El
Gobierno chileno envió el domingo unos 10.000 soldados a las regiones del centro
del país destrozadas por un potente seísmo y por varios maremotos, intentando
contener los saqueos de supermercados por supervivientes con hambre, sed y
desesperación.
La cifra de muertos causados por del terremoto de magnitud 8,8 que azotó Chile
en la madrugada del sábado llegó a 711, aunque según las autoridades
podría escalar a medida que llegan los datos de pueblos que fueron demolidos
o borrados del mapa por las olas.
"Estamos ante una catástrofe de magnitud impensable, que requerirá un
gigantesco esfuerzo'' de todos los chilenos dijo la presidenta en rueda de
prensa tras una reunión de más de seis horas con sus ministros y los generales
de las Fuerzas Armadas y policía.
"Hacemos un llamado a todas las autoridades, tanto civiles como militares y
privados, para ponerse a disposición en la colaboración de la multiplicidad de
tareas que se vienen por delante'', añadió.
El Gobierno chileno declaró el Estado Nacional de Catástrofe para las regiones
de Maule y Bío Bío. En esas zonas se desplegará al Ejército y otras fuerzas.
Además se ordenó la entrega gratuita de alimentos en la zona devastada el
sábado por un sismo de 8,8 grados. El anuncio llegó poco después de que cientos
de personas saquearan supermercados en las zonas devastadas por el sismo.
"Vamos a garantizar la entrega gratuita de todos los productos de primera
necesidad" en las zonas afectadas, dijo la mandataria al mostrar su preocupación
por la situación de saqueos, que se han presentado en la ciudad de
Concepción, 500 km al sur de Santiago, epicentro del terremoto.
Bachelet también señaló que en dos regiones del sur -Bio Bío y Maule- se declaró
el "estado de excepción de catástrofe" por 30 días con lo cual se busca
"garantizar el orden público y acelerar la entrega de ayuda". Para ello se
desplaza a la zona un contingente policial, aunque sin citar el número de
efectivos.
En tanto, nuevas réplicas que llegaron a alcanzar la magnitud de 5,4 en
la escala de Richter golpearon la zona central de Chile a última hora del
domingo, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus
siglas en inglés) en su página web.
En total, a lo largo de todo el día se registraron más de 40 réplicas del
seísmo de 8,8 grados que sacudió el país sudamericano la madrugada del
pasado sábado.
La
más grave de ellas alcanzó los 6,1 grados y afectó a la región de Maule a
primera hora de la mañana. En total, desde el primer terremoto las réplicas ya
superan el centenar.
Los temblores se sucedieron a lo largo de todo el día y a partir de las 19:00
hora local (23:00 hora peninsular en España) ocurrieron varias réplicas que
rondaron los 5 grados.
La
más fuerte de todas ellas, de 5,4 grados, ocurrió en Maule a las 22:10 hora
local, a una profundidad de 42,6 kilómetros. La ciudad más cercana al origen fue
Talca, a unos 30 kilómetros de distancia en dirección sur.
Tras el devastador sismo que sacudió
a los chilenos en la madrugada del sábado, las autoridades tuvieron que salir
varias veces a actualizar la cantidad de fallecidos.
Los
movimientos de las placas tectónicas -a una profundidad de 35 kilómetros en el
océano- provocaron además una serie de olas inmensas. Una de ellas golpeó la
isla de Robinson Crusoe, a 660 kilómetros de la costa chilena.
A medida
que avanzan las horas y las tareas de rescate, los expertos calculan que
aparecerán más cuerpos.
La destrucción en el centro de Chile
de edificios e infraestructura es brutal. El terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter puso a
temblar la tierra y desató un tsunami que afectó a los pueblos costeros y
ahora avanza por el Pacífico hacia Estados Unidos.
Según Sergio Barrientos, jefe científico del Instituto de Sismología de la
Universidad de Chile, el sismo tuvo "una intensidad unas 50 veces mayor que la
de Haití", ocurrido el 12 de enero pasado.
Al día
siguiente de uno de los terremotos más potentes de la historia, la industria del
cobre, espina dorsal de la economía chilena, reanudaba poco a poco sus
operaciones.
El mercado de valores tenía previsto operar el lunes, otra señal de que la
economía chilena, una de las más pujantes de la región, intenta sacudirse el
polvo de los escombros y ponerse de pie. Pero a medida que emergen detalles de
los destrozos es claro que el seísmo costará caro a Chile.
El domingo, atemorizadas, miles de personas se preparaban para pasar la segunda
noche a la intemperie en Concepción y Talca, otra ciudad duramente golpeada.
Algunos montaron tiendas de campaña en descampados, pero la mayoría se tumbaron
en colchones en las calles.
Gran parte del centro histórico de Talca, una localidad de 180.000 habitantes a
250 kilómetros al sur de Santiago, estaba destruido.
"No tenemos agua ni nada. Nadie se ha aparecido a entregar ayuda. Se necesita
más presencia policial para que se ordene esto. Hay mucha gente que está
robando", dijo a la agencia Reuters Ana, de 78 años, mientras hacia fila a las
afueras de un supermercado.
El despliegue de militares pareció contener los saqueos en Concepción,
mientras los bomberos continuaban buscando supervivientes entre los escombros de
los edificios. Concepción sigue sin servicios de agua ni de electricidad.
"Hay una situación muy compleja. La gente honesta está, yo creo, con una
sensación de indefensión gigantesca", dijo la alcaldesa Jacqueline van
Rysselberghe.
Santiago, menos castigada que otras ciudades, iba regresando paulatinamente el
domingo a la normalidad.
Las
autoridades ordenaron evacuar algunos edificios con daños estructurales serios,
como uno mostrado por la televisión que se hundió hasta 30 centímetros. Sus
habitantes agotaron los productos en los supermercados y las filas
delante de las gasolineras eran de varias calles.
En las costas, las olas gigantes que ocasionó el seísmo arrasaron con varias
localidades en Chile, como Constitución, donde las autoridades temían más de un
centenar de desaparecidos pero la televisión estatal calculaba 350 muertos sólo
en esa localidad.
El Gobierno dijo que una oficina de la Armada chilena, encargada de alertar de
posibles tsunamis, cometió un error de diagnóstico y no alertó a tiempo sobre
un maremoto que arrasó decenas de poblados costeros.
Los tsunamis también atravesaron el Pacífico y obligaron a evacuar poblaciones
costeras en Japón, que se preparó para lo peor aunque finalmente las olas no
superaron los 1,2 metros.
Las regiones de Maule, Bío-Bío, O'Higgins, Araucanía, Valparaíso y
Metropolitana, que concentran un 80 por ciento de la población del país, fueron
declaradas zona de desastre.
Chile está situado sobre una de las zonas más sísmicas del planeta.
Expertos del Servicio Geológico de Estados Unidos dijeron la solidez de sus
construcciones evitó que el terremoto, el quinto más fuerte de que se tenga
registro desde 1900, provocara aún más muertes, como ocurrió con el de enero en
la capital de Haití.
Eso sí, los daños podrían costar a Chile hasta 30.000 millones de dólares,
o casi el 15 por ciento de su Producto Interior Bruto, según Eqecat, una firma
que ayuda a las aseguradoras a delinear modelos de riesgo.