(IAR-Noticias) 20-Sept
05
El
Periódico American Free Press publicó en junio de 2004, una serie de fotos
sobre la reunión del Club en Stresa (Italia), con algunos de los asistentes.
Arriba a la izquierda, David Rockefeller; arriba, a la derecha, Henry Kissinger;
abajo, a la izquierda, Bill Gates; abajo, a la derecha, Donald Graham,
presidente del Washington Post.
Por Germán Mendoza Diago - El
Universal, Colombia
El pasado jueves, un escritor
canadiense de origen ruso, residente en España desde hace nueve años, presentó
en Barcelona su libro "La verdadera historia del Club Bilderberg", en el que
plantea una nueva versión de la conspiración que un grupo de hombres poderosos
ejecuta para llevar las riendas del mundo.
Daniel Estulín, el autor, aseguró en una entrevista con la Agencia France Press
(AFP) que detrás de las instituciones internacionales, de todas las
organizaciones supranacionales y de los gobiernos, "un grupo de líderes
políticos, financieros y empresarios gobierna el mundo".
El libro contiene la investigación que realizó Estulín sobre lo que él llama "el
verdadero gobierno mundial en la sombra", una especie de nueva versión de los "Illuminati",
aquella congregación fundada en 1776 en Baviera por el profesor universitario
alemán Adam Weishaupt, a la que pertenecieron ilustres escritores y científicos
como Goethe, Cagliostro y el Conde de Saint-Germain.
Estulín, hijo de un oficial de la KGB soviética, dice que el propósito de esta
nueva secta es la creación de un "Nuevo Orden" planetario.
Para sustentar esta hipótesis, consultó innumerables fuentes y tuvo la
colaboración de los compañeros de su padre y los hijos de estos, en la
descomunal tarea de documentar la historia del Club Bilderberg.
El club existe realmente y fue creado por el príncipe Bernardo de Holanda en
1954. Su nombre se debe a que la primera reunión se realizó en un hotel con ese
nombre, en la ciudad holandesa de Osterbeckl.
Cada año realizan una reunión, que está reseñada en la Enciclopedia Británica
como "Bilderberg Conference" y se define así: "Conferencia de tres días a la que
asisten cerca de 100 de los banqueros de Europa y de Norteamérica, economistas,
políticos, y líderes gubernamentales más influyentes. Se realiza cada año en un
país occidental diferente, en una atmósfera de rígido secreto".
Dependiendo de la óptica ideológica, el Club Bilderberg puede ser considerado:
—Un grupo internacional de cabildeo extremadamente elitista y con mucho poder
para orientar la política internacional.
—Un inocente grupo de discusión en el que participan políticos, intelectuales y
poderosos inversionistas.
—Una sociedad capitalista secreta que defiende sus propios intereses y que urde
intrigas y maquinaciones para asegurarse la dominación del mundo.
Aunque las reuniones se realizan en medio del más estricto secreto y a ellas no
tiene acceso la prensa, la paciente labor de algunos periodistas investigadores
ha logrado conocer la identidad de algunos asistentes asiduos a las últimas
cinco: Paul Wolfowitz, presidente del Banco Mundial; Donald Rumsfeld, secretario
de Defensa de Estados Unidos; David Rockefeller, ex responsable del Chase
Manhattan Bank, Henry A. Kissinger, ex secretario de Estado de los Estados
Unidos; Alan Greenspan, gobernador del Banco de la Reserva Federal de Estados
Unidos; Rodrigo Rato, director gerente del Fondo Monetario Internacional;
Jacques Chirac, presidente de Francia; el multimillonario húngaro George Soros;
o la Reina Sofía de España.
Daniel Estulín le atribuye una actividad tan secreta y poderosa al Club, que
incluso asegura haber recibido amenazas y un intento de asesinato en 1996,
debido a la naturaleza de sus investigaciones.
La historia conocida
El Club Bilderberg, según la historia que se conoce, nació en una época en que
Europa se estaba recuperando de los efectos de la Segunda Guerra Mundial,
gracias a los recursos procedentes de Estados Unidos, que permitieron revivir la
capacidad de consumo de la clase media francesa, holandesa, belga, alemana e
italiana. El mundo estaba dividido en dos grandes sistemas, opuestos y
doctrinarios.
En 1954, el príncipe Bernardo de Holanda invitó a un grupo de personajes –cuya
característica en común era el dinero, el poder o la influencia en sus
respectivos países, y su marcado anticomunismo– a reunirse para discutir sobre
el presente y el futuro de Europa y del mundo, creando "una entidad destinada a
fortalecer la unidad atlántica, a frenar el expansionismo soviético y a fomentar
la cooperación y el desarrollo económico de los países del área occidental".
El monarca contó con el apoyo de la Banca Rothschild, del magnate Rockefeller y
de Henry Kissinger. A partir de entonces, la cita anual nunca ha dejado de
realizarse. Todas en ciudades occidentales y, en la última década, unos días
antes de la reunión del Grupo de los 8 (G8), los países más desarrollados del
mundo.
Según publicó la revista Playboy en febrero de 2004, el sistema de seguridad
para proteger al grupo "es tan elitista y poderoso como sus miembros".
Varias revistas europeas aseguran que tiene la sede principal en la ciudad
holandesa de Leiden y cuenta con un comité directivo (Steering Committee) de
unos 20 miembros permanentes, encargados de cursar las invitaciones a no más de
150 personas, según los temas que se tratarán en la agenda.
A las reuniones no está permitido el acceso de la prensa, de manera que casi
nunca aparecen noticias o reportajes sobre ellas, y fotos mucho menos.
En la reunión de 2003, según la crónica de Play boy mencionada arriba, se
filtraron algunos temas discutidos y se habló de cierto malestar del grupo por
la invasión de Irak, que dividió a Estados Unidos y Europa, contrariando así los
propósitos del Club de fortalecer el vínculo transatlántico.
Las únicas referencias públicas de las reuniones son algunos comunicados de
prensa que reseñan muy brevemente los temas generales. Los más frecuentes en los
últimos años son la energía nuclear y la biotecnología.
Los exclusivos socios
A las reuniones sucesivas nunca han dejado de asistir los secretarios de la OTAN
del momento; hasta el año antes de su muerte, Giovanni Agnelli, presidente de la
Fiat; el estadounidense Steve Case, de AOL-Time Warner; y una nómina asombrosa.
De hecho, la revista The Economist aseguró en un artículo de hace tres años que
los más importantes líderes gubernamentales estuvieron en una reunión del Club
Bilderberg antes de llegar a sus cargos, entre ellos Bill Clinton y Tony Blair,
o el ex secretario de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer.
En 2003, la cumbre del Club de Bilderberg se realizó en el Hotel Trianon Park de
Versalles (Francia), y sólo aparecieron en la prensa francesa unas pocas líneas
sobre el encuentro, aunque entre los invitados de ese año estaban los
presidentes de France Telecom, Coca-Cola y The Wall Street Journal, el consejero
de Relaciones Públicas de Tony Blair, el primer ministro de Dinamarca,
funcionarios de la administración de George Bush como Richard Perle y Paul
Wolfowitz, y el ex presidente francés Valery Giscard D’Estaing.
La otra historia
PORTADA DEL AMERICAN FREE PRESS del 14 de junio de 2004, sobre la reunión de
Italia. - La leyenda rodea al Club Bilderberg desde hace muchos años, incluso
hay numerosas historias sobre desgracias que han caído sobre los periodistas que
se atreven a investigar las reuniones o la naturaleza verdadera de la
congregación.
Un sociólogo británico llamado Mikes Piter escribió un artículo en el que
asegura que, en 1976, el periodista de Financial Times, Gordon Theter, fue
despedido cuando intentó publicar, sin éxito, un artículo demasiado explícito
sobre la reunión de ese año.
Muchos periodistas han tejido la otra historia del Club, una atractiva maraña de
conspiraciones y planes secretos.
Mateo Balín, periodista de la Agencia de Información Solidaria, un grupo de
prensa de orientación izquierdista, dice que los miembros del Club Bilderberg
suelen usar una "estrategia que consiste en crear tensiones en naciones cerradas
cultural y religiosamente, que conducen a estados de guerra y hostilidades
perpetuas que utilizan para justificar medidas de emergencia nacional en los
tiempos de paz".
Es decir, que fomentan crisis y contribuyen a solucionarlas, siempre y cuando el
final de esos conflictos sea plenamente controlado.
La escritora española Cristina Martín Jiménez, autora del libro "El Club
Bilderberg, los amos del mundo", dice en esa obra: "Cuando por vez primera me
hablaron del Club Bilderberg sentí escalofríos. Su existencia parecía más
ciencia-ficción que realidad. Me propuse el reto de desvelar los secretos de ese
poderoso grupo que actúa discretamente para controlar el mundo. Rápidamente
contacté con un investigador que lleva años siguiéndoles la pista, cuyo nombre
omitiré por su seguridad personal. Éste me dijo: ‘Bilderberg es igual que Gran
Hermano, el ojo que todo ve y controla. No actúan por dinero, ya tienen
muchísimo; es por poder. El objetivo real es el poder absoluto, convertir a la
gente en esclavos’. A continuación me mostró un billete de un dólar americano
para explicarme la simbología masónica que contiene. El ojo sobre la pirámide,
las 13 ramas, 13 flechas... Debajo de la pirámide hay una frase que dice: Nuevo
Orden Mundial. No sólo se intuye la mano de la Masonería, sino la del
Iluminismo. Nuestra conversación terminó con su consejo de que no escribiese el
libro. ‘Esa gente es muy peligrosa. Te perseguirán a ti y a tu familia. Os lo
quitarán todo, os dejarán en la calle. Ningún abogado querrá defenderte. No
volverás a trabajar nunca. Llamarán a todas partes y pronunciarán tu nombre para
que nadie te contrate. Retirarán el libro de las librerías con una sola llamada.
Voces anónimas me han amenazado con secuestrarme, incluso con matarme...’
Me llevé dos días pensando en el alcance y significado de sus palabras. Llegué a
la conclusión de que los bilderbergers no iban a perder el tiempo con alguien
tan insignificante como yo. Y, por supuesto, no podía permitir que fuese el
miedo el que decidiera por mí. Por eso comencé a investigar".
La última reunión
Los temas de la reunión de este año se divulgaron especulativamente, pues, como
siempre, la entrada a la prensa estaba prohibida.
Sin embargo, se dice que el tema de Irak se acabó, que la discusión tiene que
ver con la alianza entre Fidel Castro y Hugo Chávez, el Tratado de Libre
Comercio, China y el comercio textil. Este último mereció una intervención del
presidente Jacques Chirac en estos términos: "No podemos aceptar que estos
productos invadan nuestros países sin ninguna regulación", según dice una
columna de Mateo Balín.
Este periodista considera que se trata de una "visión de la democracia
teledirigida, que pone en práctica no sólo el Club Bilderberg, sino el Bohemia
Club, la Comisión Trilateral o el Club de Roma, que aparecen como ramificaciones
donde el gran poder negocia las políticas globales a la sombra de los debates
públicos".
Lo único que se saca en claro de las escasas noticias publicadas sobre la
reunión Bilderberg 2005, en la localidad alemana de Rottach-Egern, es que fue
extraordinaria.
Para Daniel Estulín, la reunión de este año ratifica que el Club Bilderberg es
responsable "del terrorismo promovido por los gobiernos, el actual control de la
población a través de la manipulación y el miedo y, lo más espantoso de todo, de
los proyectos futuros del Nuevo Orden Mundial".
En su libro, atribuye a los "bilderbergers" maniobras como dar carta blanca a
Rusia para bombardear Chechenia y presionar a Margaret Thatcher para retirarla
de la política por oponerse al euro.
Será difícil saber la verdad, entre otras cosas, porque muchas verdaderas
conspiraciones han sido desvirtuadas argumentando que creer en conspiraciones es
característico de las mentes fantasiosas.
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