En una decisión que modificó el
escenario de un posible ataque USA-israelí a Irán, el presidente ruso,
Dmitri Medvédev, prohibió la semana pasada por decreto el suministro a Teherán
del sistema de misiles S-300, un arma clave para su defensa.
Los misiles S-300 podrían
neutralizar el accionar de los cazas y bombarderos judeo-estadounidenses en
un hipotético raid contra las usinas nucleares y las instalaciones militares de
Irán.
Irán es una pieza clave en el
escenario geopolítico militar de la guerra fría intercapitalista por la energía.
los mercados y los recursos estratégicos que disputan en forma encubierta el eje
Rusia-China con el eje EEUU-UE.
Rusia y China (en planos separados)
disputan con EEUU y la Unión Europea una guerra por áreas de influencia
económica y conquista de mercados que se extiende por Asia, Medio Oriente,
África y América Latina.
Estos dos frentes de conflicto,
resumidos en un solo, resumen y vinculan todos los conflictos (latentes
o activados) de Asia, África, Medio Oriente y Europa del Este.
Debajo de este centro gravitante
(el ombligo de la tercera guerra mundial) se ubican, a modo de emergente
encadenado, todos los conflictos (militares, políticos o económicos) que se
suscitan y están activos en Asia, Africa, Europa y América Latina.
Este es el punto central para
entender ordenada y lógicamente los últimos movimientos de piezas que está
realizando EEUU, tanto en el espacio ruso como en el espacio chino.
Los factores detonantes que
convierten a estos dos frentes de conflicto en uno solo, son Irán y el conflicto
del mundo islámico con Israel (la mecha de encendido hacia cualquier desenlace
militar futuro).
En el terreno geoeconómico, la razón
central de las disputa son las fuentes y las rutas de la energía y del
petróleo, y las alianzas por el control de los mercados.
Señales en Teherán
El contrato de suministro de misiles
antiaéreos S-300 a Irán fue suscrito a finales de 2007. Rusia debía entregar
cinco unidades del sistema S-300PMU-1 por un total de $800 millones.
El 22 de septiembre de 2010, el presidente ruso Dmitri Medvédev firmó un decreto
que prohíbe, en particular, suministrar a Irán misiles S-300, equipos blindados,
aviones de combate y buques de guerra en cumplimiento de la resolución 1929 de
la ONU.
El martes, el portavoz del Ministerio
iraní del Exterior, Ramin Mehmanparast, señaló que Rusia debe cumplir con el
compromiso contractual de la venta de misiles S-300, según la agencia
oficial de noticias IRNA.
La negativa de Rusia a suministrar
misiles antiaéreos S-300 a Irán demuestra que Moscú participa en los juegos
políticos de Washington, dijo este jueves el portavoz del Ministerio iraní de
Asuntos Exteriores, Ramin Mehmanparast.
"La negativa significa que Moscú está participando en los juegos políticos de
Washington. Rusia ha suspendido la entrega de los misiles en virtud de la
resolución 1929 del Consejo de Seguridad de la ONU, una resolución ilegítima e
injusta que, además, no establece restricciones para los suministros de
armamento defensivo", dijo Mehmanparast citado por la agencia oficial IRNA.
El contrato de suministro de misiles
antiaéreos S-300 a Irán fue suscrito a finales de 2007. Rusia debía entregar
cinco unidades del sistema S-300PMU-1 por un total de US$800 millones.
El sistema de misiles antiaéreos
S-300 de alcance medio se considera hoy el más eficaz para proteger centros
industriales, bases militares y puestos de mando de ataques de misiles de todo
tipo, incluidos misiles balísticos.
El S-300, en su modificación más reciente, es capaz de abatir aviones a
distancias de hasta 150 km y alturas de hasta 27 km. Según expertos, el sistema
ruso supera por sus principales características el sistema estadounidense
Patriot desplegado en varios países incluido Israel.
El 22 de septiembre de 2010, el presidente ruso Dmitri Medvédev firmó un decreto
que prohíbe, en particular, suministrar a Irán misiles S-300, equipos blindados,
aviones de combate y buques de guerra en cumplimiento de la resolución 1929 de
la ONU.
El ministro iraní de Defensa, Ahmad Vahidi, señaló el lunes pasado que Moscú
ha "socavado la confianza de Irán hacia Rusia" y que la negativa a
suministrar los S-300 evidencia la "incapacidad de Rusia de ser independiente en
la solución de asuntos tan sencillos".
Desde la
semana pasada, desde Teherán están partiendo señales indicativas de que el
régimen de los ayatolas va a ir levantando gradualmente la puntería para
presionar a Moscú a que cumpla con sus acuerdos militares, más allá de la
presión ejercida por la UE e Israel.
Irán y el "gran juego"
Irán es una pieza clave del
"Gran Juego", y mueve sus propias
piezas en el teatro de operaciones de la guerra intercapitalista encubierta por
áreas de influencia que se disputa (en distintos niveles operativos) desde
Eurasia y los ex espacios soviéticos hasta el Medio Oriente.
La importancia estratégica de Irán,
en el tablero de la guerra fría intercapitalista se da por dos razones
principales:
A) La nación islámica conforma
una llave estratégica para el dominio y control militar del llamado
"triángulo petrolero" (Mar Negro-Mar Caspio-Golfo Pérsico), donde se concentra
más del 70% la producción petrolera y gasífera mundial, un elemento clave para
la supervivencia futura de las potencias capitalistas del eje USA-UE.
B) Irán, que controla el Estrecho de
Ormuz, por donde pasa el 40% de la producción mundial petrolera, además -con su
posibilidad de tener un bomba nuclear- pone en peligro la supervivencia del
Estado de Israel y la supremacía del control económico, geopolítico y
militar estratégico del poder imperial USA-UE en la decisiva región del Medio
Oriente y del Golfo Pérsico.
Así como Rusia representa para el eje
USA-UE la "barrera" geopolítica y militar a vencer para la conquista de Eurasia
y de sus recursos energéticos (vitales para la supervivencia futura del eje
USA-UE), Irán es la piedra que hay que remover para complementar el
control sobre las rutas y las reservas energéticas del Medio Oriente.
Por lo tanto, y desde el punto de
vista de intereses estratégicos concretos, Irán juega un papel central en la
relación de fuerzas que a escala mundial definen el marco de la guerra fría por
la energía, los mercados y los recursos estratégicos del planeta.
Rusia
(tanto como China) necesitan de Teherán, tanto como el régimen de los ayatolas
necesita de Moscú para
sobrevivir en su cruzada de reconversión en potencia nuclear.
Una situación que es rechazada,
paradojalmente, tanto por el eje USA-UE como por el eje Rusia-China que la
ultima resolución del Consejo de Seguridad votó las sanciones contra el
programa nuclear iraní en sintonía con EEUU, Francia y Reino Unido.
En este marco, y a pesar del carácter
estratégico de sus alianzas en lo comercial y militar, la relación Moscú-Teherán
va de mal en peor.
La sesgada diplomacia rusa
"multinegociadora" siembra de dificultades y de escollos el camino del
régimen de los ayatolas, acorralado no solamente por el eje USA-UE-Israel sino
también por el intrincado laberinto de la política exterior de sus aliados.
Rusia y China, en sus constantes
juegos de ida y vuelta con EEUU, complican permanentemente la piezas del frente
iraní, y sus escarceos de "una de cal y otra de arena" en el Consejo de
Seguridad de la ONU dejan continuamente a Teherán pedaleando en el vacío.
La decisión del Kremlin de romper el
contrato de entrega de los misiles S-300, vitales para la autodefensa iraní,
terminó de desacomodar el tablero bilateral.
Y los ayatolas, como sostienen esta
semana algunos expertos rusos, se aprestan a jugar su capacidad de presión
contra Moscú. Que no es poca cosa.
Y las señales indican que Teherán
está resuelto a jugar su peso estratégico en el tablero de la guerra fría
intercapitalista por la energía y los recursos estratégicos, donde Moscú tiene
que mucho que perder sin la nación islámica como ladero.
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador,
analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación
estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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