Wall
Street sufrió su peor caída desde 2008 y el impacto se contagió por el
planeta.principalmente en los mercados financieros de América Latina
La baja de
la calificación de la deuda de EE.UU. el viernes y las cada vez más crecientes
señales sobre un nuevo proceso recesivo en la economía mundial hicieron
derrumbaron los mercados globales.
Pese a la
movilización de gobiernos y autoridades financieras para contener el pánico, el
temor a una nueva recesión global y el nerviosismo de los inversores ante
la rebaja crediticia de EEUU de AAA a AA+ por la agencia Standard & Poor's
(S&P), el viernes pasado, hizo que se desplomaran las bolsas del mundo entero.
En la peor jornada de Wall Street desde la debacle financiera de 2008, el índice
Dow Jones perdió más de 600 puntos y cerró con una caída del 5,5%, mientras que
el Nasdaq perdió un 6,9%. Fue la primera vez desde octubre de 2008 que el Dow
Jones terminó debajo de los 11.000 puntos, en la peor jornada en términos de
porcentaje desde diciembre de 2008.
Este
martes la economía mundial se sumergió aún más en la crisis con el nuevo
desplome de los mercados bursátiles en Asia y Europa, al perder la confianza los
inversores en que EEUU y Europa podrán reducir sus deudas y evitar una nueva
recesión.
El trauma en los mercados, cada vez mayor, aumentó la presión sobre la Reserva
Federal de EEUU para que anuncie nuevas medidas de apoyo para la economía
estadounidense en una reunión de política el martes, pero analistas dijeron
que las opciones son limitadas.
"La situación actual podría ser vista como una rápida, completa e inesperada
pérdida de confianza que se ha ido reforzando durante las últimas semanas", dijo
BNP Paribas en una nota publicada cuando las bolsas retrocedían en Asia,
perdiendo entre un dos y un siete por ciento.
"Dado que
la recuperación de la economía global sigue siendo frágil, esta desaparición
rápida de confianza es preocupante, lo que nos devuelve a un circulo vicioso en
el que el declive del mercado alimenta el pesimismo", agregó.
Hasta el lunes, las pérdidas en los mercados mundiales habían borrado más de
3,8 billones de dólares (2,6 millones de euros) en riqueza de los
especuladores internacionales en un plazo de ocho días, enviándoles a valores
refugio como el franco suizo, el yen japonés y el oro.
Advertencia de la OCDE
La mayoría
de las principales economías del mundo se encaminan hacia un período de menor
crecimiento y cada vez es más probable que EEUU comparta ese destino, según
los indicadores adelantados compuestos de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico (OCDE).
El organismo con sede en París dijo el lunes que su indicador adelantado de
actividad económica en sus 34 miembros bajó en junio al nivel de 102,2 frente a
102,5 en mayo, lo que sugiere que el crecimiento económico probablemente se
desacelerará.
"Los indicadores adelantados compuestos... siguen apuntando a una desaceleración
de la actividad en la mayoría de países de la OCDE y en grandes economías que no
pertenecen a este grupo", dijo la OCDE.
Entre las economías desarrolladas, la OCDE señaló que sus indicadores apuntan a
desaceleraciones en Canadá, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, mientras
que entre las economías en desarrollo, los indicadores apuntan a
desaceleraciones en Brasil, China e India.
La OCDE dijo también que los indicadores apuntan cada vez más a
desaceleraciones en Estados Unidos, Japón y Rusia.
El
indicador adelantado para Estados Unidos bajó en junio a 103,1 desde 103,3, tras
permanecer estable en mayo. En cuanto a Japón, el indicador adelantado cayó en
junio a 103,6 desde 103,8.
Los indicadores de la OCDE están diseñados para dar señales tempranas de cambios
de tendencia entre la aceleración y la desaceleración de la actividad económica
y se basan en una amplia variedad de series de datos con historial de dar pistas
sobre la actividad económica.
El
fantasma de China
Mientras
el martes continuaba la huida del riesgo en Asia, hubo más noticias
negativas, esta vez desde China, principal motor de la tambaleante economía
mundial.
Datos oficiales mostraron que la tasa anual de inflación en el gigante asiático
se aceleró a un 6,5 por ciento en julio, lo que pone en aprietos a su banco
central mientras intenta controlar los precios sin lastrar a una economía que
afronta amenazas crecientes desde el exterior.
Con la inflación en ese nivel, China podría no estar en una posición para
repetir su papel de 2008 de apoyo para la economía global, aunque algunos
analistas pidieron una actuación de Pekín.
Cuando la
bancarrota de Lehman Brothers desencadenó un parate económico global, China
aplicó un plan de estímulo que ayudó a proteger a su propia economía y a
mantener el mundo a flote.
"Es hora de que Pekín anuncie a todo el mundo que tratará de estimular la
demanda interna nuevamente", dijo Tang Yunfei, un analista de Founder Securities
en Pekín.
No se frena la
caída
Los
dirigentes mundiales no consiguieron revertir la caída en los mercados el lunes
tras el golpe a la confianza de los inversores que significó la rebaja de la
agencia Standard and Poor's a la calificación de EEUU, que reforzó las
preocupaciones de un empeoramiento en la crisis de deuda en la zona euro.
Mientras,
la debilidad de la economía estadounidense elevó la posibilidad de una
recesión de doble caída.
El Banco Central Europeo (BCE) intervino en los mercados de bonos para
comprar deuda italiana y española y tender una red de seguridad bajo Roma y
Madrid. Pero continuaron las disputas en el viejo continente sobre un plan de
rescate a largo plazo.
En EEUU, el presidente Barack Obama instó a acciones urgentes sobre el déficit
presupuestario, pero su propuesta sobre impuestos fue rápidamente rechazada
por los republicanos.
Un compromiso anunciado el domingo por ministros de Finanzas y banqueros
centrales del G-7 para proveer efectivo extra si los mercados se estancan
ofreció poco consuelo al disiparse la credibilidad de las autoridades.
"Cuatro años después del comienzo de la crisis financiera, se está volviendo
cada vez más claro que el mayor déficit no es en crédito, sino en credibilidad",
escribió el economista de la Universidad de Harvard Kenneth Rogoff en el
Financial Times.
"Los mercados pueden ajustarse a una rebaja del crecimiento global, pero no
pueden lidiar con una pérdida cada vez mayor de confianza en el liderazgo y una
sensación creciente de que los diseñadores de políticas están desconectados de
la realidad", agregó.