"He
enviado dos barcos de la Marina hacia el mar Mediterráneo, a donde llegarán
(...) para reforzar la capacidad de evacuación y respuesta humanitaria",
anunció el secretario de Defensa de EE.UU., Robert Gates, que subrayó que el
Gobierno está estudiando nuevas acciones militares.
Uno de los barcos, el buque de asalto anfibio "Kearsarge", recibirá a 400
soldados más para compensar la reciente marcha de parte de su tripulación a
Afganistán, añadió el secretario de Defensa.
El "Kearsarge", un buque que Estados Unidos ha enviado a crisis como la
provocada por varios huracanes en Haití en 2008, cuenta con una tripulación
formada 2.000 marines, además de 77 oficiales y 1.100 marineros.
El segundo buque es el "Ponce", una nave de desembarco que sólo mantiene a 3
marines de forma regular, aunque puede acoger a unos 800 en caso de maniobras
militares.
El anuncio se suma al que hizo el primer ministro canadiense, Stephen Harper, de
que enviará al Mediterráneo la fragata HMCS Charlottetown, dotada con 240
marineros y un helicóptero, tras mantener con el presidente de EE.UU., Barack
Obama, una conversación telefónica para coordinar su respuesta a la crisis en
Libia.
El Pentágono está estudiando "con extrema cautela" la posibilidad de
emprender acciones militares contra el régimen del líder libio Muamar el Gadafi,
ya que cualquier decisión puede tener "importantes consecuencias" en la región y
en las operaciones de combate en Afganistán.
Gates subrayó, además, que la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas no da autorización para el uso de la fuerza en Libia y
tampoco existe unanimidad sobre ello dentro de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN).
"Todas las acciones más allá de la ayuda humanitaria y las evacuaciones son muy
complejas. Pero estamos estudiando todas las opciones con cuidado y se
las presentaremos al presidente Obama", aseguró.
La posibilidad de imponer una zona de exclusión aérea sobre el país,
exigida por un número creciente de legisladores republicanos, entraría dentro de
esas decisiones complejas, pero es improbable que pueda efectuarse de forma
inmediata.
"Hay muchas cosas que considerar en torno a esa decisión. En caso de tomarla,
deberíamos pensar en cómo hacerlo de forma segura", dijo por su parte el jefe
del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el almirante Mike Mullen.
Desde el pasado 15 de febrero, Libia es escenario de protestas y
levantamientos que reclaman la salida de Gadafi.
Fuentes médicas revelaron que más de 300 personas han muerto en las principales
ciudades del este de Libia en las últimas dos semanas como consecuencia de la
represión de las fuerzas de seguridad hacia los manifestantes contrarios al
líder libio.
Más allá de la violencia descargada en Libia por el régimen de Gadafi, quien
"está lanzando una guerra contra su propio pueblo", Gates se declaró "muy
optimista" respecto a la ola de cambio que recorre Oriente Medio.
"Las revoluciones en Egipto y Túnez y las protestas en otros países de la región
son un extraordinario revés para Al Qaeda", sentenció Gates.
El éxito de esos procesos "pacíficos y democráticos", añadió, "anula la
tesis" de la organización terrorista de que "la violencia extrema es la única
vía para derribar un régimen dictatorial".
El proceso de cambio también podría resultar "un tremendo revés" para Irán,
estimó Gates, dado el "claro contraste entre la actitud de los militares de la
mayoría de los países que han vivido protestas y la salvaje represión que han
descargado las Fuerzas Armadas de Teherán".
El almirante Mullen, que acaba de concluir una gira por siete países de la
región, concluyó que el ritmo de cambio en los mismos "está tomando literalmente
la velocidad de Twitter", pues unos pocos días pueden llevar una protesta de
sangrienta a pacífica, como en el caso de Bahrein, o viceversa, como en
Libia.