(IAR-Noticias)
21-Jun-05
Un
informe publicado el 9 de junio por la Oficina del Inspector General del FBI
levanta nuevos cuestionamientos acerca del rol del gobierno de EEUU en los ataques
terroristas del 11-S. El estudio interno del FBI provee varias revelaciones
importantes acerca de como las agencias de inteligencia estadounidenses ignoraron y aún
suprimieron los avisos en el período que llevó a los ataques al Centro de
Comercio Mundial y al Pentágono que mataron a 3000 personas.
Los comentarios de la prensa publicados a las pocas horas de que el informe
fuera conocido dan un idea muy distorsionada del documento, el cual contiene más
de 400 páginas. Ningún reporte que haya seguido el contenido basado en un
concienzudo estudio del texto, ha aparecido todavía en la prensa.
El comentario inicial en los medios ha invariablemente proclamado el argumento
standard de que el FBI y la CIA fueron culpables de una falla "en unir los
puntos", debido: a un letargo de la burocracia, a incompetencia individual, a
rivalidades entre las agencias, y a una pobre perfomance de los programas de
computadoras. Esta presentación de los hechos es completamente no seria.
El aparato de inteligencia de EEUU es el más poderoso instrumento para espiar en
el mundo, no un grupo de policías de pueblo. Si ellos ignoran avisos y suprimen
información, una presunción legítima es que ellos lo hayan hecho
intencionalmente. La pregunta: ¿Han, una o más agencias o
funcionarios de alto nivel, proveído protección a conocidos asociados de Al Qaida, los cuales al final participaron en el secuestro-bombardeo?.
Exactamente quien conoció, que se conoció y hasta que nivel del gobierno, no
está claro todavía. Pero los beneficios políticos del 11-S para la
administración Bush son innegables. Esta usó los ataques terroristas como un
revulsivo para llevar a la opinión pública detrás de un gran cambio de
políticas, tanto domésticas, como externas. Sin el 11-S, le hubiera resultado
políticamente imposible al gobierno embarcarse en intervenciones militares en
Asia Central y el Medio Oriente y lanzar un ataque sin precedentes sobre la
libertades civiles en casa.
El informe interno del FBI examina los tres mejores conocidos episodios en los
cuales el organismo, que es la agencia líder para contraterrorismo dentro de EEUU,
desacierta o ignora señales importantes de los ataques terroristas que estaban
por venir. Dos de los casos involucran a agentes locales del FBI que han sido
despreciados o suprimidos por el cuartel central del FBI. En el tercer caso, la
CIA deliberadamente mantuvo al FBI en la oscuridad con la asistencia de
ciertos funcionarios del (propio) FBI.
El primer caso es el memo electrónico de julio 10 de 2001 de Kenneth Williams,
un agente del FBI en Phoenix, Arizona, haciendo notar el número de estudiantes
vinculados con fundamentalistas islámicos enrolados a la escuela de aviación
local, y sugiriendo realizar una pesquisa a nivel nacional para determinar si
había algún patrón repetitivo.
El segundo es la respuesta del buró al arresto de Zaccarias Moussaoui, un
fundamentalista islamita que fue detenido por el servicio de Inmigración y
Naturalización después de su intento de obtener entrenamiento sobre un Boeing
747, y levantar sospechas en el área de la escuela de vuelo de Minneapolis.
Moussaoui fue detenido por cargo de inmigración a principios de agosto de 2001,
pero el cuartel general del FBI bloqueó los esfuerzos de los agentes de
Minneapolis para proseguir una investigación que podría haber identificado otros
operativos de Al Qaida en la escuelas de vuelo de EEUU.
El tercer caso es el de Khalid al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi, que se alega han
participado en el secuestro del vuelo 77 de American Airlines, que impactó en el
Pentágono el 11-S. A pesar de estar en una lista de vigilancia de la CIA por sus
conexiones con Al Qaida, los dos vivieron abiertamente en San Diego por 3 años o
más. La CIA sólo notificó al FBI de su presencia en USA en agosto 27-2001,
veinte
meses después de su arribo, y sólo dos semanas antes del 11-S.
El capítulo en el Informe General sobre "el memo de Phoenix" (llamado Comunicación Electrónica o EC, en la jerga del FBI), revela que el
documento
fue enviado a la atención de 6 personas en los cuarteles generales del FBI y a 2
más en la división de Nueva York. Entre los receptores se incluyeron: personal y
directivos de ambos, la unidad "Osama ben Laden" y la unidad "Fundamentalistas
Radicales", comprendiendo esta última a un grupo separado de agentes asignados a
investigar a militantes islamitas directamente afiliados a Al Qaida.
Ninguno
de los agentes que recibieron el EC tomaron ninguna acción seria. Varios ni
siquiera la leyeron. El informe atribuye la inacción y desatención a la falta de
recursos dedicados a las actividades antiterroristas en el verano de 2001. Por
ejemplo, había sólo una analista investigadora asignada a la unidad "ben Laden"
del FBI en el 2001, y ella fue transferida a otra unidad en julio de 2001.
Un agente de la oficina de campo que envió el EC de Phoenix replicó que "no era
secreto" que árabes estuvieran recibiendo entrenamiento de aviación en EU, (la
preocupación de Willians, sin embargo, no fue sobre "árabes", sino sobre
individuos afiliados a los radicales fundamentalistas quienes públicamente
justificaban ataques terroristas sobre blancos norteamericanos). La oficina de
campo del FBI de Nueva York, la cual ejerce el rol líder en contraterrorismo,
rechazó de plano la propuesta de Willians para un más profundo estudio del tema
de las escuelas de vuelo.
Uno de estos ejemplos es el siguiente: "En agosto 1998, una agencia de
inteligencia avisa a la División Nueva York sobre un supuesto plan de árabes
no identificados para explotar un avión cargado de explosivos, proveniente de Libia, contra el
Centro Mundial de Negocios".
Ese aviso previo no reportado directamente contradice las declaraciones hechas
repetidamente por los funcionarios de la administración Bush, especialmente
Condy Rice, de que "nadie podía haber imaginado" que aviones secuestrados podrían
ser usados como bombas voladoras contra blancos de EEUU.
El capítulo completo sobre Moussaoui, 115 pág. de extensión, es redactado de la
versión publicada en la última semana, por orden del juez federal que preside el
juicio por terrorismo a Moussaoui. Sólo unas pocas referencias al mismo
sobreviven en otras partes del informe.
Un análisis completo de este episodio figura al final del redactado capítulo,
después de la sentencia a Moussaoui. Pero lo concreto de la situación es que
los agentes locales del FBI de Minneapolis solicitaron el permiso para llevar a cabo
más investigaciones, incluidas la de registrar la computadora de Moussaoui, mientras
los supervisores del cuartel central del FBI respondieron con la necesidad de una
autorización de una corte especial bajo el Acta de Vigilancia de Extranjeros
(FISA). Pero, los supervisores se negaron a solicitar la autorización FISA,
diciendo que el caso no alcanzaba a llenar los requisitos de la Corte.
En un pasaje, el Informe del Inspector General cita una declaración de un alto
abogado del FBI diciendo que: "él no ha visto jamás un agente supervisor
especial en los cuarteles centrales tan inflexible para que una FISA no pueda ser
obtenida y al mismo tiempo, a un agente de campo tan inflexible para que esta lo
sea. El informe señala que el agente de campo de Minneapolis buscó también
una "FISA expedita" la cual "normalmente involucra informes de sospecha sobre un
inminente ataque u otros peligros inminentes.
Mientras los supervisores del FBI bloqueaban las acciones sobre Moussaoui, un
agente de enlace de la CIA en Minneapolis informaba a la CIA del arresto. El
director de la CIA, George Tenet fue puesto en antecedentes sobre el asunto.
Hacia fines de agosto, funcionarios de la inteligencia francesa proveyeron al
gobierno de EEUU información sobre las conexiones de Moussaoui con grupos
fundamentalistas, pero el FBI aún así no tomó acciones. Moussaoui, que fue
detenido por violaciones sobre inmigración, no fue siquiera transferido en
custodia desde el Servicio de Inmigración y Naturalización al FBI hasta después
del 11-S.
Los secuestradores de San Diego
El material más
probatorio en el informe del Inspector General del FBI está
relacionado con Khalid al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi, dos de los secuestradores del
11-S quienes vivieron la mayor parte del 2000 y 2001 en el área de San Diego. El
informe detalla, al menos cinco instancias durante ese período en que el FBI debería
haber detectado y tomado en cuenta su presencia y propósitos.
Los dos hombres entraron a EEUU en enero 15 de 2000, volando procedentes desde Bangkok, Tailandia, al aeropuerto internacional de Los Angeles. Midhar, fue uno
de los
participantes en una reunión de operativos de Al Qaida en Malasia, donde él y
otros fueron fotografiados por un ignoto servicio de inteligencia Estas
fotos fueron suministradas a la CIA.
La Agencia de Seguridad Nacional ha identificado a Hazmi como un
asociado de Midhar. Los dos hombres fueron rastreados por la CIA viajando de
Malasia a Tailandia.
Cables de la CIA contemporáneos analizan el viaje de Mihdhar y el hecho que
tenía una visa de EEUU en su pasaporte saudí. Tan intensa fue la vigilancia que
los agentes obtuvieron una fotocopia del pasaporte y la "estampilla" de la visa y
la enviaron a los cuarteles centrales en Langley, Virginia. Dos meses más tarde,
la estación de la CIA en Bangkok identificó a Hazmi como el compañero de
viaje de Mihdhar, e informó que él había viajado de Bangkok a Los Angeles el
15 de junio de 2000.
La información más crítica sobre Mihdhar y Hazmi fue retenida por el FBI por más
de un año y medio. El FBI fue informado de la reunión de Malasia tan pronto como
ésta se llevó a cabo, incluso sobre la presencia de Mihdha en ella. Pero no hubo
mención de su pasaporte con una visa de múltiples-entradas en EEUU,
proporcionándole fácil
acceso al territorio norteamericano, donde el FBI tiene la principal
responsabilidad en contraterrorismo.
Tampoco la CIA le informó al FBI que Hazni
había ingresado realmente en el país, lo cual debería haber necesariamente
disparado un alerta. La misma CIA no puso al hombre en ninguna otra lista
de vigilancia.
Dos semanas después de su arribo a Los Ángeles, Mihdhar y Hazmi se trasladaron a
San Diego, aparentemente urgidos por su nuevo conocido, Omar Bayouni, puesto
bajo la vigilancia del FBI, y supuesto operativo o agente de la inteligencia saudí. Él invitó a los recién llegados saudíes a San Diego, donde
les alquiló
un departamento en el complejo donde habitaba. Bayouni firmó como garante y también emitió un cheque para pagar el alquiler porque los
dos hombres
sólo tenían efectivo.
En mayo de 2000, los dos hombres alquilaron una habitación a otro individuo de San
Diego, quien era un informante del FBI, y que informó de su llegada y sus
nombres al agente que lo controlaba. Éste no preguntó los apellidos y no mostró otro
interés.
El informante no es mencionado en el informe del Inspector General, pero ha
sido identificado en informes de prensa previos como Abdussattar Shaikh, otro
inmigrante saudí (ambos Shailk y el que lo controlaba en el FBI, ahora retirado,
rechazaron hablar con el Inspector General del FBI.
Las acciones de Hazmi y Mihdhar sugieren fuertemente que ambos han sido
protegidos y que ellos lo sabían. Ellos se manejaban, no como ocultos
conspiradores, tratando de mantenerse un paso adelante del más poderoso aparato
de espionaje de la tierra, sino como personas indiferentes a las amenazas a su
seguridad.
De
acuerdo al informe del FBI: "...ellos no intentaron esconder sus identidades.
Usando los mismos nombres de sus documentos de viaje y con algún contacto, al
menos, en la comunidad de inteligencia, alquilaron un departamento,
obtuvieron su licencia de conducir del Departamento de Vehículos del estado de
California, abrieron una cuenta bancaria y recibieron tarjetas de crédito. Compraron y usaron
automóviles y seguros, tomaron lecciones de vuelo en una
escuela local, y obtuvieron un teléfono figurando el nombre de Hazmi en la guía".
.
Aún cuando no es la primera vez que las acciones de Hazmi y Mihdhar han sido
detalladas, uno se refriega los ojos asombrado ante este capitulo. Hazmi sólo
podría haber hecho más obvia su presencia si hubiera puesto un aviso en las Páginas
Amarillas, en la "T", por terrorista. Pero la CIA, que sabía quien era
decidió no
exponerlo al FBI.
En junio de 2000, Midhar dejó los EEUU, no retornando hasta julio 4 de 2001, cuando voló
hacia el aeropuerto Kennedy de Nueva York. Residió en San Diego varios
meses, luego se trasladó a Phoenix y eventualmente a la Costa Este.
Siguiendo la voladura del US Cole en diciembre de 2000, el interés en Mihdhar
and Hazmi revive. Una fuente de inteligencia de EEUU identificó a uno de los
participantes en la reunión de enero de 2000 en Malasia como el jefe del ataque
al Cole, y el FBI, que tenía las responsabilidad de conducir esa investigación,
comenzó un seguimiento de todos los que estuvieron en la reunión.
Sin embargo, en reuniones efectuadas en enero de 2001 y de nuevo en mayo y junio de 2001,
los funcionarios de la CIA no le informaron al FBI que Midhar,
asociado con los sospechosos de organizar el ataque al Cole, tenía un visa de EEUU,
o que Hazni, el socio de Midhar, había ingreado a los EEUU.
Mucho de este material en el informe es difícil de seguir, en parte por su
complejidad burocrática, en parte por el tamaño de la redacción, aparentemente
para ocultar la nacionalidad de la agencia de inteligencia que ha monitoreado la
reunión de Malasia (lo más probable el Mossad). El Informe del Inspector General
cita la cooperación de los servicios de seguridad de Tailandia, Malasia y Yemen,
sin aclaración.
La CIA finalmente le informó al FBI lo que sabía sobre Mihdhar y Hazmi en agosto
27-2001, cinco días después de que el FBI descubriera independientemente, en agosto 22,
que Midhar podría estar en los EEUU, abriendo su propia investigación.
La oficina del FBI de Nueva York fue notificada, pero la tarea de rastrear a
Midhar le fue conferida a un agente novicio como su primer caso de inteligencia, y con
la indicación de baja prioridad. Los pasos preliminares para localizar a Mihdhar y Hazmi
solo fueron tomados hacia el 11 de setiembre, cuando los dos hombres
abordaron el avión de American Airlines.
Evidencias de encubrimiento de la
CIA
El
informe del Inspector General revela por primera vez que la CIA no sólo falló
en informar al FBI sobre Midhar, sino que funcionarios de la Agencia intervinieron
para suprimir un memorándum escrito por un agente del FBI dirigido al Centro de
Contraterrotismo de la CIA (CTC), quien deseaba notificar al FBI acerca de
sospechosos de terrorismo con visas de EEUU. El detalle del relato de este
incidente, en el informe del FBI, complica fuertemente a la CIA en el encubrimiento.
El agente del FBI, llamado "Dwight" en el informe del Inspector General,
escribió el memorándum, un Informe de la Central Inteligencia (CIR), el 2 de
enero de 2000, sólo horas antes de la realización de la reunión de Malasia.
El mismo día una funcionaria de oficina de la CIA, llamada "Michelle",
ejecuta
instrucciones de su supervisor bloqueando la distribución del los CIR al FBI.
Tres horas después, "Michelle" escribe y hace circular un cable interno de la CIA que
resume la información sobre Midhar, incluyendo su visa de EEUU de múltiples
entradas. Este circular declara que sus documentos de viaje han sido copiados y
pasados "al FBI para más investigaciones". Esta mentira fue
usada luego por la CIA para sostener su declaración inicial según la cual ellos habían
notificado acerca de Midhar.
Este cable (de la agente "Michelle") no puede ser un error inocente, ya que fue enviado después
de que su autora cambiara las instrucciones a "Dwight" ordenando que su memo
del FBI no fuera
enviado. Bajo interrogatorio del Inspector General, nadie de la CIA o el FBI
pudo corroborar la declaración del cable de "Michelle", afirmando que la CIA había
notificado al FBI, sobre Midhar. Una declaración diametralmente opuesta
a la que la CIA había realizado en la práctica.
El informe aclara que la CIA inicialmente retuvo información sobre la
existencia del memorandum de "Dwight", de enero de 2000, enviado desde la oficina del
Inspector General.
Cita el informe:
"En febrero de 2004, sin embargo, mientras nosotros estábamos revisando una
lista de documentos de la CIA, a los que habían tenido acceso empleados del
FBI asignados en la CIA, notamos el título de un documento que parecía ser
relevante a esa revisión y que no había sido anteriormente informado a nosotros.
La Oficina del Inspector General de la CIA (OIG) no había obtenido este
documento en conexión con esta revisión. Nosotros obtuvimos el documento,
conocido como Reporte de la Central Inteligencia(CIR). Este CIR era un escrito
dirigido al FBI conteniendo información sobre el viaje de MIdhar y la posesión
de una visa de EEUU. Como resultado del descubrimiento de este nuevo informe,
más tarde determinamos que no había sido enviado al FBI
antes del 11/9. (ver sección III, A, abajo). Nosotros tuvimos que reentrevistar
a varios agentes del FBI y la CIA y obtener documentos adicionales de la CIA. El
descubrimiento de este documento de la CIA retrasa la finalización de
nuestra revisión".
El tono agrio es inequívoco. Primero la CIA retiene el documento procedente desde el FBI,
luego la CIA trata de ocultar la existencia del documento con la prueba postmorten del FBI.
El encubrimiento fue seguido por una curiosa epidemia de amnesia. Ninguno de los
que recibieron o leyeron el CIR escrito por "Dwigth", incluyéndolo a
Dwigth" mismo, pudo recordar nada sobre éste
Otra vez del informe:
"Cuando nosotros entrevistamos a todos los individuos relacionados con el CIR,
ellos dijeron que no recordaban nada sobre el mismo. Dwigth le dijo al OIG que él no
recordaba haber tenido en cuenta la información sobre Mihdhar, no recordaba
ninguna discusión sobre las razones para retardar el envío y la
distribución de los CIR. Malcolm dijo no recordar haber revisado nada de los tráficos de
cables, o ninguna información, acerca de Hazmi y Mihdhar. Eric dijo al OIG que
él no recordaba el CIR".
"Los empleados de la CIA también dijeron que ellos no recordaban el CIR.
Aunque James, el empleado de la CIA destinado en los cuarteles del FBI, declinó
ser entrevistado por nosotros, afirmando que no recordaba el CIR, ni
ninguna conversación para ponerlo en retención, o porque no fue enviado".
Otra vez, el tono de incredulidad es claro. Ninguno de estas personas recuerda
nada, ¡y uno de ellos hasta rechaza ser entrevistado!. Y esto no es acerca
de algo menor, sino que concierne al primer informe sobre un hombre quien fue
uno de los secuestradores del 11-S.
Un lavado de imagen política
El
informe del Inspector General del FBI es, al igual que todas las previas
investigaciones de los eventos del 11-S, la demostración de un encubrimiento por
parte del aparato del
estado. Estas investigaciones comparten una común postura: excluyen
completamente, a priori, la consideración de alguna complicidad del gobierno en
los ataques terroristas. En lugar de eso, nos encontramos con la familiar letanía
de golpes en el pecho sobre errores, complacencia, falta de atención y recursos
inadecuados.
A pesar de la explicación "todo uso" de que "fueron cometidos errores",
los nombres no son nunca señalados en ninguna de esas pruebas. Nadie es ni
siquiera considerado responsable. Nadie es exonerado o penalizado.
Hay una razón definida para esto: el gobierno de EEUU no desea generar un síndrome Watergate, en el cual
penalizaciones a bajo nivel llevan a las personas a denunciar a las de más alto rango,
y enfoca la atención en los roles de los funcionarios de mayor jerarquía.
Queda muy poca duda que una sección del aparato de inteligencia americana
funcionó como ángel de la guarda de al menos alguno de los secuestradores.
La pregunta es: ¿Porqué?.
Hasta que no haya una investigación del 11-S genuinamente independiente,
totalmente liberada del aparato militar o de inteligencia de EEUU, es imposible
especificar con precisión el rol del gobierno en estos eventos.
Pero sobre la base de sólo un análisis político, está claro que el 11-S no cayó del cielo. Como en la investigación de cualquier crimen, una
pregunta clave a ser formulaba es: ¿quién se beneficia?.
Para la poderosa
sección de la elite gobernante y su aparato de Estado, un gran ataque terrorista
en el territorio de EEUU era anticipado, deseado, y probablemente fue facilitado, de manera de crear el necesario clima de miedo y fervor patriótico para
implementar un programa aterrador de política reaccionaria, tanto en casa como en
el exterior.
Sin el 11-S, no hubiera habido ocupación de Irak por parte de EEUU, colocando un
ejército emplazado en el centro del más grande reservorio de petróleo del mundo; no
habría habido bases de EEUU a lo largo del Asia Central, cuidando las segundas
reservas del mundo en petróleo y gas. Y sin 11-S, la administración Bush hubiera
sido incapaz de sostenerse políticamente a sí misma, enfrentando una deteriorada
economía y una amplia oposición al recorte de tasas para los millonarios y medidas
sociales para aplacar a los fundamentalistas cristianos de derecha.
El partido Demócrata está profundamente implicado, apoyando tanto a la guerra en
Irak como al encubrimiento del rol del Estado en los ataques del 11-S. La
administración Clinton buscó provocar una confrontación con Irak en 1998, pero
tuvo que volver atrás en respuesta a la oposición del público a una nueva guerra
en el Oriente Medio, oposición que sólo fue vencida después del 11-S.
Más que
nada, la conexión de las agencias de inteligencia de EEUU con reaccionarios
fundamentalistas islámicos como ben Laden se remonta a casi dos décadas,
involucrando administraciones demócratas y republicanas por igual.
A pesar de sus diferencias tácticas con la Casa Blanca y las peleas por
posiciones de influencia, el Partido Demócrata acepta el programa básico de la
administración Bush.
Si hubieran retornado los Demócratas
al gobierno, no se hubieran retirado de Irak o Asia Central, no hubieran
rescindido los recortes de impuestos a los ricos, ni rechazado el Acta Patriótica
de USA, ni los ataques a los derechos democráticos.
Traducción:
José Petrosino
Original
en inglés:
http://www.wsws.org/articles/2005/jun2005/fbi-j15.shtml
|