Un posible rescate de Madrid
saldría mucho más caro que el de Atenas; ¿podrá capear la tormenta?.
Por Stephen Fidler - The Wall Street Journal
Grecia desató la crisis que aflige a la zona euro. España, sin embargo, es
el país que podría determinar la supervivencia de la moneda común.
La cuarta mayor economía de la zona euro tiene una tasa de desempleo de 19%, una
deuda alta y un gigantesco déficit fiscal. El Producto Interno Bruto se contrajo
3,6% en 2009 y se espera que vuelva a caer este año en lo que constituiría la
recesión más profunda y prolongada del país en medio siglo.
En el centro de la crisis se encuentran millones de españoles como Olga Espejo.
Esta mujer de 41 años perdió su puesto de empleada administrativa en un
laboratorio en Madrid, luego encontró un empleo temporal como reemplazo de una
persona con licencia médica. El trabajo se eliminó cuando la persona a la que
sustituía falleció. Su esposo y su hermana, quien vive cerca, también fueron
despedidos, con lo que pasaron a engrosar las estadísticas según las cuales uno
de cada nueve españoles perdieron su empleo en los últimos dos años.
Cada uno recibe un pago por desempleo de 1.000 euros al mes, unos US$1.350,
parte del generoso paquete de gasto social que el gobierno ha prometido no
recortar. Pero los cheques de Espejo dejarán de llegar en julio y los de su
esposo en mayo. "¿Qué perspectiva tenemos cualquiera de nosotros?", pregunta
Espejo.
Es una cuestión que se plantean toda España y el resto de la zona euro, en
momentos en que el continente afronta su mayor crisis financiera desde el
nacimiento del euro en 1999.
El problema es que, gracias a su pertenencia a la zona euro, España no puede
recurrir a la herramienta más tradicional para sanar su economía.
El país no puede devaluar su moneda para aumentar el atractivo de sus
exportaciones y sus destinos turísticos porque usa el euro, que está ligado a la
gigantesca y competitiva economía alemana. Madrid tampoco puede reducir las
tasas de interés ni imprimir dinero, porque esas decisiones las toma en
Fráncfort el Banco Central Europeo (BCE).
España podría tratar de estimular la economía mediante recortes de impuestos y
aumentos del gasto gubernamental. Pero el gobierno ya implementó un sustancial
paquete de estímulo que, de paso, elevó el déficit fiscal a 11,4% del PIB.
Ahora, Madrid tiene que colocar más bonos para recaudar capital fresco. Los
posibles compradores, asustados por la perspectiva de un incumplimiento de la
deuda soberana griega, ya han exigido tasas de interés más altas.