Chávez
pierde un importante capital político en momentos en que arranca su carrera
para buscar la reelección por otros seis años en el 2012, después de haber
ganado en el 2009 un referendo con un 55 por ciento de los votos, que le permite
competir por la presidencia tantas veces como quiera.
Aunque sigue siendo el líder político más popular del país, con un
respaldo de entre un 40-50 por ciento, su apoyo está lejos de los máximos por
encima del 70 por ciento que tenía tras lograr la reelección en el 2006.
Chávez se enfrenta ahora a una Asamblea con más de un tercio de diputados
opositores, nivel suficiente para bloquear las leyes orgánicas y el
nombramiento de otros poderes del Estado, como los magistrados del Tribunal
Supremo y la Fiscalía, así como las comisiones parlamentarias.
El 66,45%
de los 17 millones que estaban convocados a votar decidieron que Hugo Chávez
seguirá teniendo mayoría en el Parlamento, pero ya no el cheque en blanco
que durante los últimos cinco años le permitió legislar a su antojo.
La
oposición venezolana obtuvo el 52 % de los votos en las elecciones legislativas
del domingo. Pero por el sistema de representación, y tras un escrutinio de más
de ocho horas, la Comisión Nacional Electoral (CNE) confirmó que el presidente
Hugo Chávez logró 94 de los 165 escaños de la Asamblea Nacional que estaban en
disputa, con lo que perdió la mayoría absoluta.
Chávez que
había planteado una meta de 110 bancas, felicitó a sus seguidores por la
victoria y dijo vía su cuenta en Twitter que seguirá "fortaleciendo la
revolución".
Durante cinco años el oficialismo controló la mayoría del congreso a su
voluntad, después de que la oposición se retiró de lo comicios legislativos de
2005, alegando presuntas "irregularidades".
Antes del
anuncio de los resultados, el jefe del Estado, también a través de su cuenta en
Twitter, pidió a sus seguidores "aceptar los resultados" oficiales y los
convocó a celebrar en las cercanías del palacio de Gobierno, aunque al final él
mismo no apareció.
Sin
embargo, quienes sí se presentaron en la tarima montada cerca de la sede del
gobierno fueron los dirigentes del oficialista PSUV encabezados por Aristóbulo
Istúriz, su jefe de campaña.
Istúriz
reconoció que el PSUV no alcanzó la meta de los 110 diputados, que otorga
la mayoría calificada, pero resaltó que, sin embargo, el oficialismo obtuvo una
"victoria contundente" en la jornada electoral del domingo.
"Una
mayoría contundente, una victoria de verdad contundente, a lo mejor no vemos la
dimensión por la meta que teníamos, que era de 110 diputados que no ha sido
alcanzada aquí por ningún partido político", agregó Istúriz.
"Este
resultado nos reafirma como la primera fuerza política del país", añadió el
dirigente del PSUV chavista, que hizo un llamamiento a las fuerzas
"revolucionarias" a unirse "más que nunca, porque esta es una lucha larga, de
todos los días, una batalla que no termina".
Con 110 de
los 165 diputados, es decir dos tercios de la Asamblea Nacional, el PSUV
chavista habría podido aprobar sin dificultad leyes orgánicas y lanzar una
Asamblea Nacional Constituyente, así como nombrar, sin debate previo, a los
responsables del resto de poderes públicos, como la Fiscalía general, la
presidenta del Tribunal Supremo o el poder electoral.
Hoy sólo
puede conseguir esas metas negociando y consensuado con la oposición, situación
que no cierra con el perfil y el proyecto de poder de Chávez.
Primera señal
de Washington
La primera
señal de la reacción en EEUU fue lanzada por el Washington Post, uno de
los referentes periodísticos del poder que controla la Casa Blanca.
“A pesar
del dominio del régimen sobre los medios de comunicación y la junta electoral, y
de la mala manipulación que hizo de los distritos electorales, las fuerzas anti-Chávez
pueden capturar suficientes escaños para frenar sus iniciativas más radicales”,
señala el diario en su editorial.
El
editorial del Post sugiere que la perdida del control parlamentario total va
influir principalmente en la relación de Chávez con Irán que perturba "la
seguridad nacional de EEUU".
Citando información del ex secretario adjunto de Estados Unidos para América
Latina, Roger Noriega, el Post advierte que el gobierno del presidente Mahmoud
Ahmadineyad estaría utilizando territorio venezolano, en el Orinoco para
desarrollar su programa nuclear, el cual ha sido condenado por las potencias
occidentales.
Esta
semana Noriega reiteró -según el Post - durante una entrevista en la televisora
CNN en español que existen documentos provenientes del gobierno venezolano que
demuestran que el presidente Chávez tiene un programa nuclear con el Gobierno
de Irán.
Según el diario, el ex secretario adjunto manifestó que, según documentos
pertenecientes al Gobierno venezolano, existe un contrato entre éste y una
empresa iraní para minar un área ubicada al este de Venezuela donde hay uranio.