El plan "progresista"
Como síntesis, el lobby "liberal"
(con Obama como su gerente eventual en la Casa Blanca), busca la conformación de
un frente "progresista y democrático" que sirva como punta de lanza
internacional para presionar, aislar y derrocar internamente al
régimen fundamentalista de los ayatolas sin disparar un solo tiro.
Abriendo un abanico frentista con las
potencias sionistas de la UE, y con "aliados" árabes enemigos del régimen
fundamentalista iraní (como Arabia Saudí, Egipto y Jordania), el lobby "liberal"
(hoy en control de la Casa Blanca) busca reforzar y afianzar las
"negociaciones de paz", cuya finalidad última es terminar con las líneas de
"resistencia armada" al sionismo israelí (Hamás, Hezbolá, Irán y la yihad
islámica) sin llegar a una confrontación militar desgastaste.
Confrontación armada que los gurúes
del lobby "liberal" consideran agotada y de un alto costo político, como ya se
demostró con las masacres militares judías en Gaza y en Líbano.
Masacres que, en definitiva,
terminaron blindando y fusionando al "frente islámico" que tomó y
presentó las masacres como una derrota de Israel.
En resumen, Obama y la línea
"liberal" quieren parar la política "derechista" de los asentamientos, aislar
a los sectores "extremos" (judíos e islámicos) convocar a nuevas
"negociaciones de paz", como una estrategia política de "dividir para reinar".
Esto es, fortalecer las líneas
"democráticas" internas contra los ayatolas, contra Hamás y Hezbolá, y contra
las organizaciones armadas islámicas que plantean una "guerra a muerte"
contra el Estado judío en todos los frentes.
El objetivo del lobby "liberal" (a
través de las "negociaciones de paz") es poner trampas y cuñas de
"infiltración" interna, en Irán, Gaza y Líbano (y en general donde exista
resistencia armada) y apoyar (financieramente, y con la CIA y el Mossad) a los
sectores "dialoguistas" para que se conviertan en un "gobierno democrático" en
sustitución de los gobiernos "dictatoriales".
Ese es el plan que está funcionando
con los "antisirios" en Líbano, con Abbas en Palestina,
pese a la fusión de Hamás y Al Fatah, y con
la "oposición reformista" en Irán (cuyas líneas de acción responden a un
plan de derrocamiento de las líneas militaristas por "vías democráticas").
Quieren hacer con Irán y la
resistencia islámica, lo mismo que hicieron con las "revoluciones naranja"
(hoy fracasadas) lanzadas contra los gobiernos pro-rusos en el ex espacio
soviético de Europa del Este.
O sea que, en definitiva, el lobby
sionista liberal (Obama como la frutilla negra de la torta) busca conseguir con
la estrategia de la "negociación democrática" el mismo objetivo que busca el
lobby de los halcones "derechistas": Terminar con Irán y la resistencia
islámica sin disparar un solo tiro.
En síntesis, la estrategia negociadora y
"democrática" del lobby liberal busca confundir y paralizar la resistencia
armada, creando una falsa imagen de "Imperio bueno" (que negocia en
democracia) e "Imperio malo" (que actúa sólo con políticas militaristas).
El
plan de los halcones
Pero este "sueño" del ala
"progresista" judeo-norteamericano se encuentra con un problema central:
El reloj de arena con Irán no funciona de la misma manera para los halcones de
Washington (derecha conservadora del Pentágono y del Complejo Militar
Industrial) y para los "derechistas" de Tel Aviv (Netanyahu y los halcones
militaristas israelíes).
Barack
Obama es un "infiltrado comunista" y negocia con los
"terroristas islámicos", es la idea que resume los "dossier"
conspirativos que circulan por las usinas de los republicanos y la ultraderecha
conservadora sionista de EEUU.
Estos mismos "dossier" nutren el
pensamiento y la acción de los halcones israelíes que cierran filas con el
gobierno de Netanyahu.
Para los halcones de Tel Aviv y
Washington, el desarrollo del poder económico- nuclear-militar de Irán es
directamente proporcional a una amenaza a la existencia del Estado de Israel
y a la supervivencia de los intereses capital-imperialistas-militares de EEUU y
el eje sionista en la región del Medio Oriente y en todo el planeta.
Desde principios del año pasado, altos funcionarios y jefes militares judeo-norteamericanos alimentan una nueva escalada belicista con sus
declaraciones sobre un posible ataque de Israel como respuesta a los avances
claves anunciados por el gobierno de Irán en su programa nuclear.
Por medio de advertencias constantes,
el estado mayor militar israelí lanza continuas señales de que está dispuesto
a lanzar un "hecho consumado" (operaciones simultáneas y sincronizadas)
contra el eje Irán, Siria-Libano-Gaza, para implicar a Washington en el
conflicto.
En el terreno táctico (y mientras se
retrasa el desenlace militar con las estancadas negociaciones en el frente
diplomático) Irán y el eje sionista USA-Israel se preparan para una meta
esencial: Potenciar su defensa y cubrir todos los flancos débiles frente
a operaciones de ataque y contraataque aéreo con misiles que podrían involucrar
a Siria, Líbano y Gaza.
La hipótesis de la "triple guerra" -como señalan los expertos- ya se encuentra en el simulador, mientras se agotan
y complican cada vez más las negociaciones en el frente diplomático el
régimen rechazo de
Teherán.
En mayo de 2009, y con un lapso de
tres semanas de diferencia, Irán y el eje EEUU-Israel lanzaron lo que ellos
mismos denominaron su "más grande juego de guerra" preparatorio de defensa y
contraataque en prevención de una posible resolución militar del conflicto
nuclear que por ahora se dirime (y sigue fracasando) en el plano
diplomático, en la ONU.
Desde hace más de un año, la derecha
militar sionista USA-israelí sigue sumando señales y advertencias sobre la
activación de un desenlace militar en el escenario conflictivo de Medio Oriente
que podría abarcar tres frentes simultáneos: Irán, Gaza y Líbano, a los que
podría incorporarse Siria.
El alto mando israelí y sus servicios
de inteligencia, actualizan constantemente los "fundamentos" de operaciones
planificadas contra Gaza, los búnkeres de Hezbolá y las usinas nucleares de
Teherán.
Estos objetivos (casi explícitos)
marcaron la agenda del alto mando militar judío que en mayo del año 2009 realizó ejercicios militares en gran escala con simulación de una guerra regional y de
una Intifada.
Mientras tanto, y en varios
frentes simultáneos abiertos, se producen crecientes operaciones cruzadas de
acción psicológica intimidatoria entre Tel Aviv, Teherán y Damasco, y reuniones
constantes de alto nivel en Washington y Tel Aviv.
Lo que hace presagiar, según
analistas árabes, judíos y estadounidenses un desenlace militar activado por la
plana mayor israelí que busca -según su propia definición- desactivar la
capacidad nuclear de Irán antes de que consiga la bomba, impedir que Hezbolá
siga incrementando sus arsenales militares en Líbano y que Hamás vuelva a
solidificarse en Gaza.
En el reloj de los halcones de
Washington y Tel Aviv, el punto que marca la hora del desenlace militar está señalado por el momento en
que Irán esté en capacidad (o lo más cerca posible) de construir su primera
cabeza nuclear.
Para los servicios israelíes
Teherán ya está en el "umbral" de la bomba, para la CIA y las agencias
occidentales es un proceso que puede durar entre dos y cinco años más, y para la
AIEA el régimen iraní oculta aspectos avanzados de su plan para construir una
ojiva nuclear en menos de un año.
También en este aspecto hay infinidad
de teorías que avalan la decisión de los halcones judeo-norteamericanos de
"atacar ya" las usinas nucleares de Teherán.
Desde que Irán le compró cabezas nucleares a Corea del Norte, hasta que ya
tendría ojivas ocultas producidas por su programa nuclear, las teorías
conspirativas no tienen límites.
Pero, más allá de las hipótesis, lo concreto, es que
la hora del ataque a Irán
está señalado por el reloj de su primera bomba nuclear.
Israel y su estado mayor militar son claros,
así como para los halcones del Pentágono, la consigna es clara: Atacar a Irán para desactivar su
capacidad de convertirse en potencia nuclear es una cuestión de supervivencia
para el Estado judío.
Una cuestión de "formas" para
terminar con Irán y el "eje del mal" islámico: La vía "militar" a corto plazo, o
la "vía democrática".
Es la única cuestión que separa a Obama
de Netanyahu. En lo demás, son
como hermanos de leche.
Informe recomendado:
Las "dos caras" del lobby
judío
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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IAR Noticias