(IAR
Noticias) 14-Febrero-2010
Las encuestas son contundentes: Obama, el presidente negro del imperio USA, con su imagen pública en caída libre, desprestigiado entre
sus propias bases electorales, criticado por su continuismo de la "guerra terrorista" heredada de Bush, con su mayoría parlamentaria mellada
en el Congreso, y sin poder controlar la crisis económica y los conflictos en las zonas de ocupación militar, ingresó en una debacle inevitable.
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Finalmente, y después de
muchas idas y vueltas, después de muchos discursos "progresistas" que
deslumbraron tanto a la izquierda como a la derecha, Obama, se puso el traje
de comandante en jefe del Imperio.
Filosóficamente (en el plano
del discurso) Obama se las arregló muy bien para levantar su imagen con algún
hipotético triunfo militar: Hay "guerras justas", dijo fundamentando la
ocupación imperial en Afganistán.
La estupidez (muy difícil de combatir) fue celebrada tanto por por la usinas de
la "derecha" como de la "izquierda" USA que celebraron en Internet y en las
grandes cadenas mediáticas la superficial explicación que hizo el presidente
imperial para justificar la recepción del Premio Nóbel de la Paz, en Estocolmo,
Suecia, el pasado diciembre.
Este sábado, tropas
de la OTAN lideradas por EEUU lanzaron una gran ofensiva contra el gran bastión
de los talibanes en la provincia más violenta de Afganistán.
El asalto, dicen los observadores, es una prueba para la estrategia del
presidente estadounidense Barack Obama, quien en diciembre ordenó el envío de
30.000 soldados más a Afganistán.
Para la plana mayor militar, se trata del comienzo de una gran operación para
imponer el control en áreas tomadas por los talibanes, antes de que
Washington inicie el (dudoso) repliegue anunciado para el 2011.
La ofensiva, según Reuters,
comenzó con oleadas de helicópteros llevando soldados estadounidenses a la
ciudad en las primeras horas de la mañana. Las tropas británicas volaron a la
zona norte, rodeando el distrito de Nad Ali, seguidas de tanques y unidades de
ingenieros de combate.
Según sus propios comandantes, EEUU va perdiendo la guerra militar de
ocupación en Afganistán, y esta situación no solamente tensiona el
enfrentamiento interno entre los sectores ultra conservadores y la
administración demócrata que maneja la agenda exterior, sino que también
desacomoda a sus aliados de la OTAN, que no saben cómo escapar del pantano.
La nueva escalada militar decidida por Obama seguramente seguirá agitando
el "síndrome Vietnam" en EEUU y Europa, cuyas sociedades profundizan cada vez
más el rechazo a la guerra de ocupación en Irak y Afganistán.
No obstante esta realidad, Obama tiene que mostrar un "triunfo" militar
contra los talibanes que ya se mueven en el propio Kabul.
Las encuestas y las elecciones parlamentarias en noviembre (donde los demócratas
pueden perder su mayoría en el Congreso) marcan el reloj de Obama en Afganistán.
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