El escáner corporal es un flamante
sistema de detección de elementos peligrosos (entre ellos explosivos) y de control de
los aeropuertos y otras zonas de circulación masiva de personas sensibles a las
operaciones "terroristas".
Según los expertos, son más efectivos
que los comunes, pero mucho más caros, hay pocos fabricantes, pero su demanda
crece vertiginosamente en todo el mundo.
Tan sólo existen unos pocos productores de estos aparatos, la mayoría de ellos
son corporaciones procedentes del complejo militar industrial de EEUU . La
semana pasada, solo el aeropuerto de Amsterdam encargó 60 escáneres corporales para efectuar controles más
exhaustivos de las rutas transatlánticas.
Aunque el director del aeropuerto de Amsterdam no quiso concretar la
estimación
exacta de los costos, afirmó que se trataba de "millones". Un aparato de este
tipo cuesta fácilmente más de 100.000 euros (144.000 dólares), mientras que un
detector de metales tiene un precio inferior a los 10.000 euros (14.400
dólares).
En el marco de los planes
"contraterroristas" en todo el mundo está previsto que se intercambien
decenas de miles de detectores por nuevos aparatos, no sólo en los aeropuertos
sino también en los centros claves de movimiento masivo de personas.
Según los especialistas, si se detuviera la industria y el negocio armamentista
centralizado alrededor del combate contra el "terrorismo" (hoy alimentado por un
presupuesto bélico de US$ 1,2 billones) terminaría de colapsar la economía
norteamericana que hoy se encuentra en una crisis financiera-recesiva de
características inéditas. Esta es la mejor explicación de porqué Obama,
hoy sentado en el sillón de la Casa Blanca, ya se convirtió en el "heredero
forzoso" de la "guerra contraterrorista" de Bush a escala global.
Las firmas estadounidenses L-3 Communications y la filial de OSI, Rapiscan
Systems, así como American Science e Engineering (ASEI), están especialmente
involucradas en el negocio. Cuentan, además, con una ventaja dentro de su país:
19 aeropuertos norteamericanos están dotados ya con los llamados "escáneres del
desnudo" de última generación.
Sin embargo, el mercado dista mucho de estar saturado, teniendo en cuenta que el
número total de aeropuertos sólo en EEUU ronda los 500.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos creen que la decisión del
gobierno de EEUU de reforzar los controles de los viajeros procedentes de 14
países, en su mayoría islámicos, no serán eficaces y provocarán
discriminación.
El gobierno de Barack Obama anunció el domingo que someterá a los ciudadanos de
esas 14 nacionalidades que vuelen a EEUUa mayores controles en los aeropuertos,
incluido el registro exhaustivo y el uso de escáneres corporales.
Todos los ciudadanos de Afganistán, Arabia Saudita, Argelia, Líbano, Libia, Iraq,
Nigeria, Pakistán, Somalia y Yemen deberán someterse a esos cacheos y a una
revisión adicional de su equipaje de mano antes de abordar un avión
destinado a EEUU, anunciaron las autoridades.
Los ciudadanos de Cuba, Irán, Sudán y Siria, catalogados por Washington como
"estados patrocinadores del terrorismo", también deben cumplir con el mismo
requisito.
También en
Alemania la introducción de los escáneres corporales parece más próxima. El
grupo británico Smiths parece tener todas las de ganar en la demanda de
escáneres corporales.
Sus expertos en
seguridad se encuentran en Wiesbad (Alemania) en su filial alemana. Smiths
Heimann, el director de estrategias y comunicación promete que sus aparatos
detectarán cualquier objeto que se encuentre adosado al cuerpo de una persona,
ya sea un inofensivo teléfono móvil o un recipiente con explosivo líquido.
La policía responsable de la seguridad en los aeropuertos alemanes comprueba
actualmente si esos aparatos son tan infalibles como su fabricante asegura,
según la DPA.
Desde algo más de un año, los agentes de la academia policial en Lübeck examinan
exhaustivamente varios escáneres corporales, y el requisito para su uso en
aeropuertos es que, cuando se inspeccione con los aparatos los cuerpos de los
pasajeros, se evite escanear las partes íntimas. "A partir del resultado del
examen se elaborará un perfil de requisitos para la licitación de estos
aparatos", sostuvo la portavoz de la jefatura de la policía en Potsdam, Sandra
Pfeifer.
El negocio con los escáneres
corporales se precipitó en la última Navidad, cuando el joven nigeriano Umar Farouk
Abdulmutallab intentó sin éxito detonar una bomba en un avión con destino a Detroit en Amsterdam.
Durante el aterrizaje, trató de detonar la carga explosiva que llevaba cosida a
su ropa interior, pero fue rápidamente sometido por pasajeros que estaban
sentados en sitios cercanos cuando comprobaron que salía humo de entre sus ropas
y lo percibieron como una amenaza.
Abdulmutallab fue arrestado y sometido a juicio, y posteriormente los servicios de inteligencia estadounidenses determinaron que el joven
"tenía contactos con Yemen", un país señalado por EEUU "como nueva
base de Al Qaeda" y puesto en la mira de una posible operación militar del
Pentágono.
El incidente puso al descubierto el "fracaso" de los sofisticados sistemas de prevención de
atentados, y mostró que los detectores de metales que se
emplean en la actualidad para controlar a los pasajeros no son lo suficientemente
efectivos.
Este argumento sirvió de
justificación para que los aeropuertos y los cuerpos de seguridad de
todo el mundo comiencen a desembolsar multimillonarias sumas de dinero para
reforzar su equipamiento, en particular con el sistema de escáneres
corporales.
En un escenario de miedo por posibles
ataques terroristas (alimentado por la prensa y los gobiernos centrales) los
expertos del mercado estiman que los escáneres corporales terminarán por
imponerse como método de control, dado que, desde la pasada Navidad, las ventas
y cotizaciones en bolsas de los cuatro principales fabricantes vienen
experimentado un espectacular crecimiento.
Lo que demuestra, sin lugar a dudas,
que la "guerra contraterrorista" es antes que nada un formidable negocio
para las corporaciones económicas de EEUU y de las potencias centrales.