os medios norteamericanos lo
deslizan casi abiertamente: A Bill le gustan (con obsesión casi desmedida) las
mujeres, y a su esposa Hillary, la secretaria de Estado norteamericana, le
sucede lo mismo.
A Bill sus amoríos "relámpagos"
le causaron grandes problemas en sus dos gestiones presidenciales, y a
Hillary su lesbianismo (históricamente resaltado entrelíneas por la prensa
estadounidense) le trajeron grandes dolores de cabeza durante su frustrada
candidatura a la presidencia de EEUU.
La cuestión sería irrelevante si
ambos, Bill e Hillary, no fueran piezas claves en el universo de las
decisiones más trascendentes de la actual política de Estado imperial de
la administración demócrata de Barack Obama.
Hillary, desde la cancillería USA, es
la columna vertebral de la estrategia "contraterrorista" en Irak,
Afganistán, África, Irán y Medio Oriente, mientras que Bill es el
consejero en las sobras más influyente en el gabinete de Obama, integrado en su
mayoría por ex funcionarios de su administración.
Este cóctel, convierte a sus
andanzas extramatrimoniales en un producto de alto impacto y venta en la prensa
internacional del sistema.
El ex presidente de EEUU, Bill
Clinton, tuvo una amante durante la campaña presidencial de su mujer,
Hillary, quien estuvo a punto de renunciar a ser Secretaria de Estado por
temor a que él interfiriera en sus asuntos, señala un libro recién aparecido
basado en entrevistas a militantes demócratas y republicanos.
El volumen, titulado "Game Change",
elaborado por los periodistas Mark Halperin y John Heilemann, y basado en
entrevistas con dos centenas de miembros de los partidos más tradicionales de
EEUU, será puesto a la venta el lunes, pero fue obtenido antes de tiempo por la
publicación en Internet The Atlantic.
Según un fragmento divulgado por esa página web, Hillary Clinton estableció un
comité "de guerra" de asesores de confianza para lidiar con la "libido" de su
marido, quien hacía campaña a su favor por todo el país.
Ese grupo investigó los rumores sobre una relación extraconyugal con una mujer
no identificada.
"Concluyó que eran ciertos: Bill tenía un affaire, y no una relación frívola de
una sola noche, sino una relación romántica sostenida", dice el libro, según The
Atlantic.
Durante meses ese comité se preparó para el escándalo, "que podría saltar en
cualquier momento", pero la información no salió a la luz.
El libro también revela que tras la victoria electoral de Barack Obama, Hillary
Clinton le dijo a su antiguo contrincante por la candidatura demócrata a la
presidencia que su marido interferiría en el gobierno si ella aceptara el cargo
de secretaria de Estado, según la cadena CBS, que emitió el domingo entrevistas
con sus autores.
Clinton rechazó en una primera oportunidad la oferta de dirigir la diplomacia
estadounidense, pero Obama la llamó de nuevo para insistir.
"En ese momento ella dice: 'Hay un último problema, mi marido'. Ya has visto lo
que pasa. Esto se convertirá en un circo si acepto el trabajo", le confesó la
entonces senadora a Obama, según trechos de una entrevista a Heilemann
divulgados por CBS.
"Clinton dice algo que no le revela a casi nadie, admite que su marido
representa un problema. Al mismo tiempo, Obama se muestra vulnerable en su
respuesta. Él le dice: 'Dada la crisis económica, dadas todas las cosas con las
que tengo que lidiar, necesito tu ayuda'", afirma Halperin.
El libro también relata que la candidata republicana a la vicepresidencia, Sarah
Palin, estaba abrumada por la información que recibía en preparación para su
debate frente al aspirante demócrata a ese cargo, Joseph Biden, según una
entrevista de CBS con Steve Schmidt, estratega jefe de la campaña republicana y
una de las fuentes de la publicación.
Durante meses, ese comité se preparó para el escándalo, "que podría saltar en
cualquier momento", pero la información no salió a la luz.
Hillary mencionó a su marido como obstáculo cuando Obama la llamó para
convencerla de que aceptara el cargo de secretaria de Estado, según afirma John
Heilemann, periodista del New York Magazine, y coautor del libro sobre la
campaña 'Game Change'.
"En ese punto, ella dijo 'Hay una última cosa que es un problema, que es mi
marido. Ya has visto como es, esto será un circo si acepto este trabajo",
declara Heilemann en el reportaje.
“Este fue un momento extraordinario ... Clinton dice algo que no dice a nadie,
admitiendo que su marido es un problema. A la vez, Obama muestra su
vulnerabilidad hacia ella y le dice: 'vista la crisis económica, y todo lo que
tengo que abordar, te necesito”, agrega el periodista.
La chica de Hillary
La historia del matrimonio Clinton,
con sus inclinaciones sexuales por el mismo género, resulta un manantial
inagotable para las revistas del "corazón" y las publicaciones
sensacionalistas.
Cuando Bill Clinton era todavía
presidente, una mujer llamada Gennifer Flowers irrumpió en el panorama mediático
del momento asegurando que había mantenido una relación con el presidente, del
cual, incluso, tenía un hijo. En su autobiografía, llamada My life (Mi vida, en
inglés) adelantaba que la entonces primera dama, Hillary Clinton, era,
en realidad, lesbiana.
Este pasado turbio resurgió con el 'caso Lewinski', cuando Bill Clinton
reconoció haber hecho "cosas" (nunca habló de sexo) con su joven becaria, Monica
Lewinski. Y es que el matrimonio siempre ha estado en el ojo del huracán.
Durante la campaña presidencial rodó
persistente rumor según el cual el diario Los Angeles Times tendría en su poder
una exclusiva sobre la homosexualidad de uno de los candidatos a la Casa
Blanca, que fue señalado entrelíneas como Hillary Clinton.
La supuesta amante de la ex primera dama es -según esos rumores- Huma
Abedin, que fue una de las principales asesoras de Hillary Clinton en su
carrera hacia la presidencia.
Se trata de una joven norteamericana
de origen pakistaní, a quien los medios entronizaron en la fama mediática
especialmente después de su aparición en un reportaje en Vogue.
Entre los comentaristas 'rosa'
del país, se asegura, incluso, que viven juntas. Pero la historia no termina
ahí, ya que las voces más voces prestigiosas dentro del análisis político
norteamericano se hicieron eco de estas versiones, además del prestigioso diario
británico The Times.
Todos se refieren a la
"influencia" que ejerce la chica de Vogue sobre la actual secretaria de
Estado.
Se dice que durante la campaña, ella
sola ejecutaba todos los detalles necesarios de las apariciones de Clinton sin
siquiera despeinarse. Según una corresponsal de The Times durante la
campaña "Hacía un calor sofocante. Estábamos todos casi agonizando,
derritiéndonos. Pero recuerdo cómo merodeaba por allí Huma, con su traje azul,
sin una gota de sudor, sin un cabello fuera de lugar, con todo perfectamente
organizado en su maletín de Yves Saint Laurent".
Incluso se ha llegado a deslizar que
la amante lesbiana de la secretaria de estado USA tiene "superpoderes", y
el rumor se ha hecho tan fuerte que la mismísima Hillary Clinton lo tuvo que
desmentir en The Advocate, una influyente publicación gay norteamericana.
Los desarreglos conyugales del
matrimonio Clinton, y sus gustos compartidos por el mismo sexo, se sumaría al
cotillón del anecdotario imperial si no fuera porque ambos, entre alcoba y
alcoba, influencian o ejecutan decisiones que tiene que ver con ocupaciones
militares y exterminio masivo de personas.
Los cuernos de los Clinton tienen
"doble cara" como el Imperio que representan: Matrimonio formal y
respetuoso de las normas en la vida pública, infieles y corruptos en la
intimidad.
Una conducta que se corresponde con
el "doble discurso" de la Casa Blanca imperial: Democracia y derechos humanos
en el discurso, misiles y exterminio militar en la ejecución. Una parábola
perfecta del reinado de la mentira sobre la verdad.