(IAR-Noticias) 18-Noviembre-06
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Dos policías iraquíes inspeccionan una panadería de Bagdad donde fueron
asesinadas 9 personas. |
Una nueva prueba de
la complicidad del gobierno chií con los escuadrones de la muerte que
secuestran, torturan y asesinan a ciudadanos de origen suni se dio con el
secuestro masivo de 150 empleados de un ministerio que fue presentado en
forma confusa por los portavoces oficiales que le restaron veracidad ante la
prensa.
C ontradiciendo la
información proporcionada por el primer ministro iraquí, el
ministro de Enseñanza Superior, Abed Diab al Ujaili, dijo el
jueves a la
agencia AFP que al menos 70 víctimas del secuestro colectivo
del martes en Bagdad se encuentran desaparecidas, algunas
han muerto y la mayoría fueron torturadas.
La incertidumbre sobre la cantidad de personas secuestradas el
martes durante un rapto masivo en un edificio dependiente
del ministerio de Educación Superior en Bagdad desencadenó
una controversia política.
La totalidad de los secuestrados son ciudadanos de origen
sunita, y los secuestradores responden a los parámetros de
los escuadrones que, desde febrero pasado, actúan contra esa
comunidad a la luz del día y protegidos por zonas liberadas por
el ejército y la policía.
"Al menos 70 rehenes están aún desaparecidos, y creo que en
total casi 150 personas fueron secuestradas", señaló el
ministro de origen sunita, a la AFP
"Los rehenes que ya fueron liberados nos dijeron que algunas de
las personas secuestradas fueron asesinadas. También afirmaron
que la mayoría de los rehenes fueron torturados", aseguró.
"Sí, tengo la impresión de que no hay un gobierno eficaz" en
Irak, estimó igualmente el ministro, en una entrevista difundida
por la radio BBC de Londres.
Sus declaraciones contradicen completamente las del primer
ministro iraquí, Nuri al Maliki, que intenta al parecer
minimizar la amplitud del secuestro.
"En total, 39 personas fueron secuestradas. Veinte fueron
liberadas el martes, 17 el miércoles. Sólo dos personas están
aún en manos de sus captores", había declarado el miércoles a la
AFP el portavoz de Maliki.
El primer ministro ordenó no obstante el miércoles buscar
intensamente a los autores del secuestro.
"Quiero hallar a cualquier precio a quienes perpetraron estos
actos y se lo dije muy claro al ministro del Interior. No me
basta con que los rehenes sean liberados, quiero a los
secuestradores, es nuestro combate", insistió.
Según testigos, hombres armados que vestían los uniformes de los
comandos de la policía iraquí y circulaban en vehículos
similares a los de las fuerzas de seguridad irrumpieron el
martes en un edificio del ministerio, en el barrio de Karrada
(centro-oeste).
El secuestro tuvo lugar pese a la presencia de varias decenas
de miles de policías iraquíes y militares estadounidenses en
Bagdad, encargados de garantizar la seguridad de la ciudad,
blanco de la violencia confesional que ha dejado miles de
muertos desde inicios del año.
El ministerio de Enseñanza Superior es una de las cinco carteras
que posee el Frente de la Concordia, la principal coalición
sunita, el ministro Abed Diab al Ujaili es sunita, mientras que
el primer ministro es un chiíta, al igual que el ministro del
Interior, Jawad al Bolani.
Los chiítas controlan la mayoría del gobierno colaboracionista
iraquí, y muchos de sus funcionarios están acusados por la
ONU y organizaciones de derechos humanos de proteger a escuadrones de
la muerte (como los que
secuestraron a los 150 suníes) que salen desde el ministerio
del Interior iraquí y de otras estructuras oficiales.
Solamente entre julio y agosto 6.599 civiles
iraquíes murieron víctimas de ataques, atentados y de escuadrones de la muerte
de acuerdo a un reporte de Naciones Unidas divulgado a principios de octubre.
Por otro lado, los exterminios con ejecuciones y torturas de los escuadrones de
la muerte, con apariciones diarias de decenas de cadáveres, están
orientadas mayoritariamente contra ciudadanos de origen suní, con el objetivo de
promover una reacción de la resistencia suní contra la comunidad chií.
De esta lógica "funcional" se alimenta la guerra civil que la CIA y el
mando militar estadounidense implantaron en forma programada y orgánica desde el
22 de febrero de este año, cuando destruyeron con explosivos la mezquita chií de
Samarra. |