Abrumadas
por la realidad, apabulladas y ya sin poder esconder o manipular los
hechos en el terreno, las grandes agencias y cadenas mediáticas internacionales,
comienzan a admitir entre dientes que el ejército sirio concretó en su parte
central el exterminio de la operación terrorista en alta escala lanzada por
fuerzas mercenarias extranjeras, cuyo escenario principal fueron Alepo y
Damasco, la capital de Siria.
La predicción del jefe del Pentágono
USA (el organizador militar de la invasión) afirmando que la toma de Alepo, el
corazón económico de Siria, iba a ser el "último clavo" para el ataúd del
presidente Bashar al-Assad, así como la proyección mediática de la "caída inminente"
del gobierno sirio, fracasaron estrepitosamente.
Y ahora, sin posibilidad de manipular
información sobre el "avance del ejército libre sirio", la prensa
internacional y las usinas de inteligencia de la operación mercenaria (entre
ellas el "observatorio sirio" controlado por la CIA, el Mossad y los servicios
de Reino Unido) se concentran en las "deserciones" de militares sirios,
en la "huida en masa de la población" y en la "matanza de civiles"
por parte de las fuerzas sirias.
Lo concreto, lo verificable sobre el
terreno, es que el gobierno y las fuerzas armadas sirias, abortaron el centro
estratégico de la operación, orientado a la toma de Alepo, y a establecer
una cabecera de playa con un "gobierno sirio libre", desde donde recibir
apoyo en blanco de las potencias imperiales y proyectarse a la toma de
todo el país.
Todas las informaciones, con
distintos matices y proyecciones, coinciden en que el gobierno sirio mantiene
el control total sobre el país, mientras el ejército se concentra en la
persecución y el exterminio de los focos de grupos mercenarios dispersos que aún
permanecen atrincherados en algunos barrios, y sin posibilidad de logística ni
de supervivencia.
El apoyo concreto de Irán en las
últimas horas, la férrea alianza estratégica con el eje
Rusia-China-Teherán-Venezuela-Cuba, impidió hasta ahora que Siria se convierta
en una "Libia del Medio Oriente" sucumbiendo a una operación de conquista
presentada como una "revolución popular y democrática" contra un "régimen
tirano y asesino de su propio pueblo".
Claramente, Rusia, China e Irán, están dando una advertencia
severa al eje EEUU-UE-Liga Árabe de que Siria no es Libia. Donde el
régimen de Kadafi fue desestabilizado por mercenarios, bombardeado por la OTAN y
finalmente derrocado y asesinado su líder ante la total indiferencia
internacional.
Moscú y Pekín no solamente han bloqueado
sistemáticamente, en tres oportunidades, maniobras de EEUU, Reino Unido y
Francia, para aumentar las sanciones en la ONU y fundamentar una
intervención militar contra Siria, sino que han emprendido una acción
política y diplomática conjunta para identificar la llamada "rebelión siria"
como una "agresión extranjera" a ese país.
El gobierno sirio, protegido por el
paraguas de Rusia y China que boicotearon sanciones y maniobras en la ONU
para una intervención armada de la OTAN como en Libia, efectuó una operación
militar "quirúrgica" de tres semanas sobre los barrios donde se infiltraron
los grupos mercenarios lanzados principalmente desde una base en Turquía y
coordinados en terreno y comunicaciones por oficiales de fuerzas
especiales de EEUU, Israel y Reino Unido.
La estrategia y los objetivos de
la "Operación Siria"
Al contrario de lo que afirma la prensa
internacional (columna mediática de la operación) y las potencias occidentales,
Siria nunca estuvo en un conflicto
interno, ni en una guerra civil. Nunca hubo un "ejército sirio
libre",
ni una "rebelión interna" con apoyo civil de la población siria.
Lo que se planificó y comenzó a
ejecutarse en Siria, desde hace 16 meses, fue una operación terrorista en alta
escala planificada y organizada internacionalmente como "liberación de
Siria" por el eje EEUU-UE-Israel-Liga Árabe (controlada por Arabia
Saudita y las
monarquías del Golfo Pérsico).
Desde marzo de 2011, Siria fue invadida
por grupos de mercenarios extranjeros, entrenados, financiados y
armados por EEUU y las potencias de la OTAN. Con la complicidad de Turquía y de
las monarquías del Golfo Pérsico.
En este escenario, Siria fue sometida primero a una
"revuelta popular" digitada desde afuera para derrocar al gobierno,
luego a una
"rebelión" armada con toma de ciudades después, y finalmente, como
sucedió en Libia, la alianza imperial planifica una
intervención militar internacional con bombardeos ininterrumpidos y
muerte de civiles inocentes que conduzca al derrocamiento del régimen sirio,
aliado de Irán, Líbano y Gaza.
Simultáneamente, el consorcio
USA-UE mantiene un bloqueo económico y un aislamiento
internacional que acrecienta el riesgo de una "catástrofe humanitaria"
para el pueblo sirio que ya permanece sometido a condiciones extremas por el
aislamiento internacional.
A diferencia de Libia, las fuerzas de
mercenarios extranjeros y desertores del ejército (financiados y armados por EEUU, la UE y las monarquías del Golfo) no tomaron territorios o
zonas, sino que se concentraron en operaciones de infiltración y acciones de
guerrilla urbana actuando entre la población civil, para exponerla al
fuego represivo del ejército sirio.
Las operaciones terroristas de
desestabilización incluyeron atentados contra fuerzas del régimen y contra
blancos civiles para luego responsabilizar a las Fuerzas Armadas y al gobierno
sirio de las masacres de niños y mujeres.
Hasta el intento fracasado de la toma
de Alepo y Damasco, y a diferencia del ejército de Kadafi, el
ejército sirio no luchaba contra grupos que buscaban establecerse como "gobierno
libre" en
distintas posiciones conquistadas, sino contra grupos
operativos que ejecutan operaciones de guerrilla relámpago en escenarios móviles
e infiltrados entre la población civil. El objetivo central no era tomar
ciudades, sino generar terror, caos e "incertidumbre".
Y este efecto lo
fueron consiguiendo a través de la difusión nivelada de la prensa
internacional cómplice que viene presentando a Siria sumida en "el caos, la violencia y el
descontrol". A diferencia de Libia, los "rebeldes"
nunca pudieron establecer un gobierno paralelo en Siria. Ni mantuvieron controles
territoriales zonales, con apoyo de la población civil.
En Siria nunca hubo un "ejército sirio libre"
luchando una guerra convencional contra un ejército oficial, sino grupos operativos
armados irregulares orientados a preparar el derrocamiento interno del
gobierno sirio mediante una operación militar en alta escala lanzada por la
OTAN como justificativo para parar "el baño de sangre y la matanza de
civiles", como ya sucedió en Libia.
Como escenario central, la estructura
mediática sionista internacional siempre presentó a Siria sumida en un
"repliegue del ejercito sirio", ante el avance del "ejercito rebelde", y con
el régimen de
Bashar al-Assad reprimiendo a civiles para mantener el control.
Como
elemento de presión psicológica terrorista, la prensa internacional siempre
mantuvo
latente la amenaza de las "armas químicas" contra la población, o el estallido
de una "guerra civil" como producto del caos y el descontrol
del ejercito oficial.
Lo cierto, es que el ejército sirio, uno de los más poderosos y mejor
equipados de Medio Oriente, y pesar del atrincheramiento de los grupos
mercenarios en Damasco y en Alepo, siempre mantuvo el control total, y sus operaciones en general nunca se dirigieron a combatir a otro ejército invasor, sino a reprimir los
distintos focos de sublevación que fueron realizando los grupos mercenarios en
distintos frentes y puntos en Siria.
El fracaso
En realidad (y a diferencia de Libia
donde ocupaban territorios), los
grupos mercenarios extranjeros siempre estuvieron enmarcados en una "operación terrorista en
alta escala" para desestabilizar y debilitar al gobierno, y preparar las
condiciones y el argumento para una intervención militar de la OTAN.
Siria es una pieza central en el plan
estratégico de aislamiento de Irán y la caída del gobierno de
Bashar al-Assad dejaría a Teherán sin
su aliado clave y abriría la compuerta para una ataque del eje EEUU-Israel a sus
centrales nucleares.
Como dicen algunos analistas
perspicaces, Washington y el Pentágono aprendieron. Y resolvieron no pagar
nunca más el costo político y financiero de las ocupaciones militares.
Irak y Afganistán bastaron. Billones
de dólares de costo al Tesoro, deterioro de la "imagen" internacional del
Imperio locomotora, deslegitimación interna y externa de las guerras militares
de conquista, le enseñaron al Pentágono y a sus estrategas que lo mejor es
hacer la "guerra por otras vías", sin desgastarse ni pagar costos políticos
y financieros.
Y como en toda empresa capitalista
(el Pentágono es empresa capitalista por vías militares) el Imperio USA decidió
delegar "funciones y misiones" manejando la estrategia y los objetivos
detrás del cortinado y sin exponerse.
Y surgió la idea (potenciada
masivamente por la tecnología informática y los móviles celulares) de aplicar en
terreno la estrategia de las "revueltas populares" y las
"revoluciones árabes" para debilitar y derrocar a las "tiranías" del "eje del
mal" (léase gobiernos de naciones petroleras que no trazan buena sintonía con el
eje imperial USA-UE-Israel) sin ocupación militar territorial.
Como primer objetivo,
y luego de infiltrarse en territorio sirio a través de las "protestas populares"
(manipuladas desde Internet y los celulares y por la prensa internacional
alimentada por "fuentes" de la CIA
y el Mossad) los grupos mercenarios comenzaron a preparar la "condena
internacional" y el aislamiento del régimen sirio.
Para ello, se infiltraron
y comenzaron a operar en zonas residenciales altamente
pobladas para obligar al ejército a reprimir con efectos colaterales de muertes
de civiles como consecuencia del fuego cruzado.
Como segundo paso, el objetivo consistió en
mostrar al gobierno sirio "tambaleando en el caos y el descontrol".
Mientras hechos de acciones tácticas (atentados, y acciones de guerrilla móvil contra instituciones
oficiales) fueron mostrados como
"ofensivas totales" en distintos escenarios claves, como Damasco y Alepo,
donde incursiones y posicionamientos defensivos en distintos barrios son
mostrados como parte de un ataque sincronizado para derrocar al gobierno sirio.
Como tercer objetivo, las operaciones
terroristas coordinadas por oficiales de las fuerzas especiales de EEUU,
Israel y Reino Unido buscaron crear una cabecera de puente para una invasión
terrestre desde la frontera con Turquía y el establecimiento de un "gobierno
sirio libre" que legitimara la ayuda internacional y posibilitara la proyección
de la ocupación a todo el territorio sirio.
En un cuarto objetivo principal, las
operaciones terroristas con matanzas diarias de civiles por el fuego cruzado intentaron crear el escenario internacional
y el justificativo para una acción aérea ("operación humanitaria")
decisiva de la OTAN que diera cobertura y apoyo decisivo a los grupos
mercenarios para derrocar al gobierno de Asad.
Pero a diferencia de lo ocurrido en
Libia, la operación mercenaria fue haciendo agua y fracasando en todos los
frentes.
Tres factores centrales
incidieron para que esto sucediera. A) El apoyo decidido del eje Rusia-China-Irán
al gobierno sirio, B) El poderío y la acción estratégica del ejército sirio
que realizó maniobras concéntricas de aislamiento y exterminio de los grupos
terroristas posicionados en los barrios (bombardeos y ataques "quirúrgicos") ,
C) La falta de apoyo de la población siria (sobre todo en Damasco y Alepo)
que le quitó sustentabilidad en terreno a las fuerzas mercenarias.
Y aunque seguramente ahora el
plan y los objetivos del eje USA-UE-Israel-Liga Árabe buscará nuevas vías de
concreción y financiamiento internacional, su pilar estratégico para ocupar
Siria con una operación terrorista-mercenaria en alta escala fracasó y se
derrumbó en Damasco y en Alepo.
(*) Manuel
Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder,
especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores
más difundidos y referenciados en la Web.
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