(IAR
Noticias)
09-Agosto-2011
La imagen de Siria propuesta
por los medios de comunicación occidentales, imagen de un país en revolución, no
corresponde en ningún caso a la realidad observable sobre el terreno.
Por Pierre Piccinin - Global Research
Durante
el mes de julio, he estado en Siria, con el propósito de comprobar allí una
hipótesis sobre los orígenes de la protesta.
He podido circular con toda libertad, en Deera, Damasco, Homs, Hama, Maarat-an-Nuuman,
Jisr-al-Shugur, a lo largo de la frontera turca, en Deir-ez-Zor, en todos los
lugares donde los medios de comunicación informan de que hay problemas…
He constatado que hay distintas protestas, a veces violentas y cuyos objetivos
no se identifican con los de demócratas pacíficos. Los Hermanos musulmanes, en
particular, ambicionan la instauración de una república islámica, lo que
aterroriza a los cristianos y a la mayor parte de las otras minorías.
Pero, además del objetivo de mi investigación, me sorprendió constatar que la
imagen de Siria propuesta por los medios de comunicación occidentales, imagen
de un país en revolución, no corresponde en ningún caso a la realidad
observable sobre el terreno.
Los grandes movimientos del comienzo se han apagado, sobre todo a causa de la
represión, y las manifestaciones no reúnen a más de varios centenares de
personas solamente, con frecuencia a la salida de las mezquitas, no sin una
influencia islamista.
Así, en la ciudad de Hama, sede de los Hermanos musulmanes, casi en estado de
sitio, tienen lugar aún grandes manifestaciones.
Centro de una violenta revuelta, en 1982, que fue aplastada por Hafez al-Assad,
el padre del actual presidente, Hama está hoy cercada por carros blindados,
pero el gobierno ha elegido evitar el baño de sangre, por temor a las
reacciones de la comunidad internacional, y ha optado por dejar que la
situación se vaya degenerando.
El viernes 15 de julio, llegué a Hama. Enseguida, me rodearon los jóvenes que
hacen la ley. Enseñé mi pasaporte belga y la situación se calmó: « Bélgicaa !,
Bélgicaa ! » ; como único observador extranjero en el lugar, me escoltaron
entre los manifestantes. Puede acceder a un inmueble alto, desde donde tomé
una serie de fotografías de conjunto.
En la plaza Asidi, al final de la gran avenida al-Alhamein, finalizada la
oración, miles de personas han llegado corriendo de todos los barrios de la
ciudad, la grito de « Allah akbar ! ».
Esa misma noche, he recibido el despacho de la AFP, que anunciaba un millón de
manifestantes en toda Siria, ese 15 de julio, y de ellos 500.000 en Hama.
En Hama, en realidad, no eran más de 10.000.
Hama - 500.000 manifestantes (despacho de la
AFP) [1]
Hama y Deir ez-Zor - 1.200.000 manifestantes (Le Monde) [2]
Esta « información » es absurda ya que la ciudad de Hama solo tiene 370.000
habitantes.
Es cierto que, a veces, las cifras varían sensiblemente según las fuentes; y
las estimaciones no son siempre fáciles.
Pero, en este caso, no se trata de una variante de estimación: es «
intoxicación informativa », desinformación, propaganda. 500.000 manifestantes
pueden hacer que se tambalee el régimen; 10.000 tiene poca repercusión.
Y todas las « informaciones » difundidas sobre Siria desde hace tres meses son
del mismo orden.
¿La fuente de la AFP?
La que aparece sistemáticamente en todos los medios de comunicación y se ha
convertido casi en la única fuente para Siria : el Observatorio sirio de los
derechos humanos (OSDH).
Bajo esta etiqueta de apariencia honorable, se esconde una organización
política, con base en Londres, cuyo presidente, Rami Abdel Ramane, opositor
desde hace tiempo al régimen baasista, mantiene estrechas relaciones con los
Hermanos musulmanes.
Así, desde hace varios meses, los medios de comunicación occidentales difunden
a propósito de Siria una realidad vista y corregida por una única fuente sobre
la cual nadie, parece, ha juzgado útil hacerse preguntas.
Esta imagen de una Siria en plena revolución y de un partido Baas al borden de
abismo no corresponde en ningún caso a la realidad sobre el terreno, donde el
poder controla la situación y donde la protesta se ha reducido
considerablemente.
Pero, además de esta desinformación relativa al caso sirio, hay algo más
grave: las lecciones de Timisoara, de la Guerra del Golfo o los
acontecimientos de Yugoslavia no han surtido efecto. Y los medios de
comunicación europeos siguen cayendo en la trampa de despachos apresurados,
con el riesgo de servir a sus lectores una realidad virtual.
Cuando los medios de comunicación ya no cumplen su deber de información, es la
democracia la que esté en peligro.
(*)Pierre Piccinin es frecuente colaborador de Global Research.
[1] Syrie : un million de manifestants contre le régime, 28 morts (Agence
France-Presse, 15 juillet 2011).
[2] Syrie : 1,2 million de manifestants à Hama et Deir Ezzor, Le Monde, 22
juillet 2011.
Siria - Mentiras y manipulaciones (En francés : Centre de Recherche sur la
Mondialisation, 1 de agosto de 2011)
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