a
tragedia colectiva haitiana parece diseñada a la medida de los intereses
geopolíticos y económicos de EEUU y de las principales potencias que juegan un
"doble rol" ("acreedores" usurarios y "salvadores") en el proceso
de ayuda internacional al país devastado.
No se trata de una teoría
"conspirativa" sino de una dinámica de "aprovechamiento" estratégico
(perfectamente verificable a través de la información) que realizan EEUU y las
potencias centrales para sacar rédito económico y geopolítico del terremoto que
convirtió en escombros a la capital de Haití.
Tras
la catástrofe que convirtió en ruinas a Haití, voces internacionales se
levantaron para que los organismos internacionales (de la usura capitalista)
condonaran su deuda externa.
Mientras llueven los proyectos para la "reconstrucción de
Haití" (un nuevo negocio de bancos y
empresas trasnacionales que van intervenir en su realización y financiación),
crecen las presiones de organizaciones internacionales para que los acreedores
del país caribeño devastado cancelen sus deudas.
También se produjeron llamados a los "acreedores" para que no sólo se
cancelen las deudas, sino que también los intereses no se sigan
acumulando.
La
economía de Haití generó en 2009 un PIB nominal de solamente US$ 6.908 millones
y una renta per cápita de 772 dólares siendo la más pobre de
todo el continente americano y una de
las más desfavorecidas del mundo.
Haití es el país con menor PIB per cápita y uno de los más
desiguales del mundo. Su renta per
cápita es alrededor de una décima parte del producido de sus vecinos
El 70% de su población vive
bajo el umbral de pobreza, y un
75% de ella es dependiente de un sector de la agricultura y pesca organizado en
pequeñas y frágiles explotaciones que sólo permiten la subsistencia debido a la carencia y empobrecimiento del suelo disponible.
No
obstante esta realidad, el empobrecido país caribeño no se
salvó de la usura internacional capitalista
con los "créditos para el desarrollo", que solamente desarrollan los activos de
los bancos y de los acreedores que exprimen tasa de rentabilidad hasta de la
pobreza extrema.
Pero,
¿quiénes son los acreedores de Haití?
Un
informe aparecido en la cadena BBC señala que el "club de países acreedores",
está encabezado por EEUU, Canadá, Francia y el Reino Unido, entre otros.
También entre los "acreedores" de Haití se encuentran países
como Taiwán, pero también organismos internacionales y el llamado
Club de París, integrado por
19 naciones.
En
la lista también aparecen el Banco Interamericano de Desarrollo
con quien la deuda asciende a US$440 millones.
El otro gran acreedor bilateral es Taiwán,
con US$90 millones, de acuerdo a cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En
el marco de la conferencia que se realizó el lunes en Canadá para discutir los
primeros pasos en torno a la recuperación del país más pobre del hemisferio
occidental, Oxfam –una organización de caridad británica– urgió a los países
donantes a cancelar alrededor de US$900 millones de la deuda
externa de Haití.
El "plan Marshall"
El terremoto que devastó Haití causó
150.000 muertos sólo en la capital, dejó alrededor de un millón y medio de
personas sin hogar, y ya comenzó a generar la expectativa de un nuevo ciclo
de rentabilidad capitalista con la "reconstrucción" del empobrecido país.
Todo lo que se destruye hay que
"reconstruir", y todo lo que enferma hay que "curar", es la máxima
que sigue siempre el sistema capitalista para arrancar rentabilidad tanto de las
crisis económicas, como de las catástrofes, las epidemias y las guerras.
Y ese es el principio que guía a EEUU
y las potencias (los principales acreedores usurarios de la deuda haitiana) con
el multimillonario proyecto de "reconstrucción" de Haití, cuyo valor
de "inversión" está estimado en por lo menos un PBI completo del país
devastado.
El nuevo ciclo viene cobijado bajo un
plan de "reconstrucción de Haití" que se debate en el seno neoyorquino de
Naciones Unidas, con la participación del Banco Mundial y de otros organismos
financieros que gestionan (a través de "políticas para el desarrollo") todo el
negocio de la usura internacional con los países pobres.
Tras este objetivo (y aduciendo
objetivos "humanitarios) ministros y delegados de 20 países, además de
representantes de Naciones Unidas y el Banco Mundial, se reunieron para trazar
un plan global de reconstrucción del país caribeño.
Los medios especializados de EEUU y Europa (los líderes del proyecto) ya hablan
de un "Plan Marshall" para Haití, en referencia al programa que
reconstruyó a Europa luego de la Segunda Guerra Mundial.
Hay que recordar, que el Plan
Marshall (además de un formidable negocio para los bancos y megaempresas
europeas y estadounidenses) sirvió de impulso inicial para expandir y nivelar
las sociedad de consumo capitalista a escala global.
Fue el modulo experimental, la
primera muestra acabada, de como una catástrofe (en este caso la Segunda
Guerra Mundial) puede ser reciclada en unnuevo ciclo expansivo y ganancial del
sistema capitalista.
El mismo principio puede aplicarse a
la actual crisis económica global (catástrofe económica) que derivó en un
sideral macro negocio capitalista de la mano de los billonarios rescates de
bancos y empresas que terminaron alimentado una nueva "burbuja
financiera".
Paul Collier, un "pensador" bien rentado del sistema, autor del libro The Bottom
Billion, o "sobre cómo sacar de la pobreza a los más pobres del mundo", aseguró
que Haití tiene potencial como país.
Collier dijo que se precisan tres cosas para generar cambios en Haití: "Una
estrategia, mucho dinero y una estructura de decisión. Alguien que maneje todo
el asunto".
Bien, la UE y EEUU le hicieron caso,
y a través de sus agencias internacionales para el "desarrollo (sucursales y
gestoras de negocios de los bancos y empresas trasnacionales), y de
instituciones como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), entre otros, van a motorizar la "reconstrucción de Haití".
La "reestructuración" y
"recuperación" del sistema productivo y financiero del país destruido por
el sismo, se va a realizar -en última instancia- sobre la base de un nuevo
proceso de endeudamiento de Haití.
O sea que, la ayuda financiera
"humanitaria" va a devenir en un préstamo garantizado a futuro por la
puesta en marcha de la economía haitiana "renovada y con nuevas inversiones para
el desarrollo".
En términos concretos, la estrategia
de EEUU y de las potencias usurarias consiste en "perdonar" parte de la actual
deuda a Haití, recreando simultáneamente un nuevo proceso de endeudamiento
y de dependencia económica a partir del multimillonario flujo financiero que
demanda la "reconstrucción".
El cuento (y el negocio) de siempre,
montado sobre el escenario de una tragedia con más de 150.000 muertos en el país
más empobrecido de la tierra.