre en busca de nuevos territorios que invadir, corporaciones energéticas y de la construcción estadounidenses, por todos conocidas desde que comenzaron a repartirse el botín de la barbarie cometida contra el indefenso pueblo iraquí.

Como resultado del proceso de conquista del emporio corporativo de la guerra y la reconstrucción, el Canal de Panamá se ha convertido en una joya más en el infinito botín de la empresa del vicepresidente estadounidense, Cheney. Halliburton acaparó los contratos de reconstrucción del destruido Irak a finales del año 2003 (AFP 06/1023).

Ahora se ha apoderado del contrato para construir la faraónica ampliación del canal de Panamá, y se embolsará la estratosférica cifra de 4 mil millones de euros.

Los panameños no deben dormir tranquilos ante su presencia, ya que Halliburton goza de fama mundial por importar el caos hacia las regiones apetecidas por sus ingentes recursos estratégicos.

Ninguna corporación como Halliburton para detectar los más apetitosos negocios, no importa si en el camino deben invadir algún país o derrocar a un gobernante incómodo, que se resista a imponer la globalización o simplemente a repartir la tajada entre los “inversionistas” extranjeros, a construir corredores al servicio de la banca y de la especulación transnacional y a “licitar” jugosos contratos de construcción entre esos mismos grupos de “empresarios”.

Una vez posicionadas a escasos kilómetros de la frontera con México, estas corporaciones no dudarán en aprovechar la coyuntura oaxaqueña para instalarse plenamente sobre territorio nacional.

Más aún, si los intereses que pugnan por un cambio de gobierno en la entidad sureña son los mismos que hace más de un año firmaron, por encima del orden constitucional y del congreso, la anexionista alianza para la Seguridad y la Prosperidad en América del Norte, mejor conocida como ASPAN o TLCPLUS, mediante la cual el país se convierte en parte del perímetro de seguridad controlado por el Pentágono, el Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica (NORAD) y el Comando Norte (Northcom) y gracias a la cual, ante la mínima “amenaza” a la seguridad de los Estados Unidos, tropas estadounidenses podrían ocupar posiciones dentro del territorio nacional mexicano (http://www.voltairenet.org/article122033.html).

La provocación de una escenario de violencia y caos inusitado en la capital oaxaqueña no es gratuita, ya que obedece a los intereses enquistados en el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI), que es liderado por prominentes personajes ligados, casi todos ellos, a las corporaciones estadounidenses de la guerra, la medicina, los medios de comunicación y el petróleo (http://www.consejomexicano.org).

No es gratuito que Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, FEMSA (vinculada a Gustavo Cisneros y el poderoso Grupo Monterrey), British Petroleum, Citicorp y Novartis, sólo por mencionar algunas, patrocinen este centro estratégico para la balcanización de México, disfrazado de centro de negocios internacionales.

Qué no daría Novartis para apoderarse de la riqueza biogenética del sureste mexicano, o Chevron para construir un gasoducto que transportara el recurso desde Bolivia hasta las refinerías de Halliburton en Texas.

Ni que decir de Citicorp, que anhela “administrar” las pensiones de los mexicanos y convertirnos en un territorio libre para la especulación bursátil al estilo George Soros. O FEMSA, para quién la salud de los mexicanos es lo de menos con tal de incrementar las ganancias por venta de Coca-Cola hasta la estratosfera.

Recordar el escándalo, “debidamente” ocultado por la administración foxista, del avión propiedad de la Comisión Nacional del Agua [CONAGUA] que aterrizó en suelos mexicanos con un cargamento de más de una tonelada de cocaína proveniente de Venezuela.

Por cierto, el director de CONAGUA es Cristóbal Jaime Jáquez, quien al inicio del sexenio panista entregó los principales ríos y lagos mexicanos a la Coca-Cola (http://www.ecoportal.net/content/view/full/45361).

Otro miembro importante de la CONAGUA y que al unísono trabaja para el COMEXI es Heidi Strosberg. Tal parece que el reparto de los principales recursos naturales ha quedado en manos de los gerentes de las corporaciones del crimen.
Tal y como lo había vislumbrado el articulista, Leo Zuckerman, ligado a varios miembros prominentes del COMEXI, quien en su columna de la semana pasada (Excelsior 06/10/24), anticipa el caos que vendría pocos días después, e incluso llega a comparar la situación de Oaxaca con la de Darfur, capital de Sudán, un país que, al igual que México, se ubica en una zona rica en petróleo y que es, al igual que México, codiciada por las corporaciones energéticas del establishment neoconservador.

Resulta altamente sorprendente la claridad con la que, para los ojos avezados en geoestrategia imperial, Zuckerman disecta la realidad mexicana y la inscribe en un contexto de caos planificado que recorre la famosa zona del arco de inestabilidad desde las yacimientos mexicanos y venezolanos hasta las reservas del Mar de China. Quién mejor para saberlo que un destacado integrante del grupo que firmó la militarización de México en el ya citado ASPAN.

Las comparaciones son útiles en este momento, así lo comprende Zuckerman, para quien Ulises Ruiz se convierte en una especie de villano favorito al que hay que defenestrar por el bien de la democracia.

Esto nos recuerda el discurso bombardeado una y mil veces desde las usinas mediáticas de guerra de cuarta generación controladas por Washington, para poner en la picota al ex presidente de Yugoslavia, Milosevic.

Al final de cuentas, las corporaciones de la droga y las armas se apropiaron de la estratégica región de los Balcanes europeos que luego, en el espacio post 11-S, serviría como punta de lanza para invadir Afganistán y sus preciados y terribles campos de amapola.

Recordemos que en las postrimerías de la invasión, Henry Kissinger jugó un papel determinante en las negociaciones para construir un oleoducto que transportaría el petróleo y gas de Asia Central y que pasaría por Afganistán (Mary Pat Flaherty, David Ottaway y James Grimaldi, Wahington Post, 01/11/05). Sus contrapartes del Talibán no aceptaron los leoninos términos del contrato y poco después Afganistán sería invadido.

Por cierto, algunos miembros del COMEXI mantienen íntimas relaciones con Kissinger. ¿Será que quieren aplicar el modelo balcánico al Istmo de Tehuantepec y trasladar la maquinaria mediática de guerra de cuarta generación hacia el sureste mexicano para, tal como lo hicieron contra el ex presidente yugoslavo, satanizar al gobernador de Oaxaca hasta derrocarlo y provocar la implosión de un estado soberano, con todas las trágicas consecuencias que acarrearía ello, desde la separación territorial hasta una guerra civil en la zona más estratégica del país y la más codiciada por las mismas corporaciones que destruyeron la unidad de la ex Yugoslavia?

No bien los miembros del COMEXI, que laboran para los medios de comunicación más importantes del país, lanzaban consignas para restituir el “estado de derecho” en Oaxaca y exterminar del mapa político al gobernador de esa entidad, circulaban propagando el terror los ya conocidos escuadrones de la muerte, que sembraron por cientos de miles de cadáveres el suelo de Centroamérica y que ahora prestan sus “servicios” en Irak, Afganistán, Yugoslavia y en todas aquellas naciones que están en la mira de Halliburton y compañía.

Maestros degollados a la usanza mercenaria y que luego son atribuidos al gobierno estatal. Como si no conociéramos los métodos del Irán contras y de los neoconservadores que, desde los años 80, desparramaron la muerte en Nicaragua, Guatemala, Belice y El Salvador (http://www.voltairenet.org/article123921.html).

Esos mismos neoconservadores que hoy gobiernan y despachan desde la oficina oval de la Casa Blanca, el Pentágono, la CIA y las cárceles clandestinas al estilo Abu Grhaib. Ellos mismos ahora importan la muerte como la más preciada mercancía, como la puerta de entrada para apropiarse del Istmo de Tehuantepec. En México, lo consiguieron a través del ASPAN y de su caballo de Troya, el COMEXI.

Quizás Oaxaca se resista a jugar el rol de paria de la globalización, a “licitar” los bienes públicos, como ocurre en Sonora con el gobernador y amigo íntimo de George Bush, Eduardo Bours Castello o, como sucede en varios municipios del Estado de México, donde la seguridad ha sido entregada a las corporaciones trasnacionales, ni que decir del DF, paraíso de la especulación financiera e inmobiliaria, o de Monterrey que ha sido convertido en centro de reunión de los emisarios y representantes de las corporaciones globales y en cuna del grupo empresarial-global conectado a esos mismos intereses. (http://www.razonesdeser.com/vernota.asp?d=31&m=8&a=2005&
notaid=22294)

Tal vez ese sea el pecado de los oaxaqueños, cuyas máximas riquezas naturales deberían estar en manos de Halliburton, según el manual del neoliberalismo radical.

Seguramente, Oaxaca debe ser despedazada por no inscribirse dentro de las metrópolis cosmopolitas que generan colosales ganancias bursátiles cada segundo para beneficio de un puñado de agiotistas globales, a costa de millones de empleos arrojados a la basura, de cientos de miles de deudores desposeídos por la banca extranjera, y de la estabilidad y la tranquilidad social. Tan sólo por eso, Oaxaca debe ser balcanizada según el manual de Madeleine Albraigth y Zibgniew Brzezinski.

Frente a semejante panorama caótico no es de extrañar la disposición del senador Santiago Creel quien, durante la más reciente reunión de carácter binacional con los congresistas estadounidenses, ofreció a la Casa Blanca la apertura y consolidación de un “polígono de seguridad”, que en realidad inscribiría a México dentro del área de operaciones del Comando Norte y pondría al ejército bajo el mando del Pentágono (La Jornada 06/10/24).

El mismo Creel, firmó en el año 2000 el tratado de Fronteras Inteligentes con el entonces zar de la seguridad Tom Ridge para endurecer el control migratorio y permitir que fuera desplegada en la frontera un sistema electrónico-militar de alta tecnología, durante una conferencia sobre el tema en Monterrey.

En el mismo tenor, resulta ampliamente significativo el artículo redactado por Rossana Fuentes Berain (El Universal, 01-11-06), otro miembro distinguido del COMEXI, para quién el caos desatado en Oaxaca podría desatar una crisis de seguridad nacional y despertar en nuestros vecinos del norte la inquietud por fortalecer el cerco policiaco-militar instaurado después del 11-S, pues “no puede darse por sentada la estabilidad política en México y por tanto la seguridad de la frontera sur”.

Los malos augurios que expresa Rossana llegan al extremo de mencionar la terrible posibilidad de que en México tengamos “mil oaxacas”.

Quizás los prominentes miembros del COMEXI estén pensando en un México convertido en mil yugoslavias, en mil timores y en un millón de iraks. Lo cual convendría y se ajustaría a los planes de dominación global de Halliburton, Bechtel, Coca-Cola y compañía.

                             ******

* Centro de Estudios Estratégicos y Geopolíticos (CEEG)

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