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presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso reconoció en una
carta enviada a los líderes de la UE que la crisis de la deuda se extiende
más allá de los países periféricos, por lo que es necesario reevaluar el
citado fondo para convencer a los mercados de que la zona euro puede responder a
la crisis de deuda.
Con la puesta en zona de riesgo de
dos gigantes europeos, España e Italia, Durao Barroso pidió una nueva evaluación
de la capacidad del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), dotado con
750.000 millones de euros.
"Los desarrollos en los mercados de bonos soberanos de Italia, España y otros
Estados miembros de la zona euro son causa de una profunda preocupación",
admitió en la misiva enviada el miércoles, pero hecha pública este jueves.
El presidente de la CE invita a realizar "una nueva evaluación rápida de los
elementos relacionados" con el FEEF, para asegurarse de que están "debidamente
equipados para manejar el riesgo de contagio".
El FEEF contempla la posibilidad de utilizarlo para comprar deuda. Sin embargo,
debe ser previamente aprobado por el Parlamento, algo que ningún país ha hecho
todavía.
En este sentido, Barroso Barroso urge a los Estados miembros a finalizar y
aprobar todos los detalles del segundo rescate a Grecia y del FEEF del
pasado mes de julio, evitando introducir excesivas limitaciones en la
condicionalidad de los préstamos del fondo.
Los bonos soberanos y los mercados financieros en Italia y España continuaan su
caída sin pausas intensificando la preocupación sobre la posible
propagación de la crisis a dos de los países más vulnerables de la zona euro.
El gobierno italiano se puso en estado de alerta el martes, luego de que los
rendimientos de los bonos soberanos subieran y los precios de las acciones de
los bancos del país, que poseen muchos de estos valores, cayeran
precipitadamente.
El ministro de Economía, Giulio Tremonti, llamó a una reunión de altas
autoridades, que luego emitieron una declaración en la que recalcaron que
Italia está siendo golpeada por "tensiones derivadas de la incertidumbre
internacional". El documento añadió que "las finanzas de Italia y el sistema
bancario son sólidos".
El primer ministro Silvio Berlusconi, llegó al Parlamento en medio de los
llamados a realizar mayores recortes fiscales. Tremonti, por su parte, viajará a
Luxemburgo para sostener conversaciones con Jean- Claude Juncker, jefe del grupo
de los 17 países que utilizan el euro.
El presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, postergó
brevemente sus planeadas vacaciones en el sur de España "para seguir de
cerca" la evolución de los indicadores económicos, dijo su oficina.
Las dudas acerca del vigor de la
economía global causaron estragos en los mercados financieros del mundo,
derribando a los principales índices accionarios desde Tokio a Nueva York y
aumentando el riesgo país de Italia y España.
Las preocupaciones que se habían estado acumulando durante varias jornadas
explotaron el martes en una ola de ventas que comenzó en Asia, cobró fuerza en
Europa y culminó en una drástica caída en Nueva York.
Luego de que Estados Unidos
aumentara finalmente su límite de endeudamiento, las preocupaciones de los
inversionistas se volcaron hacia los crecientes indicios de un debilitamiento
de la economía mundial mayor al previsto.
"A medida que la gente se olvida del tema del tope de la deuda .... se está
concentrando en una economía que se ve peor de lo que pensaban", dijo Erik
Weisman, un administrador de portafolio en MFS Investment Management.
Las acciones en EE.UU cayeron por octava jornada consecutiva, el lapso
más prolongado desde la crisis financiera de 2008. Varios indicadores cayeron en
territorio negativo para lo que va del año.
El Promedio Industrial Dow Jones
quedó por debajo de los 12.000 puntos, perdiendo 265,88 unidades, un 2,2%, para
cerrar en 11.866,62. El indicador ha descendido 6,7% en las últimas ocho
sesiones.
En Europa, los mercados de bonos
de Italia y España prosiguieron su caída, lo que hizo que los rendimientos
llegaran a sus niveles más altos desde que existe el euro. Las acciones de los
bancos europeos también sufrieron severas pérdidas y los indicadores bursátiles
más amplios se desplomaron.
Los inversionistas se refugiaron en los bonos del Tesoro estadounidense y el
Tesoro alemán, empujando los rendimientos de los bonos de ambos países a sus
niveles más bajos desde noviembre. Los bonos del Reino Unido a 10 años llegaron
a sus niveles más bajos de la historia. Los precios del oro marcaron un nuevo
récord de US$1.641,90 la onza, un alza de US$22,90.
La preocupación de los inversionistas es que con EE.UU y Europa con las manos
atadas por el endeudamiento fiscal y los consumidores tratando de ahorrar, la
desaceleración de las economías dificultará la reducción de los niveles de
deuda.
En Europa, en particular, se produjo una constante erosión del alivio que se
sintió hace solamente dos semanas cuando los los gobiernos de la zona euro
presentaron un nuevo plan de rescate para Grecia. Se suponía que el plan iba a
apuntalar la confianza en que Italia y España quedarían aisladas de la crisis de
la zona euro.
Pero el escepticismo se incrementa.
"El asunto en julio era terminar con el deterioro. Y no lo hicieron", dijo
Gabriel Stein, director de Lombard Street Research en Londres.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, bajo una intensa presión para
apaciguar a los mercados, rechazó los llamados de los inversionistas y de los
líderes empresariales para anunciar medidas destinadas a reactivar la estancada
economía del país. Esto podría acentuar los temores de que la reacción de los
líderes europeos es demasiado tardía para contener la crisis de deuda que
atraviesa la región.
Italia, la tercera economía de la zona euro, desplazó a España en los últimos
días para transformarse en el epicentro de las preocupaciones de los mercados
sobre el euro.
El primer ministro italiano manifestó que las "tensiones" en los mercados
internacionales eran impulsadas por las dilatadas negociaciones en
Washington para elevar el límite de endeudamiento estadounidense.
El mes pasado, Italia aprobó un recorte de gastos en torno a los 40.000 millones
de euros y los líderes de la zona euro realizaron una cumbre en la que
comprometieron nuevas medidas para ayudar a Grecia, Irlanda y Portugal. Los
inversionistas, sin embargo, distan de estar convencidos.
La oposición política italiana y algunos líderes empresariales dudan de la
capacidad del gobierno encabezado por Berlusconi para lograr la aprobación de
medidas severas en el Parlamento, donde el primer ministro tiene una leve
mayoría.
"Tenemos un enorme problema de credibilidad en el país. Necesitamos un liderazgo
capaz de restaurar la cohesión", dijo Sergio Marchionne, presidente ejecutivo de
las automotrices Fiat SpA y Chrysler LLC en una entrevista con la agencia de
noticias ANSA. El comentario, realizado antes del discurso de Berlusconi, fue
confirmado por un portavoz.
Por otra parte, los costos de
financiamiento de España se están acercando a los niveles que alcanzaron Grecia,
Irlanda y Portugal antes de que se vieran obligados a solicitar un paquete de
rescate.
La zona euro ha planeado durante varios meses expandir a unos US$440.000
millones de euros su principal fondo de rescate, desde los actuales 250.000
millones de euros. La medida, sin embargo, debe ser ratificada por los
parlamentos de los países miembros, lo que probablemente no ocurrirá antes de
septiembre. Pero incluso un fondo ampliado de 440.000 millones de euros sería
insuficiente para asistir a Italia y España.
La deuda pública italiana asciende a los 1,8 billones (millones de millones) de
euros, un 120% del Producto Interno Bruto (PIB), una de las más altas del mundo.
La financiación estatal de los
"rescates" a empresas y bancos privados en quiebra, generó en EEUU y Europa un
proceso de sobreendeudamiento público (agregado a la caída de la
recaudación por la desaceleración económica).
Este ciclo
no sólo amenaza la estabilidad económica y la "gobernabilidad" del sistema, sino
que también (y como ya sucedió con los bancos y empresas privadas) puede
hacer colapsar en cadena a los propios Estados capitalistas, tanto
centrales, como subdesarrollados o emergentes.
En general, la sombra de una
insolvencia de pago generalizada (producida por los déficit y la baja de
recaudación fiscal) generó a un rebrote de la crisis financiera en Europa,
no ya a nivel de los bancos y entidades privadas, sino a nivel de los propios
Estados de la eurozona.
De esta manera, la crisis fiscal
(producto del déficit comercial y recaudatorio del Estado) se sumó al panorama
de de reducción del gasto social (que afecta los sectores más
desprotegidos), con agravamiento del desempleo (principalmente en EEUU y
Europa), y la no reactivación del consumo (producida por la desaparición
del crédito para la producción).