El
"golpe encubierto"
Y las preguntas se multiplicaban.
¿Estaba EEUU detrás del golpe? ¿La Casa Blanca con Correa, y el Pentágono con
los golpistas? ¿Washington unido para terminar con el presidente izquierdista?
La aparición, con un claro apoyo a los
policías
sublevados, del ex presidente Lucio Gutiérrez, alentó las
versiones de una mano negra del Pentágono y de los sectores conservadores
en la operación que se estaba cocinando con el correr de las horas y la detención
de Correa.
De cualquier manera, habían dos
operaciones cruzadas: Por un lado el gobierno tratando de sacar rédito
político de la confusa detención de Correa en el hospital militar, y por otro
las acciones políticas subterráneas para convertir el episodio en una
serie de acontecimientos que pudiesen derivar en el debilitamiento o la destitución
de Correa.
A eso de las cinco de la tarde en
Ecuador comenzó, entre los que manejan información clasificada, a correr la
versión de una plan de "golpe encubierto" que venía montado en la confusa
situación de secuestro no reconocido por los captores, que padecía el presidente
Correa.
Según la especie, sectores de la
oposición, con Lucio Gutiérrez como pivote, alentaban el plan de mantener
secuestrado a Correa, sin ningún pronunciamiento, dejando que transcurriesen las
horas y que el presidente y el gobierno comenzaran a sufrir un desgaste mientras
Ecuador ingresaba a un "vacío de poder".
La idea, según la versión, era
precipitar negociaciones de emergencia para reducirle el poder a Correa,
cerrando el Parlamento y llamando a elecciones anticipadas, que incluían
desde la permanencia del presidente debilitado en su puesto, hasta su
derrocamiento por vías institucionales.
Los conspiradores supuestamente
jugaban una carta: que ni el Ejército ni la policía leal iban a reprimir a
los amotinados ni a intentar operaciones para rescatarlo. Lo que indicaría,
según la versión, de que el Pentágono y la estación local de la CIA estaban en
la maniobra.
Las palabras del jefe del Ejército
ecuatoriano adelantando que el conflicto debería "resolverse entre
ecuatorianos" y sin hechos de violencia reafirmaron a quienes hablaban del
plan golpista encubierto y sin represión.
A eso de las 22 horas del jueves en
Ecuador, se respiraba la sensación de que Correa se había metido solo en una
ratonera y que su secuestro, no reivindicado por nadie, iba para largo,
mientras se daban las condiciones para la operación política con su destitución.
Pero algo no le cerraba a los
especialistas.
Nada indicaba que Correa hubiese
sido aislado en un área protegida militarmente por los sublevados, sino que
se mantenía en una habitación rodeado por sus custodias, y la única línea
demarcatoria de su secuestro era el cerco que habían establecido los sublevados
afuera y adentro del hospital.
Esto, según los expertos, pone en
evidencia que no hubo una acción militar planificada desde arriba, sino una
improvisación sobre la marcha. Lo que empezaba a poner en duda la
participación de la CIA en la operación.
Otro punto que no estaba claro era el
ingreso de las fuerzas especiales leales al hospital.
¿Una operación de engaño? ¿Fuerzas
leales haciéndose pasar por golpistas, y luego actuando para
salvar a Correa? Este punto permanece en la nebulosa.
Y plantea en sí misma una conclusión
inevitable. Si el Pentágono y la CIA (controladores del aparato militar, de
inteligencia y de seguridad de Ecuador) estuvieran en el "golpe encubierto"
contra Correa, esas fuerzas especiales no hubieran actuado para rescatar a
Correa.
Y para los especialistas, queda claro
que esta vez el Pentágono, o un sector importante del mismo, no jugó con los
conspiradores, sino para restaurar la permanencia del gobierno de
Correa.
Y también queda claro que si la CIA
hubiese intervenido en la operación del secuestro presidencial, habría
tomado todas los resguardos de aislamiento y protección del prisionero.
En conclusión, según los
especialistas, solo quedan dos alternativas:
A) Que los golpistas solamente hayan
actuado y desarrollado el plan con elementos sublevados policíacos locales sin ninguna experiencia en operaciones especiales.
B) Que el Pentágono y la CIA se hayan
plegado al golpe y luego dieran marcha atrás, o que directamente hubieran
hecho una operación de engaño para rescatar a Correa casi sin resistencia.
Como sintetizó gráficamente un
comentarista:"Si la CIA y el Pentágono hubieran estado detrás, Correa no sale
vivo".
En resumen,
Un error marketinero de Correa, una operación de aprovechamiento a dos puntas,
con un plan de "golpe encubierto" detrás. Una prolija operación de
rescate militar del presidente. Y Correa, fortificado y exultante, perpetuándose
en el sillón del poder con un discurso ganador en el balcón presidencial.
Y nada de eso hubiera ocurrido si la
CIA y el Pentágono hubieran estado firmes detrás del golpe para derrocarlo.
Correa salió al balcón, porque el
Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA así lo quisieron.
Los expertos saben que hay suficiente
experiencia estadística en América Latina para pensar lo contrario.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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