Los observadores temen que el
conflicto desatado con el secuestro del soldado israelí por combatientes
palestinos conduzca a una escalada del ejercito judío en Palestina acompañada de una nueva ola de
asesinatos "selectivos" como en la época de Sharon.
En mayo de 2004, y en el marco de la
Operación Arco Iris, que los militares israelíes denominaron de
"limpieza", el ejército sionista de Sharon asesinó a 70 palestinos
en tres días de incursión aérea y terrestre en la región de
Rafah, al sur de la franja de Gaza, según estimaciones palestinas.
Esta estrategia de la
"opción militar" sin careta, aplicada en el Medio Oriente, comenzó
tras el
asesinato de Yassin, el
líder espiritual de Hamas, después que Bush le diera
en Washington luz
verde a Sharon para iniciar
la "operación limpieza" proyectada desde Gaza
a todo el territorio palestino, y cuya ejecución debería servir de ejemplo y
escarmiento para los que se atrevieran a enfrentarse
a la bota invasora del primer ministro de Israel.
A partir de ahí comenzó una escalada de asesinatos
militares desembozados, sin
precedentes en el conflicto Israel-Palestina, marcados sólo por la
fría lógica militar del
exterminio y sin ninguna contemplación del
"que dirán" en el plano internacional.
Antes de ingresar en estado vegetativo, en septiembre de 2004,
Sharon retiró las tropas de Gaza con una cerrada oposición de la ultraderecha y
de los colonos israelíes.

El objetivo esta vez, según los jefes
militares judíos, es bloquear el sur de la
franja para buscar a Guilad Shalit, el soldado secuestrado el pasado
domingo por milicianos islámicos de Hamas, los Comités Populares de la
Resistencia y un desconocido "Ejército Islámico".
Combatientes palestinos patrullaban con sus armas y explosivos en Rafah y
colocaban esos artefactos junto a las carreteras y calles en previsión del
avance de las tropas y los tanques israelíes.
Las fuerzas israelíes entraron el
miércoles en la Franja de Gaza respaldadas con helicópteros y artillería,
después de amenazar con una gran ofensiva para conseguir la liberación del
soldado capturado por grupos palestinos, dijeron voceros del ejército.
Los tanques y vehículos blindados
ingresaron en Gaza a menos de un año después de que Israel retirara a miles de
soldados y colonos del territorio después de 38 años de ocupación.
Una portavoz confirmó que las tropas se había movilizado hacia Gaza a través del
punto fronterizo de Kerem Shalom.
La primera acción de la operación
israelí fue el bombardeo aéreo de un puente que une la ciudad de Gaza con
Jan Yunes para impedir que el soldado secuestrado sea trasladado. Con ese mismo
objetivo fueron destruidos otros dos puentes por la Fuerza Aérea.
También fue atacada la central eléctrica, que ha dejado a oscuras la ciudad de
Gaza y extensas zonas de su costa mediterránea, para presionar al Gobierno del
primer ministro, Ismail Haniya, para que consiga la liberación del soldado.
Las autoridades israelíes no tienen indicios de dónde puede hallarse cautivo
Shalit, al parecer con heridas leves en una mano y en el vientre. Medios
militares advierten de la posibilidad de que haya salido de Gaza con destino
al desierto egipcio de Sinaí.

Las fuerzas que cruzaron el límite al sur de Gaza, a un kilómetro de Rafah,
tomaron posiciones en la localidad de Dahania, cerca del inactivo aeropuerto
internacional Yasir Arafat, y crearon varios puestos de observación.
En el "kibutz" Kerem Shalom, junto a la base de Telem, donde fue capturado el
soldado, y en otras localidades israelíes vecinas, reinaba esta mañana el
estado de alerta en una tensa calma por temor a ser atacados por milicianos
palestinos con cohetes Al Kasam.
Los captores, por el momento han
desoído los llamamientos del presidente palestino, Abu Mazen, para que liberen a
Shalit a fin de evitar la invasión israelí.
El grupo militante palestino conocido
como los Comités de Resistencia Popular dijo el martes que el soldado está en
una ubicación segura a la que las fuerzas israelíes no tienen acceso y que
seguirá secuestrado hasta que se cumplan sus demandas.
Israel ya ha rechazado la exigencia de liberar a mujeres y niños palestinos que
se encuentran detenidos en su territorio.
"No deseamos permanecer en la Franja
de Gaza", dijo el ministro de Infraestructuras Binyamin Ben Eliezer a Radio
Israel, pero no aportó un calendario para la operación. "Queremos traer a
nuestro chico a casa, eso es todo".
Israel amenazó con lanzar una
ofensiva en Gaza tras el secuestro del cabo Gilad Shalit en un cruce fronterizo
el domingo, una acción realizada por tres facciones palestinas, entre las que se
incluye el brazo armado del gobernante grupo islámico Hamás.
El primer ministro Ehud Olmert, y el
titular de Defensa, Amir Peretz -residente en la ciudad sureña de Sderot, una de
las más atacadas por los palestinos, se hallan bajo fuertes presiones de la
oposición y de la población israelí expuesta a los cohetes Al Kasam para que
"pongan fin de una vez a esos ataques".
La crisis actual ha llevado a las relaciones entre Israel y los palestinos a su
peor momento desde que Israel renunciara a Gaza el año pasado.
El triunfo electoral de Hamas, en
enero pasado, produjo
un flanco de debilidad en la estrategia remodelación del Medio Oriente de
los halcones ultraderechistas de Washington y el Pentágono.
Imprevistamente, el demoledor
triunfo electoral de Hamás modificó el tablero y las relaciones de fuerza: Hamás, por imperio de su victoria en las urnas, pasó de ser minoría
"extremista" a "mayoría democrática" en el territorio palestino conquistado
por los tanques israelíes.
En Washington y en Tel Aviv saltaron
todos los tapones: la situación quebraba las reglas establecidas y creaba un
nuevo escenario donde los "malos" (el "terrorismo" de Hamás) pasaban a
ocupar el lugar de los "buenos" (el gobierno de la ANP controlado por Al
Fatah, alumno aplicado y maleable de la estrategia judeo-norteamericana.)
Con Hamás en el gobierno palestino, y
su decisión de "no negociar" se desmoronó la estrategia de dominación que tenía
como actor central a la relación ANP-Al Fatah con el eje Washington-Israel,
que se proyectaba como "modelo a imitar" en todo el espectro del Medio Oriente.
Los sucesivos enfrentamientos entre
Hamas y Al Fatah -impulsados bajo cuerda por la inteligencia judeo
norteamericana- así como las masacres de civiles palestinos por la aviación
israelí en los últimos días, crearon el marco de "violencia" para
justificar el nuevo ingreso de las tropas sionistas en Gaza.
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