(IAR
Noticias)
27-Febrero-2011
Decenas de miles de personas regresan al epicentro de
la revolución.
Se enfrentan a los agentes de la policía militar, que les impide acampar. Piden
cambios políticos más rápidos y la destitución del primer ministro.
IAR
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EFE-Reuters
El
Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto negó este sábado que haya
dado órdenes a la Policía Militar para agredir a los manifestantes en Tahrir y
calificó los incidentes ocurridos en la céntrica plaza cairota de "roces no
intencionados". La junta militar, que gobierna el país desde que el presidente
Hosni Mubarak renunció el 11 de febrero pasado, hizo el anuncio en un breve
comunicado difundido en su página de Facebook.
La nota se conoce después de que la policía desalojara con violencia a
centenares de manifestares que pretendían acampar en la noche del viernes en
la Plaza de la Liberación. El lugar, epicentro de las protestas políticas que
terminaron con el régimen de Mubarak, había quedado libre después del
derrocamiento del presidente. Sin embargo, el viernes decenas de miles de
personas protestaron en la plaza pidiendo cambios políticos más rápidos y
acusando a los militares de no mantener sus promesas. Algunos de ellos
pretendían volver a acampar en ese lugar.
Ashraf Omar, un manifestante, dijo que los soldados usaron sus bastones contra
los activistas. "Creí que las cosas cambiarían. Quería dar al Gobierno una
oportunidad, pero no hay esperanza con este régimen", declaró.
"El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas reitera a los jóvenes de la
Revolución del 25 de Enero el interés en cumplir los nobles objetivos de la
revolución, y lo que sucedió ayer durante la manifestación fue resultado de
roces no intencionados entre la Policía Militar y los revolucionarios", indica
la nota de la junta. En ese sentido, subraya que no ha dado ni dará órdenes
para agredir al pueblo.
Piedras y botellas
En una nota posterior, el Consejo
anunció "la liberación inmediata" de todos los jóvenes detenidos y expresó sus
temores de que en los recientes incidentes haya "elementos infiltrados"
interesados en generar "divisiones" entre la revolución y el Ejército. "Estos
elementos agredieron a las Fuerzas Armadas con piedras y botellas, y estamos
convencidos de que esa no es la conducta de la revolución, que se caracteriza
por una conciencia patriótica", agregó la junta.
Mientras manejan asuntos domésticos por primera vez en décadas, los militares
también desean que los egipcios regresen al trabajo para revivir una economía
afectada por semanas de disturbios. La junta ha prometido cambios
constitucionales que deberán llevar a elecciones libres y justas dentro de
seis meses. El Consejo Judicial que debe redactar las reformas
constitucionales tendrá que anunciar las propuestas pronto.
Sin embargo, el pueblo tiene prisa. Los manifestantes volvieron el viernes a
Tahrir para exigir el reemplazo del primer ministro Ahmed Shafiq, quien fue
nombrado por Mubarak en las últimas semanas de su mandato y trabajó por mucho
tiempo para su Gobierno. Una remodelación parcial del gabinete no satisfizo a
las fuerzas opositoras. Varios activistas mostraban carteles que decían: "El
Ejército traicionó al pueblo".
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