(IAR
Noticias)
19-Julio-2011
La escalada de los precios
petroleros la semana pasada sembró dudas en el escenario económico del planeta,
¿hasta donde llegarán? se preguntan gobiernos y especialistas, y relegó a
segundo plano otros acuciantes problemas.
IAR
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/
Prensa Latina
L a
patética situación creada en muchas regiones del orbe por la hambruna y el
encarecimiento de los alimentos, cedió espacio a las informaciones
provenientes de los mercados energéticos, verdaderas rampas de lanzamiento
para los precios del crudo.
El sorpresivo descenso de las reservas comerciales de combustibles en Estados
Unidos informado a mediados de semana sirvió de catalizador para impulsar las
cotizaciones del oro negro por encima de 115 dólares el barril que se
entregará en agosto.
En este contexto se ignoró el anuncio de Arabia Saudita de que aumentará el
bombeo de crudo en casi 100 mil toneles diarios este año hecho por el
Ministerio de Petróleo del primer productor de la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP) y tercero mundial.
Tras llegar al viernes con un retroceso momentáneo de unos cuatro dólares, el
precio del tonel volvió a la carga y se cotizó a 115,19 billetes verdes al
concluir la sesión.
El sábado en Argel, el viceministro de Energía y Minas, Amed Salama, al
examinar la situación del mercado petrolero se pronunció por la estabilización
del precio en torno a los 100 dólares el barril.
Al final de la semana el sub secretario de Energía de Estados Unidos, Sam
Collman, dijo al Congreso que los precios récord del crudo se deben a que la
producción mundial de petróleo ha fallado en ir a la par con la demanda.
Una respuesta indirecta a esta afirmación dio el secretario general de la
OPEP, Abdullah al-Badri, quien consideró en Viena que del hidrocarburo está
totalmente loco y culpó del alza sostenida de los precios a los especuladores
y a la depreciación del dólar.
La volatilidad no tiene algo que ver con la oferta y demanda, es debido a
otros factores, en particular la especulación, sentenció al-Badri.
El funcionario advirtió también que por ahora es imposible dejar de negociar
el petróleo en dólares, como demandan muchos miembros del grupo, porque son
necesarias muchas transformaciones en el mercado.
Pese a este panorama económico mundial, matizado por los altos precios de los
alimentos y el petróleo, un funcionario de la Organización Latinoamericana de
Energia (OLADE), afirmó en Valencia, España, que Latinoamérica vive una
bonanza económica sin precedentes.
En su opinión los países latinoamericanos cuentan ahora con tasas de
crecimiento en torno al tres y cuatro por ciento.
Amenaza de hambruna
Estas optimistas declaraciones contrastan con el llamado hecho por la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO) a un compromiso para afrontar la crisis alimentaría actual, porque si no
-certificó- la hambruna crecerá en todo el mundo.
Se trata de un reto de dimensiones colosales, revelan datos del informe
semestral de la FAO elaborado con vista a la cumbre que se celebrarán en Roma
a fines de este año.
Para dar una idea de esas proporciones, la producción mundial de cereales
necesita aumentar 50 por ciento para 2030 y la de carne el 85 por ciento,
según Hafez Ghanem, director general adjunto del Departamento Económico y
Social del organismo.
La gravedad de la situación la corroboró la Reserva Federal, banco central de
Estados Unidos, cuando redujo sus previsiones de crecimiento económico para
2011 y revisó al alza los de la inflación, con lo cual disminuyen las
probabilidades de un nuevo recorte de las tasas de interés.
Según sus pronósticos, la economía crecerá de 1,2 a 1,5 por ciento.
En cambio, se estima que la inflación crezca en un punto, cuando el mercado
energético marca altos precios y la crisis alimentaría encarece los costos de
los comestibles básicos.
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