El aye aye es un
animal marcado por un infausto destino: está en peligro de
extinción porque es muy feo.
Es del grupo de los lémures y el único superviviente de su
familia, aunque su población decrece a un ritmo alarmante, en
parte porque los habitantes de Madagascar (lugar donde habita
este extraño animal) le consideran una criatura endemoniada y
muy peligrosa.
El hecho de que le consideren un animal poseído por espíritus
malignos le coloca en el punto de mira de los nativos, que le
temen y odian a partes iguales.
Tanto es así, que circula el rumor de que si apunta a una
persona con su tercer dedo, ésta muere poco después
repentinamente y de modo horrible.
Un pequeño grupo de conservacionistas está luchando por
preservar al aye aye de una extinción prematura, aunque por el
momento los cazadores les llevan ventaja.
Es un animal
nocturno, se alimenta de larvas y su cola suele ser más larga
que el resto de su cuerpo; pesa de dos a tres kilos y puede
vivir hasta 23 años.
Condenado por ser feo
Cuando nace, el aye aye tiene la cabeza muy pequeña, casi del
mismo tamaño que sus orejas y los ojos saltones.
El pelaje tarda en crecerle y parece una rata con aspecto
enfermizo, de cuyo cuerpo sólo destacan, además de las enormes
orejas, sus pulgares oponibles.
Tiene un rostro muy inexpresivo y el hecho de que sea nocturno,
rápido y gran saltador, ha hecho que las supersticiones se
disparen en Madagascar.
Su dedo intermedio es sustancialmente más largo y delgado que el
resto y en esa anomalía reside el mayor temor de los lugareños.
Temen al aye aye como si fuera el peor de los demonios, le
persiguen y le cazan, sin que los grupos conservacionistas
puedan hacer nada por él, hasta el momento.