as
agencias y sus corresponsales coinciden este lunes en que
ya se están ejecutando los primeros linchamientos contra los
que acopian y especulan con el agua y la comida y el gobierno, la ONU y las
organizaciones internacionales temen un estallido social.
El hambre, la sed y la angustia de
las victimas (un tercio de la población, según la ONU)
generan desesperación social y alimentan una "olla a presión" de
violencia generalizada y sin límites que las autoridades locales advierten
en forma permanente.
El caos y la violencia callejera
desatados por todo Puerto Príncipe
generan el detonante y las condiciones para un estallido social
inminente.
"Los incidentes violentos y los
saqueos aumentan en Haití, al tiempo que crece la desesperación" de los
sobrevivientes. Con esas palabras sintetizó hoy el Comité Internacional de
la Cruz Roja (CICR) la situación que se vive en estas horas en Puerto Príncipe,
la capital de la devastada Haití, a seis días del terremoto
Según un corresponsal de Europa Press,
" En Puerto Príncipe se repitan con cada vez mayor frecuencia escenas
en las que algunos grupos se cuelan en comercios cerrados o almacenes y arrojan
desde el tejado todo tipo de mercancías".
"Cientos de jóvenes, muchos armados con barras de hierro o madera, y algunos con
cuchillos, ocuparon el domingo una importante avenida del centro de la ciudad y
forzaron la entrada de varios almacenes de la calle, ninguno de ellos de
comestibles", añade.
"Muchos de ellos -continúa el corresponsal- protagonizaron enfrentamientos a
golpes y empujones en plena calle por el reparto del botín, pero sin llegar a
utilizar sus armas, ante la mirada de numerosos fotógrafos".
Estos saqueos, según EFE, quedan en total impunidad, ya que las fuerzas de paz
de la ONU que recorren las calles capitalinas pasan por delante sin
intervenir, mientras que la policía haitiana dispara al aire sin éxito.
Aunque, según Radio Metropole, las autoridades mataron a dos saqueadores.
"Si se demora la llegada de alimentos y agua, en una semana
tenemos un levantamiento", advirtió ayer ante esta enviada Cossy Roosevelt,
del comité de ayuda a las víctimas del terremoto en Delmas 93, una de las vías
importantes de esta capital. Es un periodista haitiano que trata, con su
esfuerzo personal, recuperar un mínimo de acción colectiva para enfrentar el
caos.
La corresponsal relata que "
proliferan los síntomas que indican la inminencia de explosión social. Ayer en Cité Soleil, la barriada más pobre de las inmediaciones de
Puerto Príncipe, se
asistió a un episodio patético: los habitantes lincharon a un saqueador de
alimentos. Amarraron sus brazos delante de su cuerpo, lo ataron con dos cuerdas
y comenzaron a darle palos hasta matarlo. Luego lo arrastraron por encima de las
ruinas".
"Los brotes de violencia representan un problema de seguridad para
las tareas humanitarias", señaló el número dos del Comando Sur, P.K. Keen. Para
él es preciso "establecer un ambiente seguro para tener éxito con la
asistencia".
Viciado de inoperancia burocrática, y mientras Haití ya lleva seis
días de tragedia y de caos, recién este lunes se reúne el Consejo de Seguridad
de la ONU para tratar de coordinar la ayuda.
La ONU y su Consejo de
Seguridad (integrado por las cinco principales potencias mundiales), en
diversas reuniones la semana pasada, no consiguió acordar un plan global
de coordinación y distribución del rescate y de la ayuda humanitaria en Haití.
Los gobiernos y las
organizaciones internacionales, ante la ausencia de una planificación
organizada, envían ayuda alimentaria y medicamentos en forma individual que, por
ausencia de una autoridad distributiva, permanecen en su mayor
parte concentrados en el aeropuerto y sin llegar a las millones de víctimas que
se encuentran sin agua, sin comida y sin electricidad, en zonas desvastadas y con
principios de epidemia por los cadáveres en descomposición y sin enterrar.
El domingo
, el titular
de la ONU,titular Ban Ki-moon, aterrizó en el aeropuerto Toussaint Louverture,
custodiado y manejado desde el viernes por personal y soldados
estadounidenses.
El tular de la ONU
reconoció que la situación de caos "puede volverse
incontrolable", después de una reunión con el presidente René Preval donde
este le indicó que se había quedado sin sus ministros.
La falta de un plan
central y de coordinación hace que ni el gobierno haitiano, ni las potencias, ni
los gobiernos extranjeros, ni las organizaciones internacionales cuenten con
datos fidedignos sobre lo que está pasando en las distintas zonas del desastre
(estimación numérica de daños, muertos y víctimas a socorrer).
En toda la zona en catástrofe reinan
la improvisación y lafalta de acciones coordinadas.
Según la corresponsal de Clarín, "el
domingo, quinto día del desastre provocado por el temblor 7,3 de
la escala Richter, apenas se veían dos equipos profesionales operando en la zona
en búsqueda de vivos y muertos. En la Legislatura y en el Senado haitiano no se
veían rescatistas y sin embargo se sabe que bajo las ruinas de ambos edificios
quedaron enterrados centenas de personas, entre legisladores y funcionarios".
"Las cifras hablan por sí solas (señala): apenas se rescataron 70 personas con
vida desde el terremoto cuando las víctimas se cuentan por decenas de miles. Y
en esa situación sólo se vieron dos equipos de rescate en un recorrido de más de
3 horas por la zona".
Seis días después del terremoto que sembró la destrucción en
Haití, el primer ministro, Jean-Max Bellerive, afirmó o que ya se han
enterrado 70.000 cadáveres en fosas comunes, aunque estima que la cifra
total de fallecidos por la catástrofe podría llegar a 200.000.
Bellerive afirmó que hasta que los equipos de rescate no lleguen a
todas las zonas de la capital y sus alrededores, donde tuvo su epicentro el
terremoto, no se podrá ofrecer un recuento fiable de los fallecidos.
"Hasta que lleguemos a las zonas marginales, donde vive el grueso de la
población, no sabremos el número exacto", afirmó el primer ministro haitiano.
Además del estado de emergencia, que suspende varias
garantías constitucionales, el gobierno ha decretado un periodo de duelo
nacional de 30 días desde hoy y hasta el 17 de febrero.
Según Reuters, "
la
desesperación y la violencia aumentan en las calles de Haití, cinco días después
del terremoto, mientras la comunidad internacional lucha por frenar estos
problemas inmediatos y se plantea la reconstrucción a largo plazo".
La llegada de los camiones con paquetes de ayuda genera casi siempre tumultos y
caos. "Para nosotros, una distribución exitosa de alimentos o agua es aquella
en la que nadie sufre daños", dijo a la agencia el capitán Marco León Peña,
del contingente boliviano de la Misión de la ONU en Haití (Minustah).
Por esa razón, "nunca anunciamos el lugar donde vamos a repartir la comida para
evitar tumultos", agregó Peña.
A su vez, el Comando Sur de EEUU dijo que unos 2.200 marines con
equipo pesado para despejar escombros, ayuda médica y helicópteros, los que se
sumarán a los aproximadamente 5.000 marines estadounidenses que ya comienzan
a custodiar puntos estratégicos de la ciudad, entre ellos el aeropuerto y el
palacio presidencial
El objetivo es tener aproximadamente 10.000 efectivos militares estadounidenses
en el área para participar en la operación de seguridad y de rescate, informó el
portavoz del Comando Sur de EEUU, José Ruiz.
Además
de un portaaviones, barcos, aviones y submarinos con capacidad nuclear apostados
frente a Haití, EEUU planea
desembarcar varios contingentes de tropas especiales.
Como parte de esa
misión, una brigada de la poderosa
82 División Aerotransportada de EEUU
ya está en Puerto Príncipe y los marines norteamericanos ya tomaron el
control del aeropuerto, un área desde donde se distribuye la (poca ayuda)
ayuda humanitaria a todas las zonas devastadas.
En resumen, EEUU ya
empieza a poner bajo su control los dos elementos claves de a zona
de catástrofe: La seguridad militar y el centro de las decisiones en las
operaciones de ayuda y rescate.