Por
Manuel Freytas
(*)
manuefreytas@iarnoticias.com
Moscú "nucleariza" la guerra fría
A
sí como Washington esta semana (a
través de su "Revisión de
Defensa Cuatrienal 2010"), identificó al "terrorismo" y a Irán (el aliado
clave de Pekín y Moscú) como las principales amenazas a la "seguridad
global", Rusia identificó la
expansión de la OTAN (alianza EEUU-Europa) como una de las principales
amenazas a su seguridad nacional.
Pero Moscú fue más allá: En una
reafirmación doctrinaria de su poderío militar reivindicó el derecho de Rusia
a utilizar armas nucleares si la existencia del país está en peligro.
La fuerza nuclear de Rusia (la
segunda potencia militar detrás de EEUU) está compuesta por sistemas de misiles
balísticos, submarinos nucleares equipados con misiles balísticos y bombarderos
estratégicos con bombas atómicas y misiles de crucero capaces de transportar
cabezas nucleares a cualquier lugar del planeta.
En agosto de 2007, Rusia anunció la
puesta en marcha de un sistema defensivo aeroespacial sin parangón en el
mundo, con el S-400, capaz de derribar de manera simultánea 12 objetivos aéreos
de cualquier tipo desde una altura de 10 metros hasta los 30 kilómetros.
Utilizando como herramientas
estratégicas al petróleo y al desarrollo armamentista, Rusia (con Vladimir
Putin como motor) continuó relanzándose como la gran potencia nuclear del siglo
XXI en abierta competencia con EEUU y sus socios de la Unión Europea.
De acuerdo con su nueva doctrina,
Rusia seguirá desarrollando y modernizando su aparato militar-nuclear y
aumentando su capacidad para superar los sistemas antimisiles y la capacidad
nuclear de cualquier enemigo que amenace su supervivencia futura.
La nueva hipótesis de conflicto
militar rusa, que ya fue aprobada por el presidente ruso, Dimitri Medvedev,
identifica la expansión de la OTAN hacia Europa del Este (los ex espacios
soviéticos) y la instalación del escudo antimisiles de EEUU en Europa, como
los principales riesgos para su seguridad nacional.
El texto del documento dice que una
de las "principales amenazas de guerra" proviene de la expansión de la
OTAN hacia las fronteras de Rusia. Como punto complementario alude a la
proliferación de armas de destrucción masiva y Estados regionales con armas
nucleares. Más precisamente, "la creación y el despliegue de
sistemas antimisiles estratégicos que socavan la estabilidad global", en
relación con el sistema proyectado para Polonia y República Checa, y el más
reciente, de instalar un escudo nuclear.
A la vez, Moscú
rechazó la petición para
que retire sus misiles nucleares tácticos de las fronteras con la Unión
Europea (UE), en el enclave báltico ruso de Kaliningrado y la península de Kola,
entre los mares Blanco y de Barents.
Dmitri Rogozin, embajador ruso ante
la OTAN, criticó el viernes el proyecto de EEUU en Rumania según el cual planea
emplazar misiles interceptores en este territorio y vaticinó que los
nuevos planes de Washington afectarán "directamente" a las negociaciones
de desarme nuclear en marcha entre los dos países.
Por su parte, el Estado Mayor de la Armada rusa anunció que, si el Pentágono
continúa con el despliegue de su sistema antimisiles, Moscú reforzará con unidades
nucleares su poderosa Flota en el Mar Negro
El martes, Vladimir Putin (el poder
detrás de Medvedev) solicitó a EEUU que entregue a Rusia todos los datos
sobre su sistema de defensa antimisiles (DAM), y advirtió que los sistemas
defensivos en Europa podrían afectar al desarrollo de las conversaciones
entre las dos potencias sobre el nuevo tratado de reducción de las armas
nucleares estratégicas (START).
En conferencia de prensa, Putin anunció que Rusia "seguirá desarrollando las
armas ofensivas" a fin de mantener "el equilibrio estratégico" con EEUU, que
(a diferencia de Rusia), está ampliando su sistema de defensa antimisiles en
Europa.
De esta manera, y en el contexto de
una renovación (por ahora congelada) del tratado nuclear con EEUU, Rusia decidió
"nuclearizar" la guerra fría (por áreas de influencia) con EEUU en una
reafirmación clara de su poderío militar y planteando un nuevo desafío a la
hegemonía USA-UE-OTAN en los espacios euroasiáticos.
El "Gran Juego"
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Mapa del oleoducto BTC: por él pasa
la mayor parte de crudo que produce la región. |
En el tablero del "Gran Juego"
geopolítico y militar mundial hay dos conflictos estratégicos que (por razones
de sus alineamientos e influencia global) se resumen en "uno solo" y
pueden hacer estallar el planeta en un desenlace militar: A) La guerra
fría EEUU-Rusia, y B) la guerra fría EEUU-China.
En el terreno geoeconómico, la razón
central de las disputa son las fuentes y las rutas de la energía y del petróleo,
y las alianzas por el control de los mercados.
Rusia y China (en planos separados)
disputan con EEUU y la Unión Europea una guerra por áreas de influencia
económica y conquista de mercados que se extiende por Asia, Medio Oriente,
África y América Latina.
Los factores detonantes bélicos,
que convierten a estos dos frentes de conflicto en UNO SOLO, son Irán y el
conflicto del mundo islámico con Israel (la mecha de encendido hacia cualquier
desenlace militar futuro).
Debajo de este centro gravitante
(el ombligo de la tercera guerra mundial) se ubican, a modo de emergente
encadenado, todos los conflictos (militares, políticos o económicos) que se
suscitan y están activos en Asia, Africa, Europa y América Latina.
Este es el punto central para
entender ordenada y lógicamente los últimos movimientos de piezas que está
realizando EEUU, tanto en el espacio ruso como en el espacio chino.
Además, en la agenda militar y
geopolítica del espacio asiático Pekín, igual que Rusia, se sitúa en las
antípodas del proyecto estratégico del eje EEUU-UE que militarizó la región
euroasiática para desestabilizar las redes energéticas de Rusia, de las cuales
China es la principal beneficiaria.
Las estrategias de EEUU y de la
OTAN, tanto con Rusia como con China son convergentes:
Desestabilizar permantemente el ex espacio soviético en Eurasia
(golpes "naranja", expansión de la OTAN y copamiento de mercados y
gobiernos), y balcanización del espacio chino con operaciones secesionistas
en Taiwán con la amenaza de militarización, en Xianjiang con el "terrorismo
islámico" y en el Tíbet con los monjes budistas del Dalai Lama.
En ambos espacios (el ruso y el
chino) la expansión militar y la guerra psicológica mediática del eje
"occidental" USA-UE son ejercidas como medio de presión en la guerra por los
mercados y los recursos estratégicos, principalmente energéticos.
En lo geoeconómico, se trata de
una guerra por el control de las redes de oleoductos (corredores energéticos)
euroasiáticos donde China juega su supervivencia al lado de Rusia.
Los lineamientos del "nuevo
orden mundial" construido sobre la base del control de mercados y recursos
estratégicos es, fundamentalmente, un orden creado para que las trasnacionales,
los bancos, las petroleras y la armamentistas capitalistas, hagan "negocios".
Moscú y Pekín, desafiando la
hegemonía europeo-estadounidense, trazaron acuerdos militares estratégicos
y consolidaron un bloque militar y económico común en Asia, en abierto reto a la
OTAN.
En ese juego, el "Gran Juego",
Moscú y Pekin mueven sus propias piezas en el teatro de operaciones de la guerra
intercapitalista por áreas de influencia que se disputa (en distintos niveles
operativos) desde Eurasia y los ex espacios soviéticos hasta el Medio Oriente.
Y el Kremlin (en el centro del
escenario de la guerra fría) sabe que sólo cuenta con dos aliados estratégicos:
Irán y China.
La estrategia de Moscú
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Mapa de la región del Cáucaso. |
En agosto de 2008, las tropas
georgianas atacaron a Osetia del Sur, y Rusia se vio obligada a intervenir con
unidades militares para defender a la población suroseta, gran parte de la cual
tiene ciudadanía rusa.
Durante el conflicto armado de tres
semanas Moscú realizó cinco movidas claves: Pulverizó al Ejército de Georgia
entrenado y armado por EEUU, se posicionó en el control de las áreas
estratégicas de la región (principalmente del oleoducto BTC, un enclave
energético de las petroleras anglo-estadounidenses), rompió virtualmente
"relaciones" con la OTAN, dividió la ONU boicoteando todos los
proyectos de resolución en su contra, y a inicios de septiembre de 2008
reconoció la independencia de las provincias separatistas de Abjasia y Osetia
del Sur que permanecían presionadas por el tutelaje del gobierno de Georgia,
títere desembozado de la OTAN y del eje "occidental" en el Cáucaso.
Putin y Medvedev, luego de
posicionarse militarmente con el control de Georgia, y de comprobar la
lentitud de reflejos del decadente Imperio capitalista "occidental" referenciado
en el eje USA-UE, vivieron el conflicto como una victoria en la disputa por el
control del Cáucaso.
En el actual escenario de crisis
económica mundial, un reposicionamiento de la OTAN y de la flota rusa en el Mar
Negro, ponen de relieve nuevamente el papel estratégico de la zona en el gran
tablero internacional.
Pero la ofensiva rusa no
se terminó en el Cáucaso: El Kremlin (en una inagotable capacidad de
movidas tácticas) se proyectó hacia adelante y lanzó un desafío militar a
Washington en su propio patio trasero, impensable antes de la
resolución del conflicto en el Cáucaso.
Con Chávez como punta de lanza, Moscú anunció, luego de la guerra del
Cáucaso, los ejercicios navales conjuntos que realizó con
Venezuela en el Mar Caribe a fines de 2008, que los analistas interpretaron como el principio de
un escenario de "guerra fría" en América Latina.
El aterrizaje previo de dos bombarderos
nucleares rusos en Venezuela, fue interpretado como una respuesta del Kremlin
a la "nuclearización" del ex espacio
soviético en Europa del
Este iniciado con el acuerdo de EEUU y Polonia para instalar un escudo
nuclear que amenaza la seguridad de Rusia.
En el presente, EEUU volvió a la
carga con una triple ofensiva: Reinstalación de su proyecto de escudo
nuclear en Europa del este, nueva expansión militar de la OTAN en el Cáucaso y
en el espacio euroasiático, y la reciente intervención militar en China con la
venta de armas a Taiwán.
Rápido de reflejos, Moscú
contraatacó esta semana elevando la apuesta con una advertencia nuclear.