Nuevas réplicas sísmicas estremecieron el viernes el centro y sur de Chile, entre ellas
una de magnitud 6,6, lo que desató el pánico entre la población expuesta que
permanece en estado de alerta y de miedo generalizado.
Según describen las agencias
internacionales, el terror parece haberse apoderado de la mente de la
población que sigue expuesta a nuevas réplicas del terremoto que devastó
el país en la madrugada del sábado pasado.
Algunos observadores comparan a Chile
con las secuelas de pánico que deja un ataque terrorista sobre la
población.
En su definición clásica, terrorismo es el uso sistemático del terror con objetivos políticos o de control
y manipulación social.
Chile no padeció un ataque
terrorista, sino un terremoto, pero los efectos psicológicos, tienen curiosas similitudes en su impacto sobre la sociedad.
Según su definición más difundida, terror es el sentimiento de miedo en
su escala máxima. Si el miedo se define como esquema de supervivencia, se puede
inferir que el terror sobreviene cuando el miedo ha superado los controles del
cerebro y ya no puede pensarse racionalmente.
De acuerdo con una definición médica, en casos graves un cuadro de
terror puede llegar a inducir una parálisis completa del cuerpo, sudoración fría
o regresión a pensamientos de la infancia, y en casos mucho peores, producirse
incluso la muerte por paro cardíaco.
El autocontrol sobre los
pensamientos, miedos y remordimientos es esencial para no sentir terror, que
puede desembocar en pánico, aconsejan los especialistas.
Según la cadena BBC, pánico,
alucinaciones, depresión, insomnio e irritabilidad aquejan a la población desde
el sismo del sábado. Estos síntomas pueden ir acompañados de dolores y
contracturas musculares.
Además de los cientos de muertos y
los daños materiales millonarios, el terremoto de Chile dejó secuelas invisibles
entre quienes lo padecieron, señala la cadena británica.
El trastorno de pánico es el término médico utilizado para denominar
un estado en la que la persona afectada sufre repetidos ataques súbitos de terror en ausencia de estímulos externos que puedan desencadenarlos.
Los episodios frecuentes de terror acompañados de un fuerte estado de ansiedad
se denominan a su vez "ataques de pánico" o, en algunos casos, ataques de ansiedad o crisis
de ansiedad.
El pánico es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por episodios inesperados y repetidos
de intenso miedo acompañados por síntomas físicos que pueden incluir dolor en el
pecho, palpitaciones aceleradas del corazón, falta de aire, mareos, angustia o
molestia abdominal.
De acuerdo con los especialistas, este tipo de fenómenos tiene un impacto directo en la salud mental de las
personas, en grados que varían según la exposición y cercanía con el epicentro
del terremoto y la rapidez con que llegue la ayuda.
De acuerdo con la opinión del doctor Matías González, psiquiatra
del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, cuanto más cerca del epicentro, más probabilidad de presentar secuelas.
A este especialista le llegan pacientes con "alucinaciones, pérdida de la
capacidad de enjuiciar lo que pasa, crisis de angustia y pánico".
El psiquiatra recuerda en la BBC que en el terremoto de Turquía en 1999, de magnitud
similar, un 19% de los pacientes expuestos a esa situación desarrollaron
trastorno de estrés post traumático.
Esta afección consiste en "la re-experimentación de la vivencia con pensamiento
intrusivos como pesadillas, insomnio y flashbacks: recuerdos fotográficos de la
imagen más traumatizante".
Al médico le preocupa que las personas suelen refugiarse en el consumo de
sustancias, especialmente alcohol, y la automedicación.
En el trastorno de pánico -según la
descripción de especialistas- , los episodios sucesivos de terror aparecen
acompañados de cambios significativos en el comportamiento del individuo y de
una preocupación continua por que se produzcan nuevos ataques de pánico.
Se
pueden producir cambios en la vida del individuo que pueden conllevar a evitar
las situaciones o lugares temidos, a huir de los estímulos fóbicos, a apoyarse
excesivamente en personas o en sustancias y a intentar controlar a toda costa
las reacciones temidas.
Este viernes, y mientras el Gobierno trazaba planes de recuperación, en las zonas más golpeadas
muchos supervivientes seguían paralizados por el miedo seis días después de la
tragedia.
En Constitución, una de las localidades arrasadas por la fuerza de las olas,
mucha gente se niega a bajar de los cerros a los que corrieron en busca de
refugio.
Inicialmente el 95% de las personas presenta síntomas, que van desapareciendo
dentro de las primeras dos semanas,
señala el doctorGonzález ante la
BBC.
Hay un porcentaje –aproximadamente el 20%- que no logra sobreponerse al episodio
y desarrolla los llamados trastornos de estrés post traumático y trastorno
depresivo mayor, apunta el especialista.
Este sábado, el secretario general de
la ONU, Ban Ki Moon, visita Concepción, la zona más castigada por el terremoto
que hace una semana asoló a Chile.
Decenas de réplicas no han dejado en paz a la población y en el gobierno se
empiezan a notar grietas políticas y de descrédito.