(IAR-Noticias)
25-Abril-06
¿Se enteró usted?
Días pasados, Hugo Chávez, desde Asunción del Paraguay, dijo que
“si EEUU invade Venezuela, haremos lo mismo que han hecho los iraquies: quemar
los campos petrolíferos. No nos quedará otra alternativa. Si nos atacan, no
habrá petróleo para nadie”.
La gravísima declaración del
presidente de Venezuela se trasmitió a todo el mundo por la televisión y
tuvo repercusiones inmediatas.
El barril de petróleo alcanzó
los 74 dólares y cayó como una bomba infartante en todas las bolsas de
valores.
Basada en más mentiras, la idea
yanqui de dominar al globo por el monopolio de los hidrocarburos, a sangre y
fuego, ya generó la destrucción y saqueo de dos países de Medio Oriente,
Afganistán e Iraq, cuya resistencia no termina de crecer y va camino de otra
vergonzosa derrota de Estados Unidos en Vietnam, sin encontrar
remedios para evitarla. Nadie visualiza una salida decorosa de los yanquis de
ese infierno.
Y Washington no abandona la
posibilidad de hacer lo mismo con Irán, en otra guerra desigual, aun
utilizando la bomba atómica, el efecto naranja y las bombas
bacteriológicas que matan hombres y salvas infraestructuras petroleras.
Sería otra guerra desigual
“preventiva” para la cual contará con la aprobación de la ONU, donde está
impulsando reformas adecuadas para su uso “legal”. Y ningún gobierno del planeta
podrá impedirlo, viéndose obligados a seguir a los norteamericanos, aunque los
pueblos piensen lo contrario.
Irán tiene, con respecto a Iraq,
casi cuatro veces más territorio, tres veces más habitantes y mucho más
petróleo. Otra diferencia importante es que, no siendo un pueblo árabe, son
islamistas chiitas como los que “gobiernan” a Iraq y aun más fanáticos,
alardeando de disponer de abundantes “militantes suicidas”.
Petróleo en llamas
La conquista, ocupación y dominio
total de Iraq por los yanquis, les ha redituado poco y nada de beneficios
en materia de petróleo. Los oleoductos de cientos de kilómetros son difíciles de
preservarlos de roturas e incendios y las exportaciones son casi nulas.
Por el contrario, dados los
bombardeos iniciales de la invasión, se destruyeron todas las destilerías y
ahora deben importar (Halliburton mediante), los indispensables derivados
del oro negro, tales como naftas, gasoil y otros.
Ante este panorama, si Irán
es atacada, amenaza que todas también pesa sobre Venezuela, el mundo tendrá
gravísimos problemas de abastecimientos de hidrocarburos. Europa y Estados
Unidos mismos deberán paralizar muchas de sus empresas donde el petróleo es
esencial.
Es de recordar que con la llegada
al poder en Irán en 1951 de Mohammad Mussadaq desplazando al Cha
Mohammad Reza Pahlevi, el petróleo fue nacionalizado con gran disgusto de
Estados Unidos y Gran Bretaña.
Y al retorno del monarca menos de
tres años después, éste se negó a reprivatizar por el peligro de la movilización
del pueblo iraní opositor a tal retroceso. Al fin, los anglosajones cometieron
el error de abandonar sus apoyos al Cha (que les servía de “gendarme del
Golfo”).
Lo dejaron caer, abriéndole el
camino al líder chiita, el Ayatola Komeini, cuyos seguidores
fundamentalistas están hoy en los gobiernos de Iraq e Irán.
Para Japón sería un drama
quizás insalvable, pues es uno de los mayores consumidores de petróleo y todo es
importado, especial del Medio Oriente.
Las costas marítimas de Irán dan a
todo el Golfo Pérsico, en la costa opuesta a Arabia Saudita al estratégico
estrecho de Ormuz, prolongándose hasta Pakistán y al mar Arábigo. Tantas
costas son de dificultosa protección de ataques guerrilleros o suicidas a una
potencia ocupante.
Por esos peligros de
desabastecimientos, Japón tiene reservas almacenadas para 130 días de consumo y,
a pesar de las guerras y los exagerados precios actuales, sigue comprando sin
tocar su stock, sino aumentándolo. Una visión nada optimista.
No obstante la certeza
científicamente probada que las reservas potenciales de petróleo y de gas se
agotarán en pocas décadas, cuando el consumo no deja de subir, el mundo no
espera encontrar aun un carburante sustituto a corto o mediano plazo.
Las probabilidades de utilizar
diversos químicos son remotas y las eólicas son insuficientes y caras, como el
posible aprovechamiento de las mareas.
¿Porqué amenaza Venezuela?
La crisis con Irán y
Venezuela es objeto de comentarios diarios del peligro de una ya organizada
agresión armada. Ambos países productores de petróleo, día a día se muestran más
decididos a resistir las presiones de Estados Unidos y sus “aliados”, como lo
muestran en Teherán y como lo dijo abiertamente Hugo Chávez anteayer.
Han aumentado las calorías de la
crisis en estos momentos cuando Washington está realizando maniobras navales
multinacionales en el Caribe, con una fuerza estimada de 6.500 hombres, a tiro
de cañón de las costas venezolanas. Allí está el portaaviones nuclear George
Washington, contando con naves de apoyo como el moderno destructor Scout, la
fragata misilística Underwood y el crucero Monterrey, entre otros.
El madrileño diario El País decía
el jueves 19: “Chávez había alertado el martes que se trata de un ejercicio
destinado a intimidar a Venezuela, ya que en ellos participan las
Antillas Neerlandesas (Aruba, Donaire y Curazao) y Trinidad y Tobago”. Las tres
primeras islas son colonias holandesas y la última, pese a su “independencia”
sigue siendo una virtual colonia inglesa.
Todas esas islas son delictivos
paraísos fiscales. En verdad, pues, las maniobras son de fuerzas de Estados
Unidos, Gran Bretaña y Holanda, no descartándose que participen otros estados de
gobiernos complacientes con los planes imperiales yanqui e interesados en no
quedar fuera del reparto del pillaje petrolero, como Francia con varias colonias
en el Caribe
Ante la denuncia de Chávez de la
preparación de un ataque a Venezuela, Washington rápidamente reaccionó negando
que las maniobras, graciosamente llamadas “Confraternidad de las Américas”
tengan tal enternecedor propósito.
Resulta pues insólito que noticias
tan importantes y de impredecibles graves consecuencias para todo el mundo,
hayan merecido poco o nada de mención o alarma en la prensa suramericana, cuando
se trata de algo que aumentará la prepotencia del colonialismo de las
multinacionales.
Desgraciadamente, la posibilidad
de descolonización de Suramérica, con Malvinas y la Guayana Francesa
sometidas a dos potencias europeas, pasa por un momento muy delicado ante tales
amenazantes demostraciones de la soberbia fuerza globalizada.
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