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Sunday, 28 de December de 2003

 

Informe exclusivo:

Como se preparó la denuncia sobre coimas en el Senado

   

Quién es Mario Pontaquarto, su papel  en el Senado, la etapa De La Rúa, sus contactos con el Gobierno de Kirchner. Como se gestó y porqué se lanzó la denuncia.

   

14Dic03 (IAR-Noticias) - Por Rodrigo Guevara

Mario Pontaquarto, natural del partido de  Luján, provincia de Buenos Aires, es un antiguo militante de la Unión Civica Radical. Había llegado a ser una de las figuras centrales del Senado, un hombre "clave" en la relación de los bloques UCR-PJ, entonces presididos por José Genoud y Augusto Alasino, respectivamente. Fue una especie de "nexo" para los "arreglos de votación de leyes" y  el "sistema de cobros" que habían establecido ambas bancadas para repartir el dinero.

En 1998, el entonces vicepresidente de Menem, Carlos Ruckauf lo ascendió  al cargo máximo de secretario administrativo de la Cámara. Cuando arribó Alvarez al Gobierno, Pontaquarto conservó la secretaría parlamentaria, y continuó como contacto de la Alianza con el bloque de senadores del  PJ, encabezado por Augusto Alasino.

Siguió ejerciendo esas funciones hasta  que la "estructura" se desmoronó con la denuncia de  coimas durante el tratamiento de la  ley de reforma laboral. Las autoridades del bloque UCR que lo habían amparado y sostenido habían sido desplazados de las posiciones de poder que ocupaban, y su principal protector, José Genoud se hallaba retirado y enfermo.

Fue  exonerado de su cargo en el Senado por la no devolución de  viáticos que retiró de la Tesorería para realizar un viaje que nunca concretó, y por presuntas irregularidades en sus funciones. Estuvo suspendido casi un año, hasta que el actual vicepresidente Daniel Scioli, cuando asumió la presidencia del cuerpo, lo expulsó de la Cámara.

En 1983 había ingresado al Congreso junto con  el ex diputado Daniel Bravo (hijo del fallecido legislador, Alfredo Bravo), que jugó el papel de contacto principal entre el Gobierno de Kirchner y Pontaquarto en los acuerdos previos que precedieron a su  denuncia ante el juez Oyarbide.

Primero trabajó de asesor con el bonaerense Marcos Di Caprio, y luego  estuvo relacionado con el diputado Federico Storani. Junto a Daniel Bravo (h) (con quién estableció una férrea amistad) trabajaron al principio  con el senador entrerriano Luis Brasesco. Su ascenso en la línea jerárquica de la Cámara  recién se acentúa desde 1996, cuando fue designado prosecretario parlamentario, y en 1998 cuando Carlos Ruckauf lo eleva al cargo máximo de secretario administrativo del Senado.

En sus momentos de gloria, la presencia de Pontaquarto en la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado) era habitual, tanto durante la gestión de Hugo Anzorregui como en la de su sucesor, Fernando De Santibañes. Cuando el Gobierno de De La Rúa necesitaba "negociar" en el Senado alguna ley exigida por el FMI, Pontaquarto se reunía en el quinto piso del edificio de la SIDE, en la calle 25 de Mayo, con José Genoud, con el entonces ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y  el  director del organismo, Fernando De Santibañes. Reuniones de las cuales también solía participar eventualmente el  titular del bloque PJ en el Senado, Augusto Alasino.

Cuando saltó el escándalo de las coimas en el Senado durante la gestión de De La Rúa, Pontaquarto desapareció de la escena. Algunos elucubraban  que estaba ocupando un cargo   en el consulado argentino en  Francia, conseguido sobre el final del gobierno delarruista. Sin embargo Pontaquarto, utilizando un bajo perfil, seguía desempeñando tareas en el Congreso conservando parte del sueldo y el rango que había obtenido.

Por vía de Bravo (h), se había contactado con el jefe del gobierno porteño, Anibal Ibarra, y posteriormente recaló -vía Ibarra- por el despacho del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quién lo empezó a utilizar -vía Bravo- como una de las  "fuentes de información" entre la Rosada y el Senado.

Esa fue la razón, y no el asunto del dinero de los viáticos, lo que detonó el "cortocircuito" con el vicepresidente Daniel Scioli y su posterior expulsión del Senado. La función de Pontaquarto al servicio del gobierno de Kirchner consistía en elevar a Fernández información periódica sobre los movimientos del "menemismo" en la Cámara.

Enterados de esa maniobras, y con  Eduardo Menem a la cabeza, los senadores menemistas le pidieron a Scioli que lo expulsara.

La ruta secreta de la denuncia

Cuando lo echaron del Senado a Mario Pontaquarto le invadían dos cosas: conseguir dinero rápido y vengarse de los  menemistas que lo echaron del Senado.

Un veterano de la Cámara nos dijo: "El menemismo cometió un error garrafal con su expulsión del Senado. El tipo es el que más conoce de los manejos de "venta de leyes", estuvo en todas, los conoce a todos, sabe como operan, cuanto se llevan, sacarlo de encima es como echar al chofer o a la mucama con cama adentro: te mandan en cana".

Al contrario de lo que dice el vocero oficial de la SIDE de Kirchner, el diario Página 12, Pontaquarto no venía "madurando la decisión desde hace un año", sino que la empezó a negociar con el Gobierno de Kirchner -vía Anibal Ibarra- desde que dejó de pertenecer al Senado. Tampoco lo hizo por "daño moral" ni por sentido de culpa, lo hizo por dinero, platita fresca de la SIDE "kirchneriana", que es lo único que puede calmar su ansiedad de "venganza". Como en los tiempos de De La Rúa.

La "información" en posesión del ex secretario de la Cámara no le resultó útil al Gobierno de Kirchner hasta hace dos semanas. El desencadenamiento del conflicto con el sistema de poder "duhaldista" de la provincia de Buenos Aires y la pelea con los piqueteros "duros", fueron de alguna manera los "ejes motrices" de la aparición de la denuncia de Pontaquarto ante el juez Oyarbide.

La pelea con los jefes piqueteros -cuyo pico se produjo la semana pasada con las declaraciones condenatorias de Kirchner- puso muy "nerviosos" a los integrantes de la plana mayor gubernamental.

Y algo precipitó aún más ese estado de tensión: los mensajes de "alerta" que recibieron de algunos espías de la SIDE respecto de "algún armado" que andaban haciendo algunos caudillos duhaldistas con sectores de los piqueteros "duros" que participan de su sistema "clientelar".  Había disturbios posibles en el horizonte de aquí al 20 de diciembre.

Por otra parte -en el curso de la semana pasada-  el Gobierno había recibido informes de inteligencia de la Policía Federal en los cuales se decía que la escalada de robos en Villa Urquiza y localidades aledañas a la Avda General Paz, están siendo organizados por oficiales superiores de la policía bonaerense en respuesta a las campañas en su contra lanzadas por los medios afines al oficialismo.  

Otro punto que arrojó más  leña sobre la caldera gubernamental, fueron los mensajes que recibieron de "gente amiga" del establishment económico (y casualmente también de la embajada norteamericana) interrogándose "si Néstor (Kirchner) no había equivocado el rumbo dándole palos a los piqueteros".

Una medición acelerada encargada al  consultor Artemio López, durante la fase más caliente del enfrentamiento con los piqueteros, arrojó que una porción de los sectores medios "no mira con buenos ojos" la violencia verbal generada entre el Gobierno y las organizaciones de desocupados. Están totalmente en desacuerdo con la metodología de cortes de calle y la presencia constante de los piqueteros en la ciudad,  perosienten temor de que -de seguir así- las cosas lleguen a mayores.

Si bien nadie admitió ni se animó a decirlo - en el entorno de La Rosada- que el Presidente había equivocado el rumbo, comenzaron a pensar en alguna estrategia alternativa para salir del paso.

La decisión de promover la denuncia sobre las coimas del viejo Senado, se produjo después de una reunión que mantuvieron, el jueves de la semana pasada, Anibal Ibarra, Alfredo Bravo (h) y Alberto Fernández, en el domicilio particular del jefe de Gabinete. Por la tarde Kirchner lo aprobó, y el  viernes pasado se dio curso a la operación mediática de la denuncia conducida por Alberto Fernández.

El "gran sorprendido" resultó ser el propio Mario Pontaquarto quien fue informado el mismo jueves por Bravo de lo que había decidido la plana mayor de Balcarce 50.

Al contrario de lo que pueda suponer una mente conspirativa, los hechos sucedieron "naturalmente". Hace dos semanas Bravo hijo le había comentado a Anibal Ibarra -jefe del gobierno porteño- que Pontaquarto había decidido  motorizar su denuncia a través de un reportaje, negociado  a cambio de dinero, con la revistaTXT, para lo cual necesitaba alguna "cobertura oficial".

Ibarra -antes de que  arreciaran los fuegoos pirotécnicos entre Kirchner y los piqueteros- se lo trasmitió a Alberto Fernández, tal vez pensando en algún uso que se le pudiera destinar en los medios de comunicación. La pelota quedó picando, hasta que -en plena efervescencia del conflicto con los desocupados- el jefe de Gabinete lanzó la "noticia" en el entorno presidencial.

No se sabe de "quién nació la idea" pero, entre el martes y el miércoles, ya estaba la decisión tomada, la que cobró cuerpo definitivo en la reunión del día jueves en la casa de Alberto Fernández.


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