La
economía estadounidense volvió a crecer hace un año tras haber sufrido la peor
crisis desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado.
Los
miembros de la Fed redujeron sus proyecciones económicas durante la reunión de
política monetaria del mes pasado debido al debilitamiento de los gastos del
consumidor y de las condiciones en el mercado laboral, así como también por
las preocupaciones sobre un contagio de los problemas crediticios europeos.
Ahora se
espera que la economía se expanda entre un 3% y un 3,5% en el 2010, un descenso
frente a la estimación emitida en abril de un crecimiento de entre el 3,2% y el
3,7%.
Algunos
funcionarios de la Fed observan una amenaza creciente de deflación, según
las actas de la reunión del 22 y 23 de junio, pero Bernanke no hizo mención a
ese riesgo.
En tanto,
el Gobierno de Japón expresó su gran preocupación sobre la repercusión de una
posible recesión en EEUU en su último informe publicado el miércoles.
El
documento señala que el Gobierno es más cauteloso respecto a los problemas del
exterior y que están minando la recuperación de Japón, muy dependiente de las
exportaciones. No obstante, dice que todavía se tiene que crear un sentido
de urgencia para tomar cualquier medida de estímulo.
El informe
apunta que "la atención debería dirigirse hacia los riesgos que la economía
podría sufrir por una posible recesión de las economías extranjeras,
especialmente de EEUU y Europa".
"Estamos
atentos (a la economía de EEUU) como factor de riesgo potencial para nuestra
economía", dijo Keisuke Tsumura, secretario parlamentario del gabinete
oficial responsable de la política económica y fiscal.
En
particular, el Gobierno japonés está preocupado por las señales de
empeoramiento de la confianza entre los consumidores estadounidenses, cuyo
gasto cuenta en más de dos tercios sobre la actividad económica del país, dijo.
Según The Wall Street Journal,
la mayoría de los economistas anticipa un crecimiento débil de la economía
estadounidense en 2010, de casi un 3%. Lo que resulta insuficiente para
reducir el desempleo a los niveles previos a la recesión.
De acuerdo con el
influyente diario financiero imperial, la principal incógnita de 2010 en EEUU
podría ser la reacción de la economía cuando el gobierno retire el respirador
artificial.
"El consenso es que
el sector privado tomará la batuta, pero los riesgos negativos para la
economía a medida que la ayuda federal desaparezca son significativos",
señala el Journal.
El Fondo Monetario Internacional
(FMI) estima que el déficit fiscal estadounidense llegará al 108% del Producto
Bruto Interno (PBI) en 2014, un alza importante frente al 62% del PBI de 2007,
de no mediar medidas que son difíciles de digerir desde un punto de vista
político, como alzas de impuestos o recortes de programas de beneficios.
Según el Journal, la mayoría de los
economistas anticipa un crecimiento débil de la economía estadounidense en 2010,
de casi un 3%. Lo que resulta insuficiente para reducir el desempleo a los
niveles previos a la recesión.
En el actual año
fiscal, que culmina en septiembre, la Casa Blanca proyectó un déficit
presupuestario de US$1,556 billones, lo que equivale al 10,6% del
producto interno bruto.
Además, y como
advierte el Journal, "Si bien EEUU ha vuelto a crecer, el desempleo llega
a casi 10%, un nivel muy alto, y la vitalidad de la economía una vez que el
gobierno retire la adrenalina que provee el estímulo sigue siendo una
incógnita".
"La intervención,
asimismo, ha venido acompañada de un gigantesco déficit fiscal que, en algún
momento, podría hacer subir las tasas de interés y la inflación", agrega.
Finalmente los billonarios fondos
públicos utilizados para salvar a los megaconsorcios bancarios e industriales
terminaron generando una deuda impagable y un rojo crónico en las cuentas
fiscales de las naciones capitalistas centrales (principalmente EEUU y la UE).
Aunque la tasa de ahorro de los
hogares estadounidenses ha aumentado desde que empezó la Gran Recesión, no ha
crecido lo suficiente para absorber los billones de dólares de emisiones de
deuda anuales, apunta el Financial Times.
La nueva crisis, señala el diario
británico, ya está siendo exportada desde EEUU mediante el endeudamiento
sin respaldo que explota el dólar como "refugio seguro" para los especuladores
internacionales.
Por su parte, el Estado
norteamericano baja "costo social" por medio de la reducción del gasto
público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la
recaudación durante la crisis.
A su vez el
capitalismo industrial o comercial estadounidense, con el argumento de la
"catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados,
reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, mientras "sobreexplota"
la fuerza que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la
producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la
recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.