Informe
IAR Noticias/ Agencias
Irán acusó a Washington y Israel, de respaldar a Jundolá, un grupo rebelde suní
que se adjudicó la responsabilidad por las explosiones del jueves que
causaron la muerte de 42 personas y dejaron 306 heridos, incluyendo a varios
miembros de la Guardia Revolucionaria.
Según el
último balance anunciado este lunes por un responsable del poder judicial citado
por la agencia Fars, el atentado suicida en el sureste de Irán dejó como
resultado 42 personas muertas, entre ellas varios altos comandantes del
cuerpo de élite de los Guardianes de la Revolución.
Por otra parte, Irán denunció este domingo a Estados Unidos e Israel de ser los
autores intelectuales de los atentados terroristas que se han suscitado
en el sudeste de la nación islámica y la frontera de Pakistán, contra el cuerpo
de Guardianes de la revolución, siendo uno de los más sangrientos ataques en los
últimos años.
El presidente del Parlamento iraní, Ali Larijani, por su parte, acusó a Estados
Unidos del atentado y declaró que "consideramos que las últimas acciones
terroristas son producto de la acción de Estados Unidos y demuestran la
animosidad norteamericana contra nuestro país".
Igualmente, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del
Parlamento, Alaedín Borujerdi, acusó también a EE.UU. "de estar detrás de los
grupos terroristas, en particular del grupo (sunita Yundalá dirigido por
Abdulmalek) Righi".
Los
Guardianes de la Revolución iraní enviarán un documento a Pakistán emitido por
un servicio de inteligencia de Irán que demuestra que el grupo insurgente
Yundalá tiene una relación directa con los servicios de inteligencia
estadounidense, británico y paquistaní.
El general Mohamad Ali Jafari, jefe de los Guardianes de la Revolución, grupo de
seguridad iraní, declaró a la agencia de noticias ISNA que ""hoy recibimos una
nueva prueba de un servicio de inteligencia del país que demuestra que el
abominable grupo de Abdolmalek Righi tiene una relación directa con los
servicios de inteligencia norteamericano, británico y desgraciadamente
paquistaní".
Asimismo, agregó que "la República Islámica de Irán enviará en breve una misión
a Pakistán para mostrar esos nuevos documentos (Â…) y pedir su extradición" al
asegurar que "no cabe duda de que este individuo (Abdolmalek Righi) actuó por
orden de esos servicios".
"Jundolá ha sido apoyado por EEUU para sus actos terroristas en el pasado (...)
Estados Unidos afrontará las consecuencias negativas de tales medidas criminales
y salvajes", dijo Massud Jazayeri, segundo al mando del brazo ideológico de las
fuerzas armadas de Irán.
Jundolá se adjudicó la responsabilidad por el doble ataque contra una importante
mezquita chií en la ciudad de Zahedan y sostuvo que el atentado fue una
respuesta a la ejecución en junio de su líder, Abdolmalek Rigi.
Irán sostiene que Jundolá tiene vínculos con el grupo islámico suní Al Qaeda y
en el pasado ha acusado a Pakistán, Reino Unido y Estados Unidos de respaldar
al movimiento para generar inestabilidad en el sudeste mayormente chií de la
república islámica.
Según el jefe adjunto de la policía, Ahmad Reza Radan, citado por la agencia
Mehr, 40 personas fueron detenidas al día siguiente del atentado por "haber
provocado disturbios" en la ciudad de Zahedan, capital provincial de Sistán
Baluchistán.
"Los responsables de este crimen se entrenaron y equiparon en el exterior de
las fronteras y luego vinieron a Irán", declaró el viceministro del
Interior, Alí Abdolahi, en declaraciones difundidas este sábado por la página 'web'
de la televisión estatal.
"Este acto terrorista a ciegas fue perpetrado por mercenarios del 'mundo
arrogante', terminología con la que Teherán suele designar a las potencias
occidentales, afirmó.
"Aquellos que planificaron este crimen y equiparon a los que lo perpetraron
deben ser conscientes de que son considerados responsables", añadió Abdolahi,
quien exhortó a Afganistán y a Pakistán a "vigilar sus fronteras".
El ataque, que causó asimismo más de 250 heridos, fue cometido contra la
mezquita Jamia, en Zahedan. Lo reivindicó el grupo sunita extremista Yundalá,
que afirmó que iba dirigido contra los Guardianes de la Revolución, ejército
ideológico del régimen.
Los países occidentales, incluido Estados Unidos, condenaron el doble atentado,
pero el presidente del Parlamento iraní, el conservador Alí Larijani, acusó
directamente a Washington.
"Los estadounidenses deben responder de este acto terrorista en Sistán (Baluchistán).
No pueden eludirlo", dijo, según la página 'web' de la televisión estatal.
Mohammad
Hassan Rahimian, un enviado del líder supremo ayatolá Ali Khamenei, también
culpó a Washington por el ataque, dijo la agencia oficial de noticias IRNA.
"Los actos
terroristas de los sionistas tienen un cierto número de objetivos, entre ellos
el de generar divisiones entre los chiitas y los sunitas", declaró Najar,
citado por la agencia Isna. Añadió que los servicios de inteligencia y de
seguridad iraníes tienen "la situación en sus manos".
El guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, llamó a "los musulmanes
chiitas y sunitas a ser pacientes y a mantener la unidad", en un mensaje
dirigido a los habitantes de Sistán Baluchistán, informó la agencia Fars.
Teherán afirma con frecuencia que los servicios secretos estadounidenses,
israelíes, británicos y paquistaníes entrenan y equipan a Yundalá para
desestabilizar al gobierno iraní.
Este sábado, la muchedumbre se congregó en Zahedan para asistir a las exequias
de las víctimas.
"Los que cometieron estos actos terroristas no son ni chiitas ni sunitas",
se podía leer en una pancarta mientras la gente cantaba: "muerte a los
terroristas", según la agencia oficial Irna.
Los rebeldes de Yundalá son sunitas de la etnia baluche que luchan desde hace
una década contra el poder central.
Yundalá,
también llamado Movimiento de Resistencia del Pueblo Iraní, acusado de ser un
brazo de la CIA por Irán, fue creado en el año 2000, y dice luchar por los
"derechos de la minoría" sunita de Irán, país en el que el 90% de la
población es chiita, y contra la "discriminación del pueblo baluche".
Según algunos expertos, el grupo contaba un millar de miembros organizados en
pequeños grupos armados hacia el mes de febrero, cuando fue capturado su jefe,
Abdolmalek Righi, en una espectacular operación en la que fue desviado a Irán el
avión en el que viajaba.
Bajo el mando de Abdolmalek Righi, que dirigía el movimiento desde 2003, Yundalá
organizó en los últimos años atentados cada vez mayores, con un balance
de más de 150 muertos y centenares de heridos.