(IAR-Noticias) 28-Julio-06
 |
Columna de humo de uno de los ataques israelíes sobre la
ciudad de Khiam en Líbano. (Foto EFE). |
Ya empezaron las "guerras del agua" y Líbano pagará muy caro
ser una potencia hidráulica, cuyas aguas codician Israel y Siria.
Por Alfredo Jalife Rahme
La Jornada
A cada quien su guerra por los recursos primarios ajenos. Mientras EU intenta
capturar los recursos energéticos en Eurasia, Africa y Latinoamérica -en
Venezuela y México (mediante la imposición del salinista Calderón, un títere de
las trasnacionales petroleras texanas e hispanas)-, Israel pretende
controlar las aguas del río Litani en su nueva invasión al Líbano, si resultan
ciertos los asertos de Terrell E. Arnold (TEA), alto funcionario jubilado del
Departamento de Estado, anterior vicedirector de la Oficina de Estado de
Contraterrorismo, ex director del Departamento de Estudios Internacionales del
Colegio Nacional de Guerra de EU y autor del libro Un mundo menos seguro.
Una de las principales carencias del Estado hebreo es el agua y Arnold
(22/7/06) aduce que la "recompensa" de la invasión al Líbano y la "limpieza
(sic) poblacional" arriba de 30 kilómetros de la frontera norteña israelí la
constituyen las aguas del codiciado y estratégico río Litani, que nace en las
montañas de nieves eternas del Líbano y desemboca a unos kilómetros de la ciudad
chiíta de Tiro, antigua ciudad- Estado fenicia, donde nació Cadmo, quien
enseñó a leer a los griegos (dato histórico real) y cuya hermana, la princesa
Europa, fue raptada por Zeus (dato legendario). Tiro tuvo como colonia a Cártago
que alumbró al genial Aníbal y al inconmensurable San Agustín de Hipona.
"Visto desde Israel" , según Arnold, "no existe otra fuente potencial de agua
potable o de irrigación en la región". Desde la década de los 30 del siglo
pasado, Ben Gurión, uno de los padres fundadores del moderno Israel, "concibió
las fronteras del naciente Estado israelí hasta el río Litani"; otros han soñado
también con sus aguas y "han diseñado esquemas como acueductos y túneles para
llevar las aguas hasta Israel".
El proyecto irredentista del "Gran Israel" va del río Nilo (Egipto) hasta el
río Eufrates (Irak) y la cartografía hidráulica previsora de Ben Gurión
incorporaba también al río Yarmuk, uno de los principales afluentes que nutren
al bíblico río Jordán, donde El Nazareno fue bautizado por San Juan
Bautista.
No minimiza la crueldad de sus asertos: "en términos brutales (sic), en una
tierra donde el agua es vida, los israelíes están dispuestos a matar (sic),
herir y desplazar (sic) a miles de personas y rehacer el mapa regional para
obtener el agua".
Ahora queda "claro (sic) que los israelíes planean capturar el territorio e
instalarse en las riberas del río Litani. Con el pretexto de acabar con la
amenaza de Hezbollah a las regiones norteñas de Israel, la idea será crear una
zona de amortiguamiento, lo que se ha vuelto una necesidad imperativa
debido al exitoso lanzamiento de misiles sobre Haifa".
La idea ha hecho su camino y "es improbable que sea opuesta por EU, los
europeos o la ONU". El problema que los israelíes deberán resolver "es su manejo
en una segunda fase, ya que estaría bajo el control de una fuerza internacional
de paz, lo cual no servirá de ayuda a sus esquemas". Se trata de que el Estado
hebreo "esté a cargo del proyecto y sea capaz de crear nuevos hechos consumados
sobre el terreno que incorporen el territorio ocupado como parte de Israel".
Afirma que "EU , los europeos y la ONU apoyarán la ocupación del territorio
libanés por el tiempo que sea necesario, mientras se asienta el polvo y los
libaneses intentan reorganizar sus vidas en el resto del país". El "proceso de
recuperación (sic) tomará más tiempo del que requieren los israelíes para
anexarse de facto el sur de Líbano".
La carnicería en curso no tiene nada de irracional: ha sido muy bien
calculada y comporta un golpe de tres bandas, a juicio de Terrell E. Arnold: 1)
remover a Hezbollah como una amenaza para Israel, 2) eliminar a Hezbollah como
fuente paramiltar y sicológica de apoyo a los palestinos y 3) Robarse (sic) las
aguas del río Litani (el principal río libanés).
Stephen Farrel y James Bone, de The Times (24/7/06), enuncian la
"esterilización" (¡súper sic!) de Líbano-Sur para crear una "zona de
amortiguamiento" por el ejército israelí (¿corolario de la doctrina Halutz como
"factor disuasivo"? Ver Bajo la Lupa, 23/7/06): en medio del periplo de Condi
Rice, "Israel ha llamado a miles de reservistas a su frontera norte para
establecer una zona de amortiguamiento contra los combatientes de
Hezbollah". Agregan que "funcionarios israelíes han revelado los planes para
crear una zona de esterilización (¡súper sic!) a lo largo de la frontera
libanesa" y conforme los refugiados libaneses son expulsados al norte del río
Litani "a ningún (sic) civil le sería permitido entrar a la zona limpiada (sic)
en la frontera"; las "casas también serían arrasadas para que ninguna persona
pueda vivir allí". ¿No es esto una "limpieza étnica", aun en la definición
unilateral de la tripleta anglosajona-israelí?
Para no dejar dudas, la flamante ginecobstetra y todavía soltera Condi
Rice, quien se refiere a la catástrofe libanesa como los "dolores de parto" de
un "nuevo (sic) Medio Oriente" (con la salvedad de que el parto ya es
extrauterino a estas alturas), en su periplo coreográfico por la región, que
tiene por objetivo dar tiempo suficiente al ejército israelí para erradicar a
Hezbollah y asestarle un doble golpe a Siria e Irán mientras llegan las "bombas
de precisión" y de fragmentación (bunker buster) enviadas con urgencia
por Baby Bush, ha definido los términos para el "cese al fuego": remoción
de Hezbollah arriba del río Litani (además de su desarme), despliegue de una
fuerza internacional de paz en la frontera común, liberación incondicional de
los dos soldados israelíes secuestrados y aplicación, tanto de la resolución
1559 de la ONU como de los acuerdos de Taif de 1990, que pusieron "fin" (sic) a
la guerra civil libanesa (Al-Jazeera, 24/7/06)
Terrell E. Arnold concluye que para imponer el esquema de control de las
aguas del río Litani, los "planificadores estratégicos del primer ministro Ehud
Olmert necesitaban una justificación". El rapto de dos soldados israelíes por
Hezbollah era "previsible" y la eliminación de la guerrilla chiíta, expuesta
como "terrorista" y "peligro para la humanidad" (¿dónde escuchamos esto antes,
proferido por los mismos círculos filo-plutócratas de la expropiación
petrolera global?), sería asimilada por la buena conciencia occidental.
Hasta cierto punto, porque con todo y la campaña sistemática de exorcismo
islamófobo de la tripleta anglosajona-israelí (que conforma una trinidad
financiera global en la realidad), la opinión pública internacional ya no se
deja engañar por la semántica propagandística eviscerada de todo contenido. En
boca de los halcones de EU, Gran Bretaña e Israel, los peores
depredadores que haya conocido el género humano a todos los niveles de las
actividades, que incluye el monopolio unilateral de las definiciones, está
resultando que ser "terrorista" (sic) se ha convertido en una suprema virtud del
nuevo despertar lingüístico y metapolítico del siglo XXI. Ya empezaron las
"guerras del agua" y Líbano pagará muy caro ser una potencia hidráulica, cuyas
aguas codician Israel y Siria.
******
|