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General Michel Aoun junto a Hassan Nasrallah |
El
general Aoun que, indudablemente, al final de la década de los ochenta había
sido el más encarnizado enemigo de Siria, hizo un pacto, antes de la malhada
guerra del verano, con el "Hezbollah", fiel aliado de Siria y muy dependiente
de Irán, apoyando sus reivindicaciones políticas como la constitución de un
"gobierno de unidad nacional"
Por Tomás Alcoverro - Diario
de Beirut/
La Vanguardia, España
Mientras un mundano "baile de debutantes" con la presencia incluida de un
príncipe ruso se celebraba en un lujoso hotel de los barrios del este de
Beirut, en otro establecimiento de la capital, la cantante libanesa cristiana
Julia era ovacionada por un público de miles de personas en el que se
confundían dirigentes de la oposición política, muchachas tocadas con velos y
chadores que aplaudían púdicamente y jóvenes con ceñidos pantalones con el
ombligo al aire, partidarias del general cristiano Michel Aoun que enarbolaban
las amarillas banderas del "Hezbollah".
El Líbano es esta confusión y, a veces, oposición de estilos de vida.
El
general Aoun que, indudablemente, al final de la década de los ochenta había
sido el más encarnizado enemigo de Siria, hizo un pacto, antes de la malhada
guerra del verano, con el "Hezbollah", fiel aliado de Siria y muy dependiente
de Irán, apoyando sus reivindicaciones políticas como la constitución de un
"gobierno de unidad nacional".
Su decisión que, en opinión de algunos
libaneses, ha evitado el conflicto armado entre cristianos y chiís, y que,
según sus adversarios, ha fragmentado todavía más la comunidad maronita, ha
conmovido la situación política interior.
En los últimos años de la incivil
guerra libanesa, en el invierno de 1989, entrevisté en el "búnker" del palacio
presidencial de Baabda, al general al que entonces algunos diarios como Al
Safir, ridiculizaban como el "pequeño Napoleón del Líbano" por sus
aspiraciones de restablecer la autoridad nacional del Estado y hacer la guerra
contra Siria con los cohetes "Frog" iraquíes.
Aoun, en su numantismo
beligerante, se había enfrentado con medio mundo, con el jefe miliciano Geagea
al que derrotó, con el gobierno prosirio de Selim el Hoss del oeste de Beirut,
con el patriarca maronita, con los EE.UU., con el Vaticano, con los
parlamentarios libaneses que firmaron loa acuerdos de Taef que equilibraron el
poder entre cristianos y musulmanes, con el elegido presidente de la república
Rene Moawad, contando sólo con el respaldo de Francia.
El 13 de octubre de
1990 su reducto de Baabada, en el que ejercía sus funciones de jefe del
gobierno cristiano, fue bombardeado y ocupado por soldados sirios y unidades
del ejército regular libanés leal al jefe del Estado.
El general tuvo que
refugiarse en la embajada francesa, exiliándose más tarde en Marsella y en
París. Cuando visité el bombardeado palacio vi apoyado en el muro de su
fachada un cuadro, un óleo que representaba un volcán del que brotaba una
llamarada que tenía la froma del mapa libanés....
Pese a que el general Michel Aoun siempre fue el paladín de la lucha contra
Siria cuando regresó del exilio a Beirut el año pasado, los políticos que
hasta entonces habían sido aliados de los Assad, como los herederos de El
Hariri, Walid Jumblat, le excluyeron de sus listas de candidatos de las
elecciones legislativas.
Fue así como el general, que siempre ha contado con
un amplio apoyo popular, tuvo que pactar alianzas locales con los
representantes del "Hezbollah".
Después de la guerra del verano ha seguido
manteniendo su pacto, sin hacer ningún comentario al eje formado por Siria e
Irán en su forcejeo con los EE.UU. en la tradicional palestra libanesa. Aoun
aspira a la presidencia de la República y el "Hezbollah", gracias a su apoyo,
se presenta como un movimiento nacional y no exclusivamente sectario.
El "aunismo",
pronunciamiento militar a la libanesa, falsos cálculos aventuristas, discurso
populista, ilusiones autoritarias, fue un fracaso. Pero su espíritu hizo mella
en la población.
Vuelven a colgar en las calles de los barrios cristianos de
Beirut y en los pueblos maronitas grandes retratos del general Michel Aoun;
quizá crea todavía que es el hombre providencial que necesita El Líbano.